Los Polivoces: el show que cambió el humor en la TV mexicana y el misterio de su separación en la cumbre

El famoso dúo se separó a finales de la década de los setenta, pero marcó un hito en la comedia mexicana

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Los Polivoces fue un dúo de comediantes mexicanos integrado por Enrique Cuenca y Eduardo Manzano. (POLIVOCES - MEXICO - TV - AGALLON)
Los Polivoces fue un dúo de comediantes mexicanos integrado por Enrique Cuenca y Eduardo Manzano. (POLIVOCES - MEXICO - TV - AGALLON)

Los Polivoces fue un famoso dúo cómico, ícono de la comedia mexicana durante la década de los 70. Estaba integrado por Enrique Cuenca y Eduardo Manzano, ambos nacidos en la Ciudad de México. Sus personajes, así como sus imitaciones arrancaron miles de carcajadas al público mexicano, lo que los llevó a ser una de las parejas más importantes del medio.

El prefijo de su nombre es una palabra griega, “poli”, que significa “muchas” y unido a “voces” refleja su innegable talento, pues fueron conocidos por crear e interpretar diversos personajes e incluso imitar a la perfección a grandes celebridades.

Enrique Cuenca nació el 2 de octubre de 1940 en la capital de México y desde muy pequeño resaltó por su carácter alegre y bromista. En 1959, después de trabajar por un tiempo en la cadena Sears en el área de decoración, Cuenca participó en un concurso de comedia llamado “La hora del imitador”, transmitido por el Canal 4, hoy en día Foro TV.

Fue el personaje “El Mocosón” el que llamó la atención del público y de los jueces, quienes le otorgaron el primer lugar del certamen. Sin embargo, Cuenca se dio cuenta que había un empate, pues otro hombre también había destacado por su presentación. Su nombre era Eduardo Manzano, la persona con quien no sólo compartió su primer triunfo, sino toda su carrera profesional.

Video: Los Polivoces / TV.

Eduardo, el mayor de dos hermanos, nació un 18 de julio de 1938 en el barrio Guerrero en el corazón de la urbe mexicana. Manzano heredó de su madre doña Celia Balderas el gusto por el canto, y al poco tiempo ya era un experto en el manejo de la voz.

Cuando coincidió con Cuenca, Eduardo se encontraba estudiando Ingeniería Electrónica en el Instituto Politécnico Nacional (IPN), que se encontraba en huelga. La afición de Manzano nació a raíz de escuchar al compositor José Ángel Espinoza, mejor conocido como “Ferrusquilla, el hombre de las mil voces” en una radio que padre le había regalado.

Fue así como la suerte unió a los comediantes, quienes habían vivido vidas completamente diferentes pero con un factor en común: la pasión por la risa. A pesar de que las puertas permanecieron cerradas para los dos, finalmente lograron incursionar en un teatro llamado “El Pistache”, conocido así por su poca asistencia y “por salado”.

Su primera presentación fue una un sketch y una imitación del grupo musical chileno “Los Cuatro Hermanos Silva” para abrir una presentación de The Platters. Su éxito fue tal que el público no los permitió dejar el escenario.

Salvador Varela les dio la oportunidad de incursionar en la televisión en el programa Tiempos y contrastes, donde innovaron el mundo de la comedia: combinaron la ventriloquia con la creación de personajes que demostraban una inteligencia y originalidad como ninguna otra.

POLIVOCES - MEXICO - TV - EDUARDO - SEGUNDO - DON TEOFILO
POLIVOCES - MEXICO - TV - EDUARDO - SEGUNDO - DON TEOFILO

Su célebre programa, Sonrisa Colgate, cuyo guionista fue el mismo Roberto Gómez Bolaños, fue un total éxito durante la década de los 60, pero fue un breve momento que precedió la verdadera época dorada de Los Polivoces: su participación en El show de los Polivoces en la televisión de los 70 marcaron para siempre la historia de la imitación mexicana.

Así, únicamente con gestos y una guitarra, nacieron Chano y Chon, Don Laureano y Doña Paz, El Ropo, Los Hermanos Lelos, el Pinacate de Zarazúa, Andobas y Teófilito, personajes que toman las características de las y los mexicanos y se mofan de su presente, políticamente censurado y complicado, lo que se sospecha fue la razón que casi les cuesta la vida en un accidente automovilístico.

Sus imitaciones iban desde Biruta y Capulina, hasta Agustín Lara, Lola Beltrán y Cantinflas, que con respeto y cariño se ganaron el eterno aplauso de la cultura mexicana y llenaron de risas miles de hogares que esperaban con ansias y show.

En 1976, a pesar de encontrarse en la cumbre de su carrea, la dupla anunció su separación, pues ambos acordaron una breve pausa que no rompió su vínculo, pues la amistad siguió latente.

POLIVOCES - MEXICO - TV - AGALLON
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Por separado, Manzano comenzó su proyecto El Show de Eduardo II, nombrado así en honor a su padre, que fue transmitido de 1976 a 1981. En ese programa Manzano descubrió a Luis de Alba, un famoso comediante conocido por su personaje El Pirrurris.

Por su parte, Enrique Cuenca creó su programa radiofónico Enrique el polivoz. Posteriormente, estuvo un tiempo en el canal 13 y regresó a Televisa en los ochenta para protagonizar La vida en risa.

Durante la década de los noventa, el dúo se reunió varias veces para actuaciones de teatro y presentaciones en centros nocturnos, pero fue hasta el año 2000 que regresaron formalmente para hacer comerciales publicitarios televisivos y radiofónicos. A pesar de la intermitencia, el público seguía disfrutando de sus chistes e ingeniosas ocurrencias.

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Enrique Cuenca falleció en año 2000, dejando a su compañero de vida sin su complemento. A pesar de los problemas y las separaciones, ambos permanecieron juntos en la risa y las lágrimas, hasta el momento de la muerte de Enrique debido a una complicación de insuficiencia renal a los 60 años, que dejó entrever el inminente paso del tiempo.

En total, participaron en 18 películas y realizaron más de 60 giras internacionales, además de los 12 discos que incluían chistes y parodias. También inspiraron cómics que narraban en sus viñetas las graciosas historias.

Fue así como Los Polivoces han marcado el ritmo de la comedia por generaciones, demostrando que la imitación y las bromas requieren de una mente ingeniosa y noble. A pesar de los años, sus personajes siguen presentes en la infancia de muchos mexicanos, que les recuerdan siempre con una sonrisa.

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