Al mando del general Porfirio Díaz, el 2 de abril de 1867 el ejército mexicano de la república venció a las fuerzas imperiales en la ciudad de Puebla, Puebla.
Es conocido que entre 1862 y 1867 se disputaron batallas en defensa de la soberanía frente a los deseos expansionistas del emperador francés Napoleón III, quien envió tropas a México que lograron avanzar desde Veracruz hasta tomar a la capital del país.
Lo anterior obligó al gobierno de la República a trasladar sus sedes a distintos puntos del país, mientras los conservadores y sus aliados extranjeros instauraron una monarquía encabezada por el Archiduque Maximiliano de Habsburgo.
Sin embargo, el presidente Benito Juárez e importantes generales liberales mexicanos se empeñaron en recuperar el territorio, enfrentándose a uno de los comandos bélicos más poderosos de ese momento, el ejército francés.
“El regimiento invasor, que era en ese momento uno de los mejores en el mundo por su entrenamiento y disciplina, y que había logrado conseguir en Europa grandes triunfos hasta llegar a ser considerado como invencible, fue rechazado en varias ocasiones a intentar tomar los fuertes. Los mexicanos, además de la artillería también se defendieron con herramientas caseras y de labranza, por la tarde una fuerte granizada obligó a los franceses a retirarse del campo de batalla”, señala el Centro de Estudios de Historia de México Carso.
En los primeros tres meses de 1867, las únicas tres ciudades ocupadas por las fuerzas imperialistas eran Querétaro, Puebla y México, por lo que el Ejército Norte, bajo las órdenes del general Mariano Escobedo, comenzó su avanzada por la recuperación de la primera.
Mientras tanto, a Porfirio Díaz le fue asignada la toma de Puebla y continuar su camino hacia la capital. El 9 de marzo de ese año, el oaxaqueño estableció su cuartel militar en el Cerro de San Juan, bajo condiciones poco favorables para sus cadetes.
De acuerdo con una publicación del Instituto Nacional de Estudios Históricos de las Relaciones de México (INEHRM), el Ejército de Oriente de Díaz no disponía de hombres ni de materiales de guerra suficientes para poder efectuar un sitio de larga duración.
Pese a que el número de soldados con el que contaban las fuerzas imperialistas era de 6,000 elementos, similar al del bando republicano, se encontraban en una posición ventajosa respecto a la cantidad de artillería disponible.
A pesar de este complicado panorama y tras analizar otras alternativas, Porfirio Díaz y el Estado Mayor decidieron asaltar y tomar Puebla.
En 12 columnas de asalto, el general oaxaqueño dividió a sus hombres para que tres de ellas ejecutaran un falso ataque sobre el convento del Carmen, situación que distraería la atención del enemigo. Mientras los 12 cañones del Ejército Republicano abrían fuego para concretar el falso ataque, las 10 tropas restantes atacaron los puntos de la ciudad que les habían sido asignados.
Al medio día del 2 de abril de 1867, Porfirio Díaz comunicó el resultado victorioso al ministro de guerra.
“La del 2 de abril fue una acción bélica audaz y brillante que partió de un plan juiciosamente concebido, un ataque y asalto ejecutados con perfección. El general Díaz y sus tropas contribuyeron a la pronta y definitiva derrota de los imperialistas. La diferencia fue la férrea determinación por alcanzar la victoria que tuvieron los soldados que intervinieron en el hecho de armas”, señala el INEHRM.
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