Elementos del 21 Regimiento de Caballería Motorizada de la Secretaría de la Defensa Nacional (Sedena), con sede en Nuevo Laredo, en la entidad federativa de Tamaulipas, han sido responsables de por lo menos 12 ejecuciones extrajudiciales en contra de civiles desarmados, registradas desde noviembre del 2019 y hasta el 10 de marzo, acusó Raymundo Ramos, presidente del Comité de Derechos Humanos de Nuevo Laredo (CDHNL).
Hasta la fecha, de acuerdo con Ramos, los agentes no han sido investigados ni sancionados por los crímenes. Denunció, en una entrevista con La Jornada, que las ejecuciones extrajudiciales y los miembros del regimiento mencionado “están fuera de control” y tienen el objetivo de “crear terror”. Además, pidió la intervención de autoridades nacionales e internacionales en el asunto.
Los militares, en todos los casos, reveló Ramos, siguieron los mismos pasos: sin evidencia de que fuesen integrantes de una organización criminal o tuvieran armas de fuego, y con el uso excesivo de la fuerza, detuvieron a los civiles y los ejecutaron. También les negaron asistencia médica y los servicios de primeros auxilios.
El Comité de Derechos Humanos de Nuevo Laredo ha documentado ejecuciones el 19 y 29 de noviembre del 2019, el 26 de marzo, el 6 de abril, y el 3 de julio del 2020. En esta última fecha se registraron tres víctimas mortales. Durante el 2021 ocurrieron el 7 de febrero y el 10 de marzo, afirmó Ramos.
Los soldados no están “cumpliendo un protocolo de uso racional de la fuerza. En ninguno de los casos de ejecuciones, las víctimas tienen heridas en las piernas o en el pecho: todos son en la cabeza y a corta distancia. No sé si lo hacen por gusto, por un ascenso o por diversión, pero el asunto es la letalidad. Nosotros consideramos que tal vez tengan la misma finalidad que tuvo la Marina en 2018: crear terror”, señaló.
Queremos llamar la atención de los altos mandos de la Sedena para que procedan a una investigación interna, y le pedimos a la Comisión Nacional de los Derechos Humanos (CNDH) que emita medidas cautelares a favor de la población de Nuevo Laredo, porque todos estos hechos han sido en lugares públicos, y algunos en horarios de intenso tráfico
El 1 de marzo, Nuevo Laredo se convirtió en una zona de guerra. El estruendo de las balas no paró en la ciudad, durante un enfrentamiento entre supuestos miembros del Cártel del Noreste y del Golfo.
El tiroteo duró algunos minutos y se inició alrededor de las once de la noche, según la prensa local. El choque comenzó, de acuerdo con las primeras versiones, por una emboscada entre grupos criminales rivales del crimen organizado, en las colonias Hidalgo, Voluntades y Reservas.
La balacera, que después continuó en el municipio Miguel Alemán, desató el pánico entre los habitantes; sin embargo, no ocurrió la intervención del mando policial de federales y militares.
Usuarios de las redes sociales compartieron videos en los que se observaban camionetas monstruo y se escuchaban detonaciones de la refriega. En uno de ellos, se muestra a sicarios del Cártel del Golfo neutralizar a sus rivales del Noreste. En la grabación se aprecia a los sicarios atacar un vehículo con blindaje artesanal, conocido como camiones monstruo.
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