Helmut Marko, asesor deportivo de Red Bull, se encargó de echar las campanas al vuelo antes de la pretemporada asegurando que su objetivo es llevarse el título a casa y que la marca japonesa Honda ha mejorado su motor hasta ponerlo a la altura de Mercedes. Lo demostraron en los test con un Max Verstappen que lideró la tabla de tiempos, y con un Checo Pérez, que debuta con la escudería austriaca.
El neerlandés maravilla cada temporada a los amantes de la Fórmula 1, pero hasta la fecha no ha tenido un coche competitivo para luchar de tú a tú a Hamilton cada fin de semana. Su paciencia tiene un límite y con un cambio de regulación tan importante a la vuelta de la esquina y con asientos de prestigio libres en la parrilla, Red Bull ha de dotar, más allá de las palabras, de un coche candidato a todo a su niño prodigio.
Y a su lado han puesto a un hueso duro de roer. Sergio Pérez firmó con la escudería de la bebida energética para ser una competencia real para Verstappen. Llevarle al límite como solo ha conseguido Daniel Ricciardo (ahora sustituto de Carlos Sainz en McLaren) y estar arriba cada fin de semana. Sin titubeos. En Red Bull no hay lugar a la duda.
En un año de transición hacia la nueva normativa que se implantará el año que viene y hasta la cual parte como gran favorito el británico Lewis Hamilton, que tiene ante sí la posibilidad de convertirse en el piloto con más títulos mundiales de la historia (ocho), superando al alemán Michael Schumacher.
Su rival número uno, al contar con los mismos recursos que él, será su compañero en Mercedes, el finlandés Valtteri Bottas, pero en las cuatro temporadas que llevan compartiendo equipo todavía no ha demostrado que se le pueda catalogar como tal. Con el mejor coche de la parrilla, sufre para quedar segundo en el campeonato y apenas suma nueve victorias.
Y puede que esté ante su última oportunidad de batir a Hamilton. La continuidad de ambos está en el aire más allá de esta temporada. Con el británico George Russell llamando a la puerta desde hace dos temporadas por su gran rendimiento en un equipo de la zona baja, aunque histórico, como Williams.
Sorprende especialmente la del siete veces campeón del mundo. Su renovación para este año se alargó más de lo esperado a pesar de estar en la mejor posición posible para convertirse en el piloto más laureado de la historia de la Fórmula 1 con ocho títulos mundiales, y superar al ‘Kaiser’, Michael Schumacher, cuyo hijo, Mick, se estrenará en la F1 a los mandos de un Haas, relegado, a priori, a las últimas posiciones de la parrilla. El inglés ya tiene los mejores registros en victorias (95), poles (98) y podios (165).