Florian Tudor, el empresario señalado de liderar una mafia rumana que opera en México, ha roto su silencio este viernes para negar tajantemente las acusaciones en su contra. “No soy líder de una mafia, nadie me dice el Tiburón, ese apodo fue inventado por hacer una fantasía, y no soy líder de ninguna mafia. No conozco ninguna persona de mafia”, declaró en entrevista con Ciro Gómez Leyva.
Las presiones del gobierno rumano —que hace poco giró una orden de aprehensión en su contra y lo incluyó en la lista de los más buscados— acabaron forzando al empresario radicado en Cancún, Quintana Roo (México) a dar un paso al frente para refutar las acusaciones.
Además, durante la entrevista, el empresario detalló sobre los señalamientos en su contra de intento de homicidio. Relató que fue en 2018, cuando en su casa de Cancún, Quintan Roo, un grupo de hombres, entre ellos rumanos, intentó “levantarlo”, entonces los guardias del empresario les disparó dejando sin vida a uno de ellos.
Tudor también habló sobre su reunión con la secretaria de Seguridad Ciudadana, Rosa Icela Rodríguez, de la que dijo se trató de un evento para presentarle pruebas de corrupción que incriminan al gobernador de Quintana Roo, Carlos Joaquín González, así como al poder judicial y a otros funcionarios de alto rango.
El pasado miércoles, la policía de Rumania colocó a Tudor en la lista de los más buscados.
El hombre de origen rumano llegó a México hace diez años, luego de que en Roma fuera encarcelado por introducir un chip a un cajero automático. Ya en la Riviera Maya (Cancún, Playa del Carmen, Cozumel y Tulum) armó un ejército de clonadores de tarjetas de origen rumano y ruso.
Diversas investigaciones, una de ellas realizadas por el diario británico Daily Mail, revelaron que el grupo delictivo interviene los cajeros automáticos a través de un hardware conocido como Instacash.
Hombres, de origen europeo, colocan en el interior de los cajeros un dispositivo que transfiere por Bluetooth a un celular, la información de las tarjetas de crédito y débito, reveló el diario.
Los medios de comunicación continuaron, entonces, detallando información sobre estos crímenes. El pasado mes de febrero el caso fue traído a la mesa por la prensa mexicana, que señaló que los fraudes bancarios se habían extendido a la península de Baja California. Además, el grupo presuntamente encabezado por Tudor, se habría aliado con el Cártel de Sinaloa a través de la zarina de las drogas, Leticia Rodríguez Lara, Doña Lety.
Informes en posesión del periodista Héctor de Mauleón, indican que en el estado de Quintana Roo, Tudor inició alianzas con un un político de apellido Peña, y con Jorge Emilio González, el Niño Verde, con quien sería socio en casinos.
El 5 de febrero, en el programa de la periodista mexicana Carmen Aristegui, se comentó que desde Estados Unidos, el FBI pidió a la Unidad de Inteligencia Financiera (UIF) de México investigar las presuntas operaciones de lavado de dinero de esa banda, a raíz del informe de la propia UIF que dio a conocer los pormenores del bloqueo de las 79 cuentas bancarias de personas físicas y morales que forman parte de la organización criminal.
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