La seguridad de los migrantes centroamericanos que ahora mismo se amontonan en la frontera entre México y Estados Unidos empieza a depender de un factor: la portación de un brazalete. Aún no es una práctica generalizada, aunque ya empieza a ser distintiva. Los cárteles mexicanos son quienes están detrás de esta criminal técnica.
Son pulseras de plástico de diferentes colores: rojas, azules, verdes, blancas. Llevan inscritas en español las palabras “llegadas” o “entradas”. Diferencian a quienes pagaron más de quienes pagaron menos. También funcionan como señal de reconocer a quienes viajan pagando a traficantes y a los que se atrevieron a lanzarse por su cuenta. Estos últimos corren un alto riesgo: están en peligro de ser secuestrados, reclutados a la fuerza al servicio de las bandas criminales o ser asesinados durante su trayecto.
“De esta manera no estamos en peligro, ni nosotros ni el ‘coyote”, dijo a Reuters un migrante en la ciudad tamaulipeca de Reynosa, portando una pulsera morada. “Es como un pago que nos obligan a hacer para cruzar el Río Bravo”, aseguró otro, ya del lado estadounidense.
El primero contó que pagó 500 dólares a uno de los grupos criminales de dicha ciudad, hace meses tras su arribo desde Honduras. Con el brazalete púrpura, indicó, se proteger contra el secuestro o la extorsión. Y explicó que una vez que los migrantes o sus traficantes han pagado por el derecho a cruzar el río, que también está controlado por grupos criminales, reciben otro brazalete.
Y es que todos los inmigrantes indocumentados, sean niños o adultos, llevan esos brazaletes ya sea en las muñecas o en los tobillos. Nadie queda exento de realizar el pago que les garantiza prácticamente la vida. Se lo quitan una vez que logran su travesía.
De hecho esta tendencia se descubrió gracias a eso: por montones, esas etiquetas han sido encontradas del lado estadounidense del Río Bravo, pero solo en la parte de la frontera que colinda con el estado mexicano de Tamaulipas. Y eso no es casualidad. Esa entidad se ha caracterizado por el grave riesgo que representa para los migrantes. Tan solo en enero pasada 19 inmigrantes fueron masacrados ahí, actualmente al menos una docena de policías está en la cárcel por esos hechos.
Migrantes y traficantes coincidieron en que el uso de brazaletes para designar quién pagó por el derecho a cruzar el río es un sistema requerido por los grupos criminales que controlan el territorio costero en el conflictivo estado de Tamaulipas.
Un traficante de personas que habló con Reuters, bajo condiciones de anonimato, y confirmó que las pulsera eran un sistema para designar quién pagó por el derecho a transitar por el territorio del cartel: “Se están poniendo estos (brazaletes) para que no haya asesinatos por error”.
En tanto, un vocero de la Oficina de Aduanas y Protección de Fronteras de Estados Unidos dijo al sitio especializado en temas de seguridad, InSight Crime, que los brazaletes plásticos comenzaron a aparecer hace seis meses en el sur de Texas, frente al estado de Tamaulipas.
Así mismo señalan que no todos los que cruzan la frontera pagan el mismo precio o reciben el mismo servicio, por lo que los brazaletes parecen una forma para facilitar esa jerarquización a los traficantes.
La “información de las pulseras representa una multitud de datos que utilizan las organizaciones de contrabando, como el estado de pago o la afiliación con grupos de contrabandistas”, dijo a Reuters Matthew Dyman, portavoz de Aduanas y Fronteras de EEUU.
Mientras que Theresa Cardinal Brown, directora de inmigración y política transfronteriza del Bipartisan Policy Center con sede en Washington, consideró que ese sistema de categorización ilustra la sofisticación de los grupos delictivos organizados que transportan personas a través de la frontera entre Estados Unidos y México.
“Lo manejan como un negocio”, comentó la funcionaria explicando que este consiste en “encontrar más clientes y buscar eficiencias”, reiterando que los migrantes pueden pagar miles de dólares por el viaje a Estados Unidos, mientras que los traficantes de personas tienen que pagar a los cárteles de la droga para trasladar a las personas a través de diversas áreas de México. “Esta es una operación para generar ingresos y deben prestar mucha atención a quién ha pagado, esta puede ser una nueva forma de realizar un seguimiento”.
Esta crisis representa una severa encrucijada para el presidente de EEUU, Joe Biden, ya que cumpliendo sus promesas de campaña echó atrás las consideras medidas inhumanas de Donald Trump respecto a los inmigrantes. Pero ahora la capacidad por atenderlos, sobre todo a los menores no acompañados, se ha visto sobrepasada por la cifra creciente de ese sector de los migrantes.
SEGUIR LEYENDO: