Andrés Manuel López Obrador ganó la elección presidencial del 2018 con 30.1 millones de votos, lo que significó que el 53% de las personas que emitieron un voto fue para el candidato de Morena. Su principal promesa de campaña fue “primero los pobres”, generar condiciones de igualdad.
En un texto escrito por Humberto Beck, profesor del Centro de Estudios Internacionales del Colegio de México; Carlos Bravo Regidor, analista político y profesor del Centro de Investigación y Docencia en Economía (CIDE) y Patrick Iber, profesor de Historia en la Universidad Wisconsin-Madison, para la la revista Dissent analizan que tras dos años de gobierno de López Obrador y “a medida de que surgen nuevos desafíos, no se ha adaptado”. “Su inflexibilidad amenaza con socavar la promesa que representó su elección”.
Uno de los primeros puntos que abordan es el manejo de la pandemia por COVID-19. A un año de que se registrara el primer caso, México acumula 2.2 millones de contagios y más de 200,000 defunciones. Las decisiones que tomó el gobierno mostraron poca preocupación por lo que significaba la emergencia sanitaria, y en una de sus conferencias matutinas de marzo del 2020, mostró sus “amuletos” que lo protegían contra el coronavirus y para junio aseguró que no mentir, no robar y no traicionar ayudaba para no contraer la enfermedad.
Pero el presidente también aseguró en septiembre del 2020 que lo peor de la pandemia había pasado, pero en los meses subsecuentes se registró el mayor número de contagios. Entonces, México se colocó como la tercera nación en el mundo con el mayor número de muertes por COVID-19.
Tras dar positivo por COVID-19 a finales de enero del 2021 y recuperarse, se negó a usar cubrebocas, alegando que ya no contagiaba a nadie. Después continuaron el mensaje inconsistente del gobierno.
Sobre la aplicación de la vacuna contra COVID-19 que la información y prioridades han registrado constantes cambios, primero el personal médico y personas mayores de 60 años, pero también incluyeron al personal docente y a los siervos de la nación.
“Las fallas en la respuesta del gobierno al coronavirus son particularmente graves, aparecen patrones similares en otras áreas de política. AMLO continúa denunciando las fallas del neoliberalismo, pero su gobierno, en su mayor parte, no está construyendo una alternativa efectiva”, puntualizan los catedráticos.
A pesar de lo que ha sucedido durante los dos años de administración de López Obrador mantiene los niveles de aprobación entre la población, de acuerdo con las últimas encuestas en febrero, se indicó que era superior al 50 por ciento.
Entre las críticas a su administración está la falta de transparencia, la cual él asegura existe, y las amenazas a la autonomía de las instituciones democráticas, aunque indican que las políticas han impulsado con éxito las políticas para reducir la desigualdad, como el aumento al salario mínimo, reformas laborales, los programas sociales.
Otro de los puntos que abordan está en la forma en que el político tabasqueño se comunica, el peso que suele tener las conferencias matutinas, el lenguaje que usa, el hecho de transportarse en vuelos comerciales y el no contar con un protocolo de seguridad, porque justifica que el pueblo lo cuida.
La aprobación que tiene Andrés Manuel colabora en la confianza de un sector en la población mexicana. “Pero su determinación de concentrar el poder moral y político en sí mismo, sin políticas sistemáticas anticorrupción, no contribuye a restaurar la confianza pública en las instituciones democráticas”, refieren.
Retoman que el politólogo Luis Estrada ha analizado que hasta el 12 de febrero, López Obrador ha realizado 45,000 declaraciones públicas falsas, engañosas o no verificables, incluso a exagerado o tergiversando logros en su propia administración. En el caso de su relación con los medios es parte de su “batalla” contra las viejas élites y ha señalado a los periodistas conservadores o de ser adversarios.
Pero en su discurso no son el único blanco de sus críticas, puntualizan, también lo son las organizaciones de la sociedad civil, ambientalistas, científicas, artísticas, feministas, y esa es la forma en la rechaza abordar ciertos temas. Desde su visión, los problemas son consecuencia del periodo neoliberal.
En su combate contra la corrupción, eliminó 109 fideicomisos bajo la justificación que eran recursos que se requerían para el combate contra el COVID-19 y que existía malversación en el uso del dinero. Se ejecutó la orden, pero nunca presentó las evidencias al respecto.
También ha indicado que la corrupción es consecuencia de un modelo neoliberal, pero los académicos refieren que las sanciones a los casos detectados en su administración son leves. En señalamientos en otros ámbitos, esta el apoyo a la candidatura de Félix Salgado Macedonio respondió que era una campaña de linchamiento, entonces, era decisión de los votantes apoyarla o rechazarla.
El proyecto político tabasqueño conforme avanza ha sumado a grupos religiosos y militares, lo cual consideran es preocupante, “esta configuración ideológica sugiere que la Cuarta Transformación no será la que muchos de la izquierda esperaban”.
Entonces, le ha dado un mayor protagonismo y facultades al ejército, aunque en campaña prometió que los devolvería a los cuarteles. “AMLO presenta al ejército como prácticamente la única institución gubernamental confiable”, describen y su estrategia no ha significado una reducción de la violencia.
Agregan: “Más que la desmilitarización, su gobierno parece estar en el camino hacia lo que el politólogo argentino Rut Diamint ha llamado el ‘nuevo militarismo’ de América Latina: las fuerzas armadas intervienen no sólo en asuntos de seguridad sino en todo tipo de tareas política”.
En el sector energético, el discurso del presidente, se basa en la soberanía más que los problemas ambientales y en consecuencia su política proteccionista, que tiene como base “aumentar la producción de hidrocarburos y la capacidad de refinamiento de petróleo para reducir la dependencia mexicana de las importaciones de gasolina y diésel”, explican.
La política adoptada, acotan, muestra su incapacidad para responder a los desafíos ambientales como el cambio climático, lo cual coloca al país expuesto a otras problemáticas como el calentamiento global, escasez de agua, entre otras.
Lo hecho hasta ahora el mandatario mexicano hace que un sector de la población considere que se ha preocupado por su bienestar, pero la mala gestión en otra áreas han sido equivocada, “su gobierno no es transparente ni confiable y ni es receptivo a las críticas […] Queda por ver cómo gobernará en la segunda mitad de su mandato. Su trayectoria desde que asumió el cargo no es especialmente reconfortante. ‘La esperanza de México’ es la razón por la que tantos siguen siendo leales al gobierno. Pero dos años en el poder han demostrado que la esperanza por sí sola no es suficiente”, concluyen los académicos.
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