Durante su gira por el estado de Campeche este jueves, el presidente Andrés Manuel López Obrador llevó a su homólogo de Bolivia, Luis Arce Catacora, a conocer Edzná, unas de las zonas arqueológicas más importantes de la cultura Maya.

En el recorrido, el mandatario mexicano destacó a través de sus redes sociales la majestuosidad arquitectónica y el misticismo de este centro ceremonial, ubicado a unos 55 kilómetros al sureste de la capital de la entidad.

Su nombre proviene de la palabra “Ytzá” de la lengua Chontal y significa la “Casa o lugar de los itzáes”, que era como se le conocían a los pobladores de esta región. Con el paso del tiempo su fonética fue cambiando hasta llegar actualmente a “Edzná”.

De acuerdo con el Instituto Nacional de Arqueología e Historia (INAH), esta ciudad amurallada de poco más de 24 kilómetros cuadrados de extensión, se remonta hacia el año 600 a.C., cuando solo era una pequeña aldea de agricultores que, con el tiempo, fueron adaptando un entorno desfavorable a causa de las constantes inundaciones.

Ante este panorama, los itzáes desarrollaron complejos sistemas hidráulicos que les permitieron drenar amplios terrenos para ser aprovechados con fines agrícolas. En estas transportaban mercancías y personas, pero también servían como protección y áreas habitacionales.

Entre los años 400 y 1000 d. C., Edzná se convirtió en una poderosa capital regional del occidente peninsular, pues además de la vasta producción agrícola y de dominar los pueblos de los alrededores, se construyeron nuevas edificaciones con el estilo arquitectónico Petén, común de las zonas arqueológicas de Guatemala, que se caracterizan por ser revestidas con grandes bloques de caliza, regularmente cortados, cubiertos con gruesos aplanados de estuco y pintados de rojo intenso.

Muchas fachadas fueron decoradas con rostros de dioses, con animales míticos y símbolos; los motivos eran de estuco modelado (similar al yeso) y eran pintados de varios colores. El desarrollo del sitio llevó luego a crear edificios con otros estilos arquitectónicos como Chenes, Puuc y Tardíos.

Sin embargo, a partir del año 1200 d.C. ocurrió una gradual desintegración del sistema político y económico de la ciudad que se reflejó en la ausencia de nuevas edificaciones. Fue entonces que su población se fue dispersando a otras ciudades. Ya en el siglo XV la ciudad estaba abandonada, siendo esporádicamente visitada como centro ceremonial.

Fue hasta 1906 que se descubrió este asentamiento encontrado en medio de un ecosistema selvático y vuelto público en 1927 por la Secretaría de Educación Pública (SEP).

Las construcciones que tienes que conocer son La Gran Acrópolis, la Plataforma de los Cuchillos, el Anexo de los Cuchillos, La Casa Grande o Noholná, un sacbé o camino blanco, un juego de pelota, un conjunto de templos al sur de la Gran Plaza y la Pequeña Acrópolis.

Cabe mencionar que, Campeche se encuentra en color verde (bajo riesgo de contagio) en el semáforo epidemiológico de COVID-19, por lo que esta y otras zonas arqueológicas las encontrarás abiertas, en un horario de lunes a viernes, de 08:00 a 17:00 horas.

El aeropuerto más cercano está en Campeche. Desde ahí puedes tomar alguna de las siguientes opciones:

En auto puedes llegar por carretera federal por la número 180 o 188 (la primera tiene un entronque con la 188 y después tomarás esta). Sigue por la carretera 188 y 52 kilómetros después habrás llegado al sitio arqueológico.

Si buscas un transporte público encontrarás camiones en Campeche que te dejaran a unos 300 metros hacia la entrada del sitio arqueológico.

Lleva ropa ligera, zapatos muy cómodos, sombrero o gorra, bloqueador y repelente, especialmente en verano.

Al visitar este sitio, no dejes de degustar unos deliciosos camarones al coco, o el lomo de cerdo marinado en cítricos, conocido como “poc chuc”, pan de cazón, tamales de harina colada, entre otros platillos.

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