Andrés Manuel López Obrador (AMLO), presidente de México, fue señalado por el periódico británico Financial Times por ser un líder populista que “está derribando el presente para crear un futuro inspirado en el pasado” con los grandes proyectos sexenales que impulsa su administración.
Expertos consultados por el medio, señalaron que el mandatario tiene una tendencia a rezagar viejos temas con proyectos como el Tren Maya y la refinería Dos Bocas. De hecho, Moisés Naím, miembro de Carnegie Endowment for International Peace, señaló que López Obrador es, probablemente, el máximo exponente en América Latina de lo que el conoce como necrofilia ideológica, “una atracción apasionada por ideas e ideologías que han sido probadas y fracasadas infinidad de veces”.
Bajo este supuesto, el experto asegura que el presidente de México esta “profundamente enamorado de las malas ideas” al desarrollar los proyectos que encabezan su administración actual, basado principalmente en ideas antiguas.
Para explicar que “el tiempo ha pasado para México, pero no para López Obrador”, la periodista Jude Webber señaló que el mandatario prefirió visitar un ingenio azucarero que ir a una fábrica de automóviles que impulsa las exportaciones en el país y recordó que el Nuevo Aeropuerto Internacional de México fue cancelado, el avión presidencial vendido y los viajes al extranjero limitados por indicación del presidente.
Ernesto Revilla, jefe de economía latinoamericana de Citigroup y ex funcionario de la Secretaría de Hacienda, aseguró que López Obrador “ha orientado firmemente el barco económico mexicano hacia el siglo XX”. Su figura de “hombre del pueblo”, asegura la periodista, ha sido una de las principales herramientas para reforzar su narrativa.
El tabasqueño tuvo una aplastante victoria en las elecciones del 2018 y en cuanto comenzó su administración se convirtió en “maestro intérprete de los medios, que instituyó la ‘mañanera’, una conferencia de prensa matutina diaria de hasta tres horas en la que marca la agenda informativa y critica a los críticos como corruptos lacayos de los ricos”, escribió Webber y agregó que las acusaciones negativas en contra de su gobierno las sortea con una simple frase: “tengo otros datos”.
Las acusaciones hacia los sectores más adinerados del país permiten que López Obrador refuerce “su popularidad con esta narrativa belicosa pero que reduce la probabilidad de que su gobierno y sus propuestas tengan un final feliz porque impide que el tercio rico de este país participe en su proyecto”, explicó Jorge Zepeda Patterson, fundador de Sin Embargo, al Financial Times.
Finalmente, señaló Webber, “el hechizo que López Obrador ha lanzado sobre México se mantiene”, a pesar de la constante crítica que ha recibido, permeada durante el último año por la pandemia de coronavirus en el país.
Ni la cancelación de proyectos, ni las cifras del SARS-CoV-2, ni ningún otro escándalo parecen cambiar la opinión de los seguidores del presidente quienes “lubricados por dádivas, especialmente pensiones y subvenciones para jóvenes, ancianos y agricultores, (mantienen) los índices de aprobación de López Obrador en un saludable 64%, incluso cuando los votantes critican el manejo del gobierno de la economía y el crimen”.
Otras controversias han golpeado fuertemente al gobierno de México, entre ellas, la lucha contra los cárteles mexicano bajo el lema “abrazos no balazos”, el freno a la investigación de Salvador Cienfuegos Zepeda y la confrontación con las mujeres por la candidatura de Félix Salgado Macedonio.
Al final, señaló la periodista, la obsesión con la prudencia fiscal y en retroceso de crisis pasadas podría orillar a México a un escenario parecido al de Venezuela, “el ejemplo más citado de un país latinoamericano rico que cae en el caos”.
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