Al mismo tiempo que la fama de Joaquín el Chapo Guzmán crecía, también lo hacía su fortuna, con la que pudo pagar la vida opulenta que se le conoció. Casonas en la playa con valor de hasta USD 10 millones; yates, ranchos, canchas de tenis y hasta zoológicos con cocodrilos y panteras.
Según Alan Feuer, autor del libro El Jefe: The Stalking of Chapo Guzmán, el fundador del Cártel de Sinaloa, amasó enormes cantidades de dinero al grado de usar una flotilla de aviones privados únicamente para repatriar las ganancias del negocio ilegal del narcotráfico.
En 2019, el gobierno encabezado por Andrés Manuel López Obrador puso a la venta los bienes incautados al narco mexicano quien, se sabe, tenía debilidad por las grandes mansiones.
Una de ellas ubicada en Sinaloa (cuna del narco) en la calle Constituyentes. La madriguera del Chapo Guzmán inicia con puertas reforzadas con barras de acero; discretas cámaras de circuitos cerrados y monitores para observar todos los blancos de la propiedad; protecciones de acero en las ventanas y una cocina equipada.
Todas las habitaciones de las casas del Chapo, sentenciado a cadena perpetua en Estados Unidos, tienen algo en común: la tina del baño cuenta con accesos a los túneles, de donde el capo realizó sus huidas más espectaculares.
En Sinaloa los criminales han encontrado lo mismo que buscan cientos de turistas: temperaturas que rondan los 30 grados todo el año, días de sol, lujo y urbanizaciones donde el anonimato es la norma. También vías con conexiones a otras entidades.
En el estado (al noroeste del país), se asientan las mansiones de los narcos más sanguinarios del país.
José Rodrigo Aréchiga Gamboa, conocido como el Chino Ántrax — jefe de sicarios de los hijos del Mayo Zambada, asesinado en mayo pasado— admiraba a los jefes del Cártel de Sinaloa. Y hasta donde pudo intentó replicar su modo de vida.
Aréchiga, que adoptó el alias Ántrax para simbolizar con ello su aparente letalidad, llegó a ocupar una lujosa mansión. Justo donde terminan las últimas casas de Culiacán y el camino de tierra se convierte en una calle asfaltada, ahí llama la atención una enorme propiedad con fachada blanca.
El sitio, con sala gimnasio, cocina integral, ventanales enormes, está valuado en aproximadamente USD 51 millones de pesos. Lo llamativo está en la sala de cine. La zona del ocio. En la parte trasera, una capilla donde seguramente escondía lo que no debía ser visto.
En la recóndita comunidad de La Tuna (Sinaloa) se encuentra la mansión de la madre de Joaquín Guzmán Loera.
En dicho santuario feudal, el Chapo y/o el Señor como se le conoce, alzó la también llamada Casa Rosa, un regalo del capo a su madre, Consuelo, cuando alcanzó la cúspide.
En 2016, el inmueble, asentado en un territorio escarpado e inaccesible entre Durango, Chihuahua y Sinaloa fue irrumpido por un grupo de sicarios, por lo que la madre del Chapo la deshabitó.
Amado Carrillo Fuentes, el Señor de los Cielos, fue un narco tan ostentoso, que en sus últimos años de vida (1997) mandó a construir un palacio árabe en la ciudad de Hermosillo, Sonora.
El fundador del Cártel de Juárez nunca llegó a habitar la mansión, pues quedó a medio construir, luego de que las autoridades incautaran la propiedad. El predio, desde entonces, permaneció en el olvido.
También apodada como casa de los Kisses, por su parecido con los chocolates Hershey’s, fue vendida el año pasado a un consorcio que presumiblemente construirá y dividirá el terreno en varios.
Detrás una ordinaria fachada de cemento se ocultaba la lujosa casa de Enrique Plancarte Solís, líder de los Caballeros Templarios, asesinado en 2014 por elementos de la Marina.
La casa de siete habitaciones, contaba con jacuzzis exteriores e interiores, ropa de marca de lujo, botellas de champagne francés, alberca y hasta un bar.
En 2015, el inmueble localizado en Nueva Italia, en el municipio de Múgica, Michoacán fue exhibido por un grupo de autodefensas que pretendía tomar la propiedad, de quien aseguraron era uno de los principales generadores de violencia en Tierra Caliente.
Arturo Beltrán Leyva (1961-2009), máximo jefe de la organización criminal con el mismo nombre, era considerado uno de los narcos más poderosos del país.
Le gustaba llamarse a sí mismo Jefe de jefes, gozaba de la protección de la policía y poseía mansiones de lujo en México y en Estados Unidos.
Del capo resaltan propiedades ubicadas en Estado de México, Morelos y el Ciudad de México. En ellas resguardaba armas, joyas, vehículos, equipo de computo y granadas.
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