El Día de San Patricio es una celebración anglosajona reconocida a nivel mundial, pero en México existe una razón histórica por la que este día tiene un tinte verdoso muy especial: el Batallón de San Patricio.
Entre 1846 y 1847, durante la intervención de Estados Unidos en México, un grupo de inmigrantes irlandeses que formaba parte del ejército estadounidense decidió desertar y unirse en la lucha a las tropas mexicanas. Este hecho, aunque olvidado por la historia oficial, para los integrantes de la Banda de Gaitas del Batallón de San Patricio, no puede pasar desapercibido.
Después de haber estudiado en el College of Piping, en Glasgow, y de haber sido alumno destacado de Angus MacDonald, uno de los gaiteros más reconocidos del siglo pasado, Rafael Gutiérrez, decidió fundar en 1997 la Banda de Gaitas del Batallón de San Patricio como una forma de rendir un homenaje a la memoria de aquel grupo de soldados liderados por el militar John Riley.
De acuerdo con Gabriel Llamosa, director musical de la banda, hay integrantes con ascendencia irlandesa, pero esa no es la razón fundamental de su existencia. Más bien, se trata del gusto por la cultura, la historia y las notas celtas, además del reconocimiento hacia la lucha de aquellos sujetos que arriesgaron todo por defender la causa mexicana.
Para entender la deserción del Batallón de San Patricio es necesario tener en cuenta la lucha entre irlandeses protestantes y católicos, estos últimos decidieron migrar a Estados Unidos en busca de mejor vida, pero se encontraron con un gobierno que los obligó a entrar al ejército y ahí, según Isabel Revuelta Poo, investigadora especializada en historia de México, hallaron las mismas vejaciones y burlas hacia sus creencias que les hacían los irlandeses protestantes en su patria.
Además, un punto medular en el proceso de la creación del Batallón de San Patricio fue la llegada del ejército estadounidense a Matamoros, ya que en esa ciudad Riley visitaba la iglesia del lugar y fue donde estableció fuertes vínculos con el pueblo mexicano debido a que compartían la fe católica.
Por su parte, Llamosa comprende las razones que los orillaron a la deserción. “Debieron sentirse extremadamente lastimados y discriminados después de haber salido de Irlanda a tal punto de que al llegar a México se sintieron identificados con su lucha y se opusieron al dominio que querían ejercer sobre ellos”.
A pesar de haber sido parte fundamental de la resistencia en las batallas de Monterrey (21 de septiembre de 1846) y la Angostura (23 de febrero de 1847) la historia oficial los ha relegado a una posición de héroes olvidados.
Llamosa considera que aquellos soldados podrían tener un lugar más relevante, por eso, para aumentar su reconocimiento entre la población, cada primer domingo del mes realizan un concierto en su honor.
La Banda de Gaitas del Batallón de San Patricio ha publicado dos producciones discográficas y son reconocidos a nivel mundial gracias a sus participaciones en eventos como el Campeonato Mundial de Bandas de Gaitas en Escocia o el desfile del Festival de San Patricio en Irlanda.
Desde 2004 ensayan y se presentan en el exconvento de Churubusco, lugar donde soldados del Batallón fueron aprehendidos y torturados el 20 de agosto de 1847. Mientras a algunos los marcaron con una D (desertores) de hierro hirviendo en sus mejillas, a otros los llevaron a la plaza de San Jacinto para colgarlos al mismo tiempo que izaban la bandera de Estados Unidos en el Castillo de Chapultepec.
Aunque se trata de un sitio trágico para el Batallón, desde la perspectiva de Llamosa, “es un muy buen espacio para homenajear la música de gaita. Además, ahí siempre estamos en contacto con la raíz cultural e histórica que nos nutre y nos da una razón de ser la Banda de Gaitas del Batallón de San Patricio”.
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