Miguel Ángel Treviño Morales, el Z-40, está a un paso de ser enviado a Estados Unidos. El líder criminal de Los Zetas tenía en trámite amparos y una suspensión para evitar la extradición, pero los juicios parecen haberse sobresellado y los magistrados habrían levantado la suspensión.
Desde 2018, que el gobierno mexicano hizo pública su intención de entregar al capo al país norteamericano, el Z-40 buscó la protección de la justicia federal. Incluso, ese mismo año se dio a conocer su supuesta extradición; sin embargo, la información fue desmentida y se señaló que el fundador del cártel de la última letra sólo había sido reubicado de penal.
En 2009, el gobierno de Estados Unidos abrió un proceso contra Treviño Morales, a quien identificó como líder principal de Los Zetas, una organización criminal dedicada al tráfico de drogas y responsable del asesinato de civiles en la frontera entre México y EEUU.
Las amenazas del Z-40
Su entrega a Estados Unidos sería la principal causa de furia del cabecilla criminal, quien supuestamente habría amenazado a miembros del Poder Judicial.
Las advertencias fueron reveladas en redes sociales y confirmadas por el diario El Universal, que aseguró que entre los jueces encargados del proceso del cabecilla criminal existe temor, pues recibieron una carta con puño y letra del Z-40 en la que los amenazaba.
Actualmente Treviño Morales se encuentra recluido en la cárcel 17 de Buenavista, Michoacán (al centro oeste de México), sitio donde fue trasladado el pasado mes de julio, tras acusar que autoridades del penal de Puente Grande, Jalisco —que cerró sus puertas en septiembre del 2020— buscaban desaparecerlo o asesinarlo.
La familia Treviño Morales se ha afincado en el estado fronterizo de Tamaulipas, lideran el Cártel del Noreste y son identificados por su violencia y brutalidad, al grado de ser considerados uno de los más sanguinarios de México.
Miguel Ángel Treviño, que fue reclutado en su juventud por el Cártel del Golfo, pasó de lavar coches a convertirse en sicarios y después como líder de los Zetas, que fueron en un inicio el brazo armado de la organización criminal del Golfo.
Durante su liderazgo frente a la organización criminal, el “Z-40” impondría la moda de desmembrar cuerpos y guisar enemigos, disolviéndolos en ácido o derritiéndolos en contenedores de aceite. El periodista estadounidense, Alfredo Corchado, amenazado de muerte por los Zetas, cuenta en su libro Midnight in Mexico, que Miguel Ángel Treviño solía morder el corazón de alguna de sus víctimas aún viva, creyendo que eso le haría invencible, y reclutaba a sus sicarios obligándoles a disparar a una persona al azar.
Además de la saña de sus asesinatos, su táctica de poner al mundo del hampa a su servicio allí donde se imponían, llevó al “Z-40” a dedicarse, además del narco, a otros delitos como el tráfico de inmigrantes, el secuestro, y la extorsión y a tener presencia en 14 estados e incluso extenderse a Guatemala.
De acuerdo con el gobierno mexicano, el cabecilla narco es responsable de ordenar el secuestro de 265 migrantes, cuyos cuerpos fueron localizados en fosas clandestinas en el municipio de San Fernando, Tamaulipas en 2010.
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