Diego Fernández de Cevallos Ramos nació el 16 de marzo de 1941 en el Distrito Federal, eso quiere decir que, este martes, el miembro histórico del PAN cumple 80 años de vida, motivo por el cual Infobae México presenta un breve resumen de la vida de uno de los más grandes representantes de la derecha nacional.
También conocido como El Jefe Diego, es el tercer hijo de José Fernández de Cevallos y Martínez, miembro fundador del Partido Acción Nacional (PAN), es licenciado en Derecho por la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), tiene estudios truncos en Economía por parte de la Universidad Iberoamericana (UI) y posteriormente dio clases en esa institución educativa.
Fernández de Cevallos se afilió al PAN en 1959, a los 18 años, dos años después fue cuando se matriculó en la máxima casa de estudios y terminó su educación profesional en 1964. Durante sus primeros años de militancia activa en el partido de derecha interactuó directamente en favor del movimiento estudiantil de 1968 y cuando pertenecía a las Juventudes Panistas acudió a Ciudad Universitaria para participar en el diálogo propuesto por el Consejo Nacional de Huelga (CNH), la Asociación de Padres de Estudiantes del IPN y la Unión Cívica de Padres de Familia de la UNAM.
En dicho acto público el panista tenía la idea de debatir con autoridades del Departamento del entonces Distrito Federal y del gobierno federal. Durante su participación, aseguró que llevaría la agenda universitaria a la Cámara de Diputados. Asimismo, ese instante se recuerda como uno de los más críticos del ahora octogenario, pues se pronunció totalmente en contra de los políticos del PRI y del presidencialismo de México.
Irónicamente, de acuerdo con lo recabado por El Universal, en aquella ocasión, el joven Diego se refirió al régimen priista como la “mafia del gobierno”, un mote similar al que AMLO se refiere ahora a él: “la mafia del poder”.
“Quienes hoy se dicen hijos de la Revolución niegan ésta”
Para el 2012, hablando con Javier Solórzano, Diego Fernández de Cevallos explicó, en retrospectiva, que ni era bien visto por el PAN su participación en el movimiento pero que se sentía con el deber de generar presencia en él.
“Participé públicamente en el mitin en representación de Acción Nacional, en lo que yo consideraba que debería sostenerse para acabar con esa lucha que, evidentemente iba a acabar en un masacre”, refirió.
En los años venideros Diego Fernández de Cevallos participó de manera interna en el PAN y en litigios para la iniciativa privada. Posteriormente, hasta la década de los 80 fue seleccionado por Manuel Clouthier, candidato del PAN a la presidencia, para el cargo de Secretario de Política Interior en la presentación del denominado Gabinete Alternativo.
Posteriormente, tras el presunto fraude electoral de 1988 en el que Carlos Salinas de Gortari (PRI) quedó como presidente de México en vez de Cuauhtémoc Cárdenas (PRD), fue El Jefe Diego una de las voces más importantes de la oposición priista que estuvo a favor de la quema de boletas electorales. Cuando expresó su empatía ante esta propuesta que evidentemente favorecía a la legitimidad de Salinas de Gortari, justificó diciendo que las boletas por evaluar habían estado en manos del Ejército mucho tiempo, motivo por el cual pudieron haber sido alteradas.
En la siguiente jornada electoral presidencial, Fernández de Cevallos Ramos compitió por el cargo máximo, dando pie a uno de los escándalos simbólicos más condenados en su carrera, pues se refirió a las mujeres como “el viejerío”, acto que mermó profundamente en su popularidad. Por perder las elecciones de 1994, Vicente Fox lo acusó de entregar el triunfo al PRI.
Durante su paso en el poder legislativo, Fernández de Cevallos llamó la atención al liderar numerosos litigios judiciales que, al ganar, se vieron reflejados positivamente en su patrimonio; sin embargo, hubo quien llegó a señalar que la victoria de dichos casos era por su cercanía al poder.
Con las primeras aproximaciones de Andrés Manuel López al poder, el abogado de la UNAM fue de los primeros en señalar al tabasqueño como un “demagogo” y “populista”. Para lo cual el actual presidente de México lo nombró a él y a muchos miembros del PRI y el PAN como integrantes de “la mafia del poder”, un adjetivo característico de AMLO al referirse a los políticos que hacen negocios al amparo del poder público.
En mayo del 2010 el militante del PAN fue secuestrado. De acuerdo con la Procuraduría General de la República (PGR), ahora Fiscalía (FGR), el acto ocurrió cuando el político se trasladaba a su rancho en el municipio de Pedro Escobedo, en el estado de Querétaro; sin embargo, el hecho no terminó en tragedia y, con ayuda del presidente Felipe Calderón, el Jefe diego fue localizado sano y salvo. Para el 20 de diciembre de 2010, la PGR confirmó que Diego Fernández de Cevallos fue liberado después de siete meses y seis días de secuestro.
Con la llegada de AMLO al ejecutivo federal, Diego Fernández de Cevallos ha criticado constantemente la implementación de la política social de la 4T y la ha tildado de “Transformación de Cuarta”. No obstante, también ha manifestado su inconformidad por la dirección actual del PAN, a cargo de Marko Cortés, quien aceptó gustoso la coalición Va por México, plataforma que promueve la alianza PRI-PAN-PRD.
Más recientemente, anunció su llegada a Twitter y trasladar su militancia a redes sociales, donde los detractores de la administración de AMLO aplaudieron su arribo a la red social. Asimismo, ha participado constantemente en medios de comunicación como Milenio, donde tiene una columna que semanalmente utiliza para atacar a AMLO.
A pesar de que exista un constante encono entre los políticos, cabe recordar que cuando el gobierno de México recibió a Evo Morales, ex presidente de Bolivia que escapó de su país por motivos de seguridad, Fernández de Cevallos manifestó su coincidencia con López Obrador, esto en virtud de que la tradición de la política mexicana en materia de asilo, siempre ha existido con un afán de neutralidad en la autodeterminación de los pueblos y como herramienta para salvaguardar la vida humana, tal como se hizo con los exiliados de España, en la década de los 30; so con los ciudadanos de Argentina y Chile al huir de los gobiernos militares.
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