La vacuna de AstraZeneca desarrollada en la universidad de Oxford, Reino Unido, es una de las apuestas del gobierno mexicano para proteger a su población en contra del virus pandémico SARS-CoV-2. Este medicamento ha ingresado al país en su presentación de dosis listas para ser administradas, y también como sustancia activa a granel para ser envasada en México.
Sin embargo, en varios países este fármaco ha sido el centro de algunas controversias. Por ejemplo, algunos gobiernos decidieron no administrarlo a personas mayores de 55 años alegando que no había información suficiente para comprobar que fuera segura.
Sin embargo, en el estudio más reciente liberado por AstraZeneca, se revela que en Escocia (lugar donde se realizó el ensayo clínico) se logró reducir en un 94% las hospitalizaciones por contagios de la COVID-19. Este es el primer estudio que revela los efectos de la vacunación para combatir la pandemia por el virus SARS-CoV-2.
La vacuna de AstraZeneca ha demostrado su seguridad y efectividad a la hora de reducir los riesgos de contagio y los efectos de la COVID-19. Sin embargo, igual que todas las vacunas, este medicamento puede producir algunos efectos no deseados.
En un documento donde se hace la descripción del producto conocido como AstraZeneca, pero que también lleva el nombre de “Vacuna Contra la COVID-19 ChAdOx1-S recombinante”, se explican todos los efectos adversos que puede llegar a provocar el fármaco en las personas a las que se administra.
Como en casi todos los casos, las reacciones adversas más comunes son sensibilidad o dolor en la zona de la vacuna, con una ocurrencia del 63.7% y 54.2% de los casos, respectivamente.
Además, la vacuna de AstraZeneca, según los ensayos clínicos realizados en el Reino Unido, Sudáfrica y Brasil, provoca dolor de cabeza (en 54.2% de las veces que se aplica), fatiga (53.1%), mialgia (44%), malestar general (44.2%), febrina (33.6%), fiebre mayor a los 38°C (7.9%), resfriado (31.9%), dolor de articulaciones (26.4%) y náusea (21.9%). Es decir, los efectos secundarios pueden llegar a ser bastante comunes, y se reportan con mayor frecuencia a partir de la segunda dosis (que debe de ser administrada 4 o 12 semanas después de la primera).
Sin embargo, los efectos secundarios desaparecen algunos días después de aplicada la vacuna. Además, la gran mayoría de los efectos adversos fueron de leves a moderados, y en la población mayor a 65 años estos fueron más leves y menos comunes.
A manera de comparación, estos son los efectos adversos que provoca la vacuna desarrollada por Pfizer/BionNTech: dolor en el lugar de la inyección (84.1%), fatiga (62.9%), dolor de cabeza (55.1%), dolor muscular (38.3%), resfriados (31.9%), dolor en articulaciones (23.6%) y fiebre (14.2%). La mayoría de las reacciones adversas fueron moderadas y desaparecieron con el tiempo.
El documento consultado, también revela la distribución demográfica de las personas en las que se realizaron los estudios clínicos que permitieron demostrar la seguridad y efectividad de la vacuna: 76.2% fueron personas blancas, 6.4% fueron personas negras y un 3.4% asiáticas.
Esto llama la atención debido a que dos de los países en los que ensayos clínicos tienen una mayoría de población no blanca. En Brasil (en un censo realizado ruante el 2008), el 47.51% de la población se declaró blanca, mientras que un 43.13% se declararon “pardos” (o mestizos) y un 7.61% como negros. Por otro lado, en el 2019, un censo realizado en Sudáfrica reveló que el 89% de su población se identifica como negra.
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