Con el poder de iniciar las guerras y detenerlas: así eran las secretas gobernantes mexicas de Tenochtitlan

Ilancuéitl, Atotoztli y Tecuichpo, fueron piezas fundamentales en las alianzas políticas y territoriales para mantener el poderío mexica

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Tecuichpo (centro), hija de Moctezuma
Tecuichpo (centro), hija de Moctezuma Xocoyotzin (izquierda) y Pedro Tlacahuepantzin (derecha), ella fue esencial en la Triple Alianza Foto: (Códice Cozcatzin)

Si bien las mujeres no solían tener un papel igualitario en el México prehispánico del área central, hay registro sobre algunas que destacaron por mantener el equilibrio, la cohesión política y hasta ejercer las decisiones para proteger a sus pueblos.

Para hablar de estas poderosas mujeres Infobae entrevistó a Clementina Battcock (llegó de Argentina a radicar en México hace 20 años), doctora en Historia por la Universidad Nacional Autónoma de México, miembro del Sistema Nacional de Investigadores, nivel I y profesora investigadora de la Dirección de Estudios Históricos del Instituto Nacional de Antropología e Historia.

“Es cierto que el estudio sobre las mujeres prehispánicas de linaje muestra diversas complejidades y un sinnúmero de abordajes, entre ellos el que las presenta sólo como compañeras del gobernante y madres de los hijos de éste. Sin embargo, considero que la presencia femenina implica más que una figura complementaria del gobernante”, reflexionó la investigadora.

 Clementina Battcock (llegó de
Clementina Battcock (llegó de Argentina a radicar en México hace 20 años), doctora en Historia por la Universidad Nacional Autónoma de México, miembro del Sistema Nacional de Investigadores Foto: (Inah)

Las mujeres fueron pieza clave en la defensa de las comunidades, seguramente salieron a la batalla cuando fue preciso y se adiestraron en las armas también para poder realizar la efectiva defensa explicó Battcock.

“Con ello, se rompe con la imagen pasiva y relegada de la mujer por una más activa, aguerrida, pero que dependió del contexto, un contexto congruente a su desempeño y adiestramiento en las armas. Por ello quizá sea comprensible que hayan participado de esta manera para defender a cualquier costa su grupo”, añadió la historiadora.

El papel esencial de la mujer para forjar alianzas y transmitir derechos y obligaciones a la descendencia, ayudar a la identificación y existencia de un grupo.

No es una novedad que la sociedad prehispánica del centro de México haya sido dirigida por hombres que recibieron la autoridad de gobernar a través de la divinidad y del linaje de sus antepasados. Aunado a ello, el papel de la mujer noble (muchas veces implícito en esta elección) fue decisivo, ya que de ella devenía aquel insigne linaje y que se depositaba en su descendencia.

Las mujeres nobles tenían un
Las mujeres nobles tenían un papel fundamental en la educación y linaje Foto: (Códice Mendoza)

La participación y presencia femenina fue una constante en actos de extremo conflicto y tensión, en algunas ocasiones como motivo de desavenencias, incluso guerras o connatos y en otras como elemento de resolución de las mismas.

Ilancuéitl y Atotoztli

La mayoría de las fuentes de tradición mexica señalan que Acamapichtli, el primer gobernante de Tenochtitlán, nació de padre mexica y madre culhua, es decir que fue nieto por filiación materna del tlahtoani de Culhuacán e hijo de un mexica que permaneció en este lugar, posiblemente desde la estancia de aquellos en Tizapan-Culhuacán, etapa errante de tal grupo, relató la también investigadora.

“Estos datos subrayan la relevancia de la alianza entre mexicas y culhuacanos a través de la descendencia común y, sin embargo, no nos explica la insistencia de que Acamapichtli fuera el elegido para gobernar; no obstante, todo parece indicar que fue el linaje de la esposa Ilancuéitl el más valioso, ya que ella confirió a su marido el derecho a gobernar, por lo que se trató de una mujer clave para la fundación y el mantenimiento de la línea gobernante mexica”, abundó Clamentina.

Acamapichtli e Ilancuéitl Foto: (Códice
Acamapichtli e Ilancuéitl Foto: (Códice Xólotl, lám. III)

Sobre Ilancuéitl existen otras versiones que aluden al papel de madre y esposa de Acamapichtli, mientras que su nombre, en muchas ocasiones, es equivalente al de Atotoztli.

También se ha indicado que tanto Ilancuéitl como Atotoztli estaban emparentadas como suegra y nuera y que, además, eran hermanas. Quizás esta aparente confusión de nombres y funciones respondieron a una sola causa: la mujer representada como proveniente de un origen noble y como creadora de linaje; las múltiples e incongruentes referencias en torno a Ilancuéitl-Atotoztli presentan graves problemas de interpretación pues cabe la posibilidad de que la variedad en la información haya respondido a las diferentes creaciones realizadas a posteriori de una misma tradición; es decir, se construyó desde un presente en el que era necesaria la vinculación del renombrado pasado tolteca o culhuacano.

A pesar de ello, las descripciones de Ilancuéitl como “hermana mayor” aluden al significado mismo de su nombre (la traducción literal sería “falda de vieja”) y a las representaciones pictográficas en las que se observa de manera clara su avanzada edad; por esta razón no deja de ser notoria su importancia como madre y creadora.

Las mujeres nobles se peinaban
Las mujeres nobles se peinaban con dos cornezuelos en la cabeza, símbolo de poder Foto: (Códice García Granados)

Es puntual asumir que la representación de cualquiera de las Atotoztli es de suma relevancia para las consideraciones políticas sobre la historia mexica, así como las de Ilancuéitl lo son para Coatlinchan, ya que esta mujer es mencionada como esposa de uno de los gobernantes de tal centro, pero su historia se enmarca en la tragedia, pues asesinan a su esposo y huye en busca del resguardo de su hijo hacia su lugar de origen: Culhuacán.

Otra versión señala que Ilancuéitl era originaria de Coatlichan y que, incluso, era gobernante por derecho. Posiblemente, esta relación pudo significar que Coatlinchan tuvo un estatus equivalente con Culhuacán, es decir, que ambas sedes de poder representaron el lugar de origen de la legitimidad y que, probablemente, varias ciudades a lo largo de la historia prehispánica compartieron esta dignidad; Ilancuéitl se relacionó con Azcapotzalco a partir del gobierno de Acamapichtli.

La académica argentino-mexicana detalló que a partir de entonces mantuvieron un significativo vínculo en el que la principal actividad que desarrollaron los tenochcas al servicio de Azcapotzalco fue militar. Los mexicas necesitaron un “jefe de guerra” que sirviera a Azcapotzalco pero que tuviera fuertes nexos con los principales culhuas y para ello utilizaron la alianza matrimonial como estrategia dentro de tan compleja arena política.

Fragmento de la lámina 3
Fragmento de la lámina 3 del Códice Xolotl que muestra el matrimonio de Huetzin de Coatlinchán con Atotoztli de Colhuacan; hacia abajo se ve parte de su descendencia

En el Códice García Granados se puede observar a Ilancuéitl como esposa de Tezozómoc el Viejo, fundador de la dinastía de Azcapotzalco, y como madre de Tezozómoc el Joven. En el mismo documento aparecen los gobernantes de Tenochtitlan como descendientes del linaje de Azcapotzalco, mientras que Ilancuéitl conserva su posición generadora/fundadora de los gobernantes mexicas, pero ubicándose más atrás temporalmente.

“Al respecto, creemos que la Ilancuéitl que aparece representada en el Códice García Granados tal vez es otra Ilancuéitl y no la de Acamapichtli. En este sentido, pensamos que es importante señalar que con esta figura femenina se inicia la dinastía tanto azcapotzalca como tenochca, tratándose así de una mujer que funda e inaugura linajes”.

Otra problemática en torno a Ilancuéitl es la existencia de un “otro”, es decir un hombre llamado Ilancuéitl, que era el gobernante de una de las ciudades de la confederación de Chalco-Amecameca. Este otro Ilancuéitl es en realidad una inversión sexual de su contrapartida femenina que alude a la mujer Ilancuéitl, misma que tiene varios hijos, pero que a veces se describe en las fuentes como estéril, por lo que una mujer que no puede tener hijos podría ser equiparada a un hombre.

La representación de una fiesta
La representación de una fiesta Foto: (Códice Durán)

Aunque esta situación se solucionó ritualmente al pasar entre las piernas de Ilancuéitl a los hijos que Acamapichtli tuvo con sus concubinas; gracias al acto simbólico de alumbramiento les otorgó nueva madre y un pasado que reivindicar. Ellas tuvieron un particular ejercicio de poder como fundadoras de linaje, al tiempo que estuvieron asociadas a la legitimidad política de estos grupos, ya que eran necesarias en el mantenimiento de cualquier linaje familiar.

Las representaciones de dos mujeres destacadas en la narrativa nahua del Posclásico mesoamericano, Atotoztli e Ilancueitl, exige detenernos a reflexionar en torno a dos cuestiones principales: la primera refiere a cómo se representó a la mujer prehispánica, no sólo desde la imprescindible mirada hispánica, sino también desde las posibilidades que las propias tradiciones indígenas plantean; la segunda, y en relación con lo anterior, atiende a cómo se le ha representado en diferentes contextos y temporalidades, es decir, no sólo desde perspectivas culturales diferentes sino desde situaciones históricas desiguales”, reflexionó la historiadora.

Al tratarse de mujeres herederas de un linaje ancestral, diversos centros buscaron emparentarse con ellas a través de una alianza matrimonial. Sobre estos intentos, las fuentes son ricas en versiones que las presentan, por un lado, como motivo de tensión y conflicto y, por otro lado, como la metáfora de fundación de un reconocido linaje.

Tecuichpo, una mujer que ayudó
Tecuichpo, una mujer que ayudó a “hilar, legitimar y renovar” la sucesión de los últimos gobernantes mexicas y que, a la muerte de estos, fungió como la heredera de ese poder Foto: (Inah)

Tecuichpo

El papel de las mujeres de estatus se puede observar en los tempranos años de la conquista española, específicamente en la hija mayor de Motecuhzoma Xocoyotzin, con Tecuichpo, una mujer que ayudó a “hilar, legitimar y renovar” la sucesión de los últimos gobernantes mexicas y que, a la muerte de estos, fungió como la heredera de ese poder, de ahí el interés de algunos españoles por convertirla en su esposa, dijo Clementina.

Sin embargo, es para reflexionar que haya sido la imagen doméstica y reglamentada de la mujer del centro de México la que parece trascender e imponerse en los estudios que tratan de ellas.

“Por ello propongo que es indispensable pensarlas desde contextos traslapados y constantes: la tensión y el predominio, circunstancias que las llevaron a desempeñar actividades necesarias en contextos particulares, como fue durante la ausencia de los hombres por motivos de guerra, cuando debían demostrar un carácter fuerte”, señaló.

Tecuichpo Foto: (Inah)
Tecuichpo Foto: (Inah)

Para los pueblos mesoamericanos, las mujeres fueron miembros fundamentales de la nobleza, “jugaron un papel esencial en el mantenimiento de las líneas dinásticas, tuvieron una participación religiosa importante y ostentaron interesantes títulos honoríficos y de procedencia”; se podría argumentar que una manera de crear enlaces políticos, sociales, económicos y culturales fue por medio de un sistema de alianzas matrimoniales, en el que quedaban unidos grupos familiares de un centro dominante con otras familias de diferentes señoríos, fortaleciendo tal institución las relaciones de poder establecidas entre ellos.

El Códice Xólotl da cuenta de la participación de mujeres chichimecas en momentos de particular importancia, como el establecimiento en la Cuenca de México.

Las hijas de Xólotl

Por su parte, el Mapa Tlotzin ilustra a las mujeres durante la etapa de migración y resalta sus actividades enfocadas a la reproducción, la alimentación del grupo y el cuidado de su descendencia.

Si bien se ha propuesto que las representaciones femeninas fueron fundamentales para comprender los trazos contenidos en las genealogías narradas por estos documentos, sus roles dentro de las élites gobernantes de abuelas, esposas, madres, hijas o concubinas, estuvieron configurados por ser sujetos clave en las alianzas entre diferentes linajes del centro de México, lo que dio origen a una descendencia consanguínea que pudo asegurar la permanencia política y cultural de un grupo.

Atotoztli Foto: (Inah)
Atotoztli Foto: (Inah)

Las hijas de Xólotl se tornaron en ese vínculo perfecto para relacionarse con tres grupos: los tepanecas, los otomíes y los acolhuas que llegaron posteriormente a solicitar lugar de asentamiento.

A los primeros, Xólotl les entregó a su hija mayor, a los segundos a la menor y a los terceros a la hija de un noble tolteca para fundar tres centros políticos: Azcapotzalco, Xaltocan y Coatlinchan, respectivamente.

Esta primera gran alianza fue sustantiva para entender las disposiciones de las facciones aliadas de los chichimecas y las de los grupos toltecas que se aliaron con tal de acrecentar su fuerza y defender las tierras propicias para la reproducción de su gente; como era de esperarse, no pasó mucho tiempo antes de crearse un ambiente de competencia y tensión en la Cuenca de México.

Tlotzin y su esposa Foto:
Tlotzin y su esposa Foto: (Códice Xólotl)

El detonante fue aquella alianza “inconclusa” de Xólotl con los acolhuas que, si bien no los dejó sin establecimiento, les negó emparentarse directamente con el linaje chichimeca que detentaba el referido líder, fue por esta razón que los acolhuas reclamaron para sí a Culhuacán, centro que les era cercano por estar emparentados con esta familia real desde su llegada.

Una vez obtenido este centro, planearon que gobernará en él Huetzin, futuro heredero de Coatlinchan; según esta versión, la respuesta de Xólotl fue afirmativa, pero los nobles culhuacanos no estuvieron de acuerdo, pues ya habían designado a un miembro de su linaje para ocupar el cargo de gobernante, por lo que a la llegada de Huetzin no le permitieron entrar a la ciudad y lo despacharon de regreso.

Xólotl y su esposa Tomiyauh
Xólotl y su esposa Tomiyauh Foto: (Códice Xólotl)

Al enterarse Xólotl de tal afrenta, envío a su hijo Nopaltzin a solucionar por vía de la guerra esta penosa situaciónevento en el que el hijo de Xólotl resultó vencedor y restituyó en su puesto a Huetzin, quien pidió casarse con una mujer culhua de nombre Atotoztli (es decir “pájaro acuático”).

A partir de entonces, Atotoztli cobró una posición política fundamental en la pelea por la legitimidad del linaje culhuacano y en la lucha por gobernar este centro.

Ella se convirtió en la causa de la guerra, en la “mujer de la discordia” y, al mismo tiempo, en la mujer mediadora, capaz de alcanzar la unión y representar la oposición, “una fuente de poder pero también de caos, una amenaza para la progresión ordenada del mundo y absolutamente necesaria para su mantenimiento”.

Ilancueitl en la lámina 3
Ilancueitl en la lámina 3 del Códice Xolotl, en una conexión remota con Achitometl como su padre Foto: (Códice Xolotl)

El poder del linaje heredado y su desempeño político

Las mujeres en los grupos principales nahuas fueron fundantes de las relaciones políticas de la cuenca de México para el posclásico tardío. Su actuación en las tramas de parentesco es clave para entender la regulación de las prácticas de negociación política mesoamericana.

Sólo a través del análisis preciso de su representación se puede acceder a los mecanismos de poder que se accionaron en la Cuenca quizá hasta la consolidación de la hegemonía mexica, aun con todas las dificultades que presentan la crítica de fuentes y la propia determinación de sus diferentes procedencias e intencionalidades de registro.

La diferencia entre circulación y distribución, entre reproducción y descendencia, me parece clave, conceptual, histórica y políticamente; además ambas diferencias son efecto de ‘cultura’ e ‘historia’, enfatizan y fundan eso: la variabilidad del parentesco, su sentido ´logístico´; más que biológico, su valor como estrategia política antes que como estructura ‘natural’; o familiar”, subrayó la investigadora de la UNAM.

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