Más allá de conmemorar una efeméride en el calendario, el 8 de marzo es símbolo de lucha para muchas mujeres en busca de justicia en México. En vísperas de la convocatoria para que las manifestantes tomen las calles, el gobierno de México, encabezado por Andrés Manuel López Obrador, ha reafirmado la separación simbólica con las colectivas feministas, por medio de una valla alrededor del Palacio Nacional.
La mañana del 5 de marzo, el paisaje habitual de la Plaza de la Constitución en la Ciudad de México tuvo cambios significativos. Desde la calle de Moneda y hasta Corregidora, una serie de vallas de tres metros de altura fueron colocadas a lo largo de todo el frente del edificio donde vive y desde donde despacha el presidente. Desde entonces, diversos funcionarios y personajes afines a él han encaminado argumentos para justificar la presencia de aquella frontera.
Uno de ellos es Jesús Ramírez Cuevas, coordinador General de Comunicación Social de la Presidencia, quien esta mañana emitió un mensaje a través de su cuenta de Twitter, @JesusRCuevas.
El pdte. @lopezobrador_ da garantías a las manifestaciones del 8M. El cerco de Palacio Nacional es para proteger y no para reprimir; para cuidar el patrimonio de todos los mexicanos y evitar la confrontación. Es un muro de paz que garantiza la libertad y protege de provocaciones
La medida ha sido sorpresiva, pues es la primera vez que se encamina una medida de dicho talante. Sin embargo, cobró una especial relevancia, pues ha sido encaminada por una administración que, desde el inicio del sexenio, se ha autoproclamado “del lado de las víctimas”, incluso como feminista..
“Para cuidar el patrimonio de todos los mexicanos”, fue uno de los argumentos vertidos por el vocero de la presidencia. De hecho, en un acto público desde Quintana Roo, el mismo López Obrador aseguró que entre las mujeres manifestantes hay personas que buscan “causar daño, utilizan la violencia y tiran bombas molotov”.
Sin embargo, con la medida implementada y la discusión en torno a su legitimidad o no, el gobierno de México ha puesto en el centro de la discusión pública la protección a los edificios por encima de las consignas y demandas que resonarán por las calles el próximo lunes.
Una de las más recientes protestas ha sido la referente a la inconformidad ante la candidatura de Félix Salgado Macedonio por el Movimiento de Regeneración Nacional (Morena) para gobernar Guerrero, pues el senador con licencia ha sido señalado por cinco mujeres por violencia sexual. Sin embargo, es una de las tantas denuncias que exhiben la violencia sufrida por millones de mujeres a diario.
De acuerdo con las estadísticas registradas por el Secretariado Ejecutivo del Sistema Nacional de Seguridad Pública (SESNSP), de 2015 a 2020 se duplicó el número de feminicidios. En el primer año había 411 delitos de esa índole, sin embargo, para 2016 fueron 605 y un año después 742 feminicidios. En 2018 las mujeres asesinadas registradas en dicha base de datos fueron 893 y el número siguió creciendo en 2019, pues se registraron 940 casos. El año pasado cerró con 860 feminicidios.
Sin embargo, en el informe de Violencia contra las mujeres presentado por la misma entidad, registró 939 delitos por feminicidio en el último año. Además, en lo que va del año 2021, se han registrado 67 más, siendo el Estado de México la entidad con mayor incidencia, seguido de Veracruz, Morelos y Chiapas, con 12, 6, 5 y 4 casos respectivamente.
Aunque las autoridades han solicitado las manifestaciones pacíficas, lo cierto es que las medidas implementadas desde el ámbito gubernamental han sido insuficientes para garantizar la paz y seguridad de las mujeres
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