Corría el año 1945, cuando el ingeniero estadounidense Percy Spencer inventó el microondas.
El revolucionario aparato fue un éxito, y se unió al resto de dispositivos electrónicos que, por las mismas fechas, aumentaron la comodidad en el hogar; mecanismos ideales para ahorrar tiempo y esfuerzos valiosos. Sin embargo, desde entonces, el microondas sumó tantos adeptos como detractores, y es que durante décadas, surgieron numerosos mitos sobre los efectos nocivos que provoca a la salud.
Por ejemplo, muchas familias evitan su uso por las ondas que emite. Se piensa que son radiactivas y dañan los alimentos y las bebidas que se calientan en su interior. Esto, según explicó la Procuraduría Federal del Consumidor (Profeco), es una creencia falsa.
“Contrario a lo que muchos piensan, la radiación que emite un horno de microondas no es radiactiva ni permanece almacenada dentro de él. Se trata de energía similar a la luz de un foco, que en cuanto se apaga, desaparece”, indicó.
En su revista mensual, Profeco señaló que organismos internacionales como la Organización Mundial de la Salud (OMS) o la Agencia Federal de Drogas y Alimentos de EEUU (FDA, por sus siglas en inglés) han asegurado que estos electrodomésticos, siempre que se encuentren en buenas condiciones, son inofensivos para las personas. Además, de acuerdo a la procuraduría, ningún estudio ha demostrado hasta el momento que este aparato dañe los alimentos, o mate sus nutrientes.
“El avance de la tecnología y la constante mejora de los productos han ayudado a minimizar los riesgos en su uso y a identificar riesgos potenciales”, señaló el organismo federal. “De acuerdo con la OMS, los alimentos cocinados en un horno de microondas son tan seguros y tienen el mismo valor nutritivo que los alimentos cocinados en un horno convencional”, agregó.
Este electrodoméstico permite calentar los alimentos gracias a sus ondas ultracortas de alta frecuencia, que provocan la rápida agitación (vibración) de las moléculas del agua, de grasa y de azúcar. Según el estudio de calidad elaborado por Profeco, los modelos disponibles en el mercado que consumen más energía son el NN-ST76LSRPH, y el NN-SF564MRPH, ambos de Panasonic, y el MH1596DIR, de LG.
Riesgos de comer carne a la parrilla
En su revista mensual, la Procuraduría también habló de los riesgos que puede provocar un consumo excesivo de carne, vegetales o alimentos a la parrilla.
El organismo detalló que abusar de esta forma de cocción puede producir daños a la salud. Y es que cocinar a fuego directo, a más de 150ºC de temperatura, puede aumentar las posibilidades de sufrir cáncer en el futuro.
“Se producen compuestos químicos que, en exceso, pueden ser perjudiciales a la salud, pues están relacionados con un aumento en el riesgo de padecer cáncer”, indicó el organismo.
Este no es el único peligro que se asocia a este tipo de cocción. La Asociación Americana del Corazón (AHA, por sus siglas en inglés) de EEUU, publicó un estudio que demostró que ingerir de forma regular carne a la parrilla también desencadena un aumento de la presión arterial.
“Se descubrió que quienes consumieron carne asada a la parrilla a altas temperaturas, más de 15 veces al mes, tenían 17% más riesgo de padecer presión arterial alta que aquellas que lo hicieron menos veces al mes”, agregó Profeco.
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