La construcción que albergaba el Casino Royale, en Monterrey, Nuevo León, lugar donde murieron 52 personas durante un ataque de la delincuencia organizada el 25 de agosto del 2011, comenzó a ser demolido este miércoles.
Por lo menos seis empleados, alrededor del mediodía, iniciaron rompiendo el techo del edificio, el cual fue abandonado y clausurado desde el día que fue incendiado con decenas de personas en su interior. Dos de las víctimas eran mujeres embarazadas.
Según las indagatorias de las autoridades, al menos 14 sicarios del crimen organizado regaron el lugar con gasolina para después lanzar artefactos explosivos.
Las labores del derrumbe durarán aproximadamente seis meses, informó uno de los trabajadores a La Jornada, ya que la estructura del inmueble quedó severamente dañada debido al siniestro y a la desatención a lo largo de los años.
El retiro de materiales como ladrillos y concreto se realizará a mano y de manera lenta para evitar un derrumbe.
Inconformes, familiares de las víctimas de la masacre visitaron a las inmediaciones del Casino Royale para exigir que se frenaran las labores del desmantelamiento del edificio.
Martín Eduardo García Rocha perdió a Yolanda Rocha, su madre, cuando tenía 17 años de edad. Rocha formaba parte del personal de limpieza en el casino. “(Sientes) enojo, tristeza. Te sientes mal porque ni siquiera se ha visto justicia. Es muy triste y además es una falta de respeto”, dijo, de acuerdo con La Jornada.
La ciudad de Monterrey inauguró un monumento a los fallecidos del ataque en frente del Casino Royale en el 2014. No obstante, fue derribado dos años después: la estructura se encuentra rota y abandonada.
Para homenajear a las víctimas, familiares y amigos colocaron cruces frente a las inmediaciones del lugar de la masacre, donde exigieron respeto y memoria para sus seres queridos que murieron en el atentado.
“Venimos para que nos respeten este pedazo (el de las cruces), ya que el monumento está abandonado, en ruinas”, declaró García Rocha. El 25 de agosto de 2020, a nueve años del multihomicidio, la vocera de los deudos, identificada como Samara Pérez, informó que los propietarios del inmueble querían demolerlo.
“Cuando estábamos instalando unas cruces, se presentó Carlos Alejandro Salinas Martínez y dijo que él ya quiere borrar todo esto. Aquí murieron 52 personas. Eso no se puede borrar”, manifestó.
El 25 de agosto de 2011 se registró el peor atentado terrorista contra la población civil en la historia de México y el punto más negro de la “Guerra contra el narcotráfico”, que había declarado desde el inicio de su sexenio el entonces presidente Felipe Calderón.
El atentado
Eran las 15:15 horas del 25 de agosto de 2011 cuando hombres armados, entre 12 y 14 que viajaban en cuatro vehículos, irrumpieron en el casino ubicado en la avenida San Jerónimo al poniente de la ciudad. Pertenecían al cártel de Los Zetas.
Golpearon a la recepcionista, robaron pertenencias de los clientes, destruyeron máquinas y rociaron con gasolina las máquinas de juego y la alfombra del lugar, y tras prenderle fuego a todo se retiraron del lugar. El hecho, dijeron testigos, fue sincronizado, ya que los sicarios alcanzaron a rociar la mayoría de las máquinas de apuestas del casino. El lugar, en pocos minutos, quedó envuelto en llamas y humo.
De acuerdo con testigos, hubo una explosión de al menos una granada. Mientras que algunos clientes lograron salir por la puerta principal, pronto se convirtió imposible por las llamas que crecían.
Ante el caos, muchas personas fueron pisoteadas por la estampida, mientras las salidas de emergencia permanecían cerradas con llave. Todas las víctimas murieron asfixiadas por intoxicación de monóxido de carbono, algunas escondidas en los baños y oficinas luego de tratar de huir de los agresores. Horas después, ya en la noche, se desplomó el segundo piso del inmueble que estuvo en llamas. Antes del ataque se encontraban alrededor de 100 personas dentro del casino.
Pánico y desesperación
Entre el humo negro que se colaba del edificio del Casino Royale, varias personas salían corriendo. Lloraban por la gente que se quedó tirada en la alfombra sin que ellos pudieran saber si estaban vivas o muertas.
“Adentro reinaba el caos. No se podía ver. Además el humo asfixiaba. Algunos no alcanzaron la salida y se derrumbaban a pocos metros de la puerta”, narraban, entre sollozos, las personas que lograron salvarse.
Una mujer sobreviviente describió el infierno que se vivió en el Casino Royale: “muchos clientes quedaron pisoteados cuando se desató la estampida de decenas de personas al tratar de salir por una de las pequeñas puertas de emergencia del inmueble”.
Los detenidos
Por el atentado en el Casino Royale fueron detenidos más de 25 sicarios, algunos relacionados directamente con Los Zetas. Una parte de los arrestados aseguró que su intención no era provocar tantas muertes, sino apenas presionar y asustar a los dueños para que pagaran la extorsión.
Una docena de los detenidos fue condenada por el atentado. Nueve fueron sentenciados entre 2011 y 2016 y tres más fueron condenados en 2018, de acuerdo con las autoridades mexicanas.
El 6 de enero de 2012, fue detenido Baltazar Saucedo Estrada, El Mataperros, uno de los líderes del grupo delictivo que ordenó el atentado donde murieron 53 personas. El Mataperros se encontraba a las afueras del Casino Royale vigilando que se ejecutara la orden de incendiar el lugar debido a que el dueño no había pagado la cuota, informó el procurador de Nuevo León, Adrián de la Garza.
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