En el marco del quinto centenario de la caída de Tenochtitlan, el Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH) y la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM) organizaron un seminario para reflexionar sobre tan trascendental acontecimiento.
Durante el evento celebrado de forma virtual, investigadores, historiadores y escritores expertos en el tema hicieron apuntes sobre el contexto que envuelve a este hecho histórico. A continuación, se rescataron algunos aportes interesantes sobre las causas de la caída del imperio mexica.
El comportamiento incomprensible de Moctezuma Xocoyotzin
María Castañeda de la Paz, investigadora del Instituto de Investigaciones Antropológicas de la UNAM, explicó que, a partir de 1428, los señores mexicas comenzaron a establecer una estructura basada en la consanguinidad con la nobleza de Culhuacán, a fin de legitimar su ascendencia tolteca, “lo cual dio un poder incuestionable y absoluto a los tlatoanis tenochcas”.
Con la llegada de Hernán Cortés, Moctezuma Xocoyotzin, soberano de Tenochtitlan, tenía diversos miembros de su casa real instalados en otros señoríos. Pese a que Moctezuma II comenzó a actuar de manera “incomprensible” para el resto de sus parientes, nadie lo cuestionó por respeto a su investidura.
“Cuando digo que el gobernante tuvo un comportamiento errático, quiero decir que ya su parentela, lo consideraba intolerable. Eso provocaría la rebelión de algunos de ellos en su contra, lo que antes era impensable, y esos eventos son precisamente cuando él accede a convivir con Cortés y los conquistadores españoles en los palacios de Axayácatl, y la entrega que —se dice— hizo de su imperio al rey de España y la solicitud de que el resto de los nobles le rindiera tributo y vasallaje”, manifestó la especialista.
Grilletes en los pies, su pasividad ante la matanza de la fiesta de Tóxcatl y su intervención en la terraza
La investigadora de la UNAM consideró que otros tres eventos fueron determinantes en la caída del imperio mexica. Así pues, a ojos de sus parientes, la exposición pública de Moctezuma II con grilletes en los pies y su aparente pasividad ante la matanza de la fiesta de Tóxcatl, enacabezada por Pedro de Alvarado en el Templo Mayor, se suman a los sucesos que determinaron el destino de toda una civilización.
Finalmente, Castañeda de la Paz señaló como último factor, la disposición del soberano mexica a subir a la terraza de su palacio, a solicitud de Cortés, para apaciguar a su pueblo.
Esto fue una olla de presión para la nobleza indígena y el séquito que lo rodeaba, y la máxima expresión obviamente de esa rebelión fue, según las fuentes históricas, la apedreada que le dio su pueblo, y uno de esos pedruscos es el que le provocaría la muerte al tlatoani, pocos días después
El pago de tributo a la Tripe Alianza
De acuerdo con el arqueólogo Eduardo Matos Moctezuma, uno de los principales factores económico-políticos que inclinaron a distintos pueblos a sumarse a las filas del avance español, al centro del Valle de México, fue el pago de tributo a la Triple Alianza, conformada por Tenochtitlan, Texcoco y Tacuba.
Tal fue el caso de los tlaxcaltecas, que serían parte del ejército de élite que, en los años subsecuentes a la conquista de Tenochtitlan, marcharían hacia el septentrión de la Nueva España
Hernán Cortés no quemó sus naves, el ingenio militar del ejército español
Eduardo Matos reconoció el genio militar de Hernán Cortés, quien lejos de “quemar sus naves” para evitar la deserción de los suyos, como cuenta la leyenda, las encalló en las costas de Veracruz puesto que le serían de utilidad. Y así sucedió, sus bastimentos servirían para construir los bergantines con que asediarían a la isla.
El sitio de Tenochtitlan
El arqueólogo apuntó que el bando invasor se dispuso a controlar los accesos a las calzadas que conectaban Tenochtitlan con tierra firme.
Luego de tres meses de sitio, las fuerzas del ejército mexica se vieron disminuidas, ante el armamento de su contraparte española.
El 13 de agosto de 1521, la guerra concluiría en la ciudad gemela de Tlatelolco, donde su señor Cuauhtémoc, dirigiéndose a Cortés, pronunció: “Señor Malinche, ya he hecho lo que estoy obligado a hacer en defensa de mi ciudad y no puedo más, toma ese puñal que tienes en el cinto y mátame”, finalizó el investigador.
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