En 2018, México vivió el periodo electoral más sangriento de la historia contemporánea; sin embargo, este año, se espera, será complicado en materia de seguridad y violencia por las elecciones. Impedir la filtración del crimen organizado será una de las asignaturas de cara a los comicios del próximo 6 de junio.
Las autoridades están conscientes de los problemas que puedan devenir con el proceso electoral. En su cotidiana conferencia mañanera, el presidente Andrés Manuel López Obrador reconoció que cuando hay elecciones los criminales toman partido por algún candidato para tener el control del municipio o estado.
“Estamos tratando el caso, cuando hay elecciones se mete el crimen organizado y también la delincuencia de cuello blanco, se meten a financiar campañas y toman partido a favor de candidatos porque quieren tener control en los municipio y en los estados”, indicó el mandatario mexicano.
En ese sentido, el actual periodo electoral no comenzó bien. La periodista y escritora mexicana, Anabel Hernández, señala en su columna en la agencia de noticias alemana Deutsche Welle (DW), que este año los comicios, próximos a celebrarse, se realizarán bajo el consentimiento del narco.
La autora del libro El Traidor (Grijalbo: 2019) explica que en las zonas donde se libran sangrientas batallas, los criminales emprenderán nuevas disputas más silenciosas, discretas, igual o más peligrosas: las del control político, a través del respaldo económico en campañas y la imposición de candidatos. Con esto a su favor, el narco estará en posibilidades de expandir su poderío, contrarrestar el de sus rivales y asegurarse zonas francas para el establecimiento de sus familias.
El interés del narco en los comicios también se debe a las facilidades para hacer inversiones en el sector industrial, comercial o inmobiliario, a través de empresas fantasma con las cuales lavan sus ganancias.
Ismael Zambada García, el “Mayo”, el silencioso y montaraz líder del Cártel de Sinaloa, por ejemplo, mantiene sus pasos en la oscuridad gracias a las empresas que ha podido constituir ilegalmente, y que son manejadas por su familia o prestanombres, ha sobrevivido largas décadas sin ser detenido.
Zonas rojas
Baja California, Baja California Sur, Chihuahua, Colima, Guerrero, Michoacán, Nayarit, Nuevo León, Sinaloa, Sonora, Campeche, Querétaro, San Luis Potosí, Tlaxcala y Zacatecas conforman las 15 entidades donde se elegirán gobernadores.
Éstas, excepto Tlaxcala, son puntos neurálgicos en el tráfico y producción de drogas, por lo que los cárteles intentarán asegurarse tierra y espacio electoral.
El fenómeno de la filtración del narco en las urnas es de carácter regional. Según los expertos, los principales cárteles de la droga son confederaciones feudalizadas en permanente guerra entre sí. Lo suyo es el control del territorio local, por el momento. Esto no lo hace menos preocupante.
De acuerdo con Anabel Hernández, el narco financiamiento a las campañas electorales es otra forma de filtración de las bandas delictivas. Éste puede ser directo o indirecto, es decir, en la primera modalidad, el dinero pertenece a los capos de la droga o a sus hombres más cercanos.
El financiamiento indirecto, en cambio, lo hacen a través de empresarios que se convierten en mecenas de los candidatos a cambio de contratos y/o prerrogativas del gobierno del ganador que patrocinaron, así como protección al grupo que representan, puntualiza Hernández.
La escritora, que desde hace años ha publicado sobre las conexiones del narco con la política mexicana, asegura que aunque cada cártel tiene su candidato favorito, los cabecillas criminales aportan recursos a todos los aspirantes, “es como tener una veladora encendida a cada Santo”, refiere.
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