México y Estados Unidos se encuentran inmersos en un fuerte problema de tráfico que se extiende por toda Latinoamérica. Este fenómeno, nombrado como “el río de hierro de armas”, ha sido rastreado por investigadores que buscan descifrar el por qué ambas naciones “han fracasado de manera tan rotunda para detenerlo”.
Existen dos panoramas distintos: por un lado, las leyes mexicanas mantienen un control tan estricto en la venta de armas que solo existe una tienda legal controlada por el Ejército, mientras que en Estados Unidos el “vacío legal en la venta privada” ha beneficiado a los delincuentes y propiciado el incremento de violencia, puntualizó para New York Times el investigador Ian Grillo, quién se enfoca en el tráfico de drogas y el crimen organizado en América Latina.
El flujo armamentístico es especialmente constante en la frontera norte de México. De 2007 a 2019, señaló, más de 164,000 armas fueron confiscadas al narcotráfico mexicano, pero el rastreo de origen llevó a los analistas hasta armerías y fábricas estadounidenses.
“El río de hierro con destino a México se entrecruza con el canal que transporta armas desde estados estadounidenses con leyes de control de armas más laxas hasta ciudades con leyes más estrictas, como Chicago, Washington y Nueva York, que ahora están registrando un alza en los homicidios”, relató el investigador.
La Secretaría de Relaciones Exteriores (SRE) estimó que más de 2.5 millones de armas han cruzado la frontera en la última década. “El mercado negro de las armas está entrelazado con el narcotráfico, como dos plantas venenosas que se enredan una con la otra”, sentenció en investigador.
El juicio de Joaquín el “Chapo” Guzmán puso el foco en este problema, pues no solo recalcó que el Cártel de Sinaloa traficaba toneladas de cocaína, metanfetaminas y heroína hacia Estados Unidos, sino que, a su regreso, traían consigo rifles. En palabras de la fiscal Andrea Goldberg, el capo “hacía algo parecido a adquirir las armas o distribuirlas, no solo para su uso personal, sino para que sicarios y pistoleros las usaran también”.
El “vacío legal” al que Grillo hace referencia corresponde a aquellas personas que dicen ser coleccionistas para vender armas a terceros sin una revisión de antecedentes ni identificación. A pesar de que el presidente Joe Biden presentó una iniciativa para incentivar la verificación universal de antecedentes, existen otros vacíos.
Muchos ocupan “compradores fantasmas” o personas sin antecedentes penales que, en caso de ser atrapados”, solo tendrían que pagar entre 50 y 100 dólares de multa, otros compran armas robadas o adquieren productos “fantasma” en internet.
Aunque en diversas ocasiones se ha intentado acabar con estas estrategias, el escritor asegura que existe un grupo de cabildeo que ha logrado desechar casi cualquier regulación de armas, y que los republicanos en el Congreso también se han esmerado por echar atrás cualquier cambio.
Mientras las estrategias de ambos países fallan constantemente, recalca Grillo, “los narcotraficantes suelen adornar sus armas con oro y piedras preciosas a manera de celebración de las herramientas que usan para ganar dinero y sembrar muerte”.
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