Durante la conferencia de prensa vespertina, donde se actualiza la situación de la pandemia por COVID-19 en el país, el subsecretario de Prevención y Promoción de la Salud, Hugo López-Gatell Ramírez, adelantó que hay un proyecto en busca de desarrollar una vacuna en México. Sin embargo, no brindó mayores detalles pues, dijo, en los siguientes días la doctora María Elena Álvarez-Buylla Roces, quien está a cargo del proyecto, informará sobre los avances.
“Tenemos el gusto de que el presidente ha definido que vamos a acompañar a la doctora Álvarez-Buylla en una conferencia matutina y ella explicará, justamente, cómo se logró los avances de este cargamento científico y tecnológico. Pero ahí va, ahí va y pronto vamos a comentar sobre eso”, declaró.
También dijo que, ante la emergencia y necesidad de encontrar una vacuna contra el virus SARS-CoV-2, la directora general del Consejo Nacional de Ciencia y Tecnología (CONACyT) ha estado trabajando con la comunidad científica y tecnológica de México. Además de empresarios con “una visión muy patriótica” para consolidar el desarrollo del proyecto tecnológico.
Además de los mecanismos a nivel global, como COVAX, para garantizar el acceso equitativo a la vacuna contra el nuevo coronavirus, la búsqueda interna del antígeno por parte de la comunidad científica y tecnológica local juega un papel importante. En este aspecto, destacó el subsecretario, el sector en México es muy sólido y robusto, además de contar con una participación relevante durante la atención a la emergencia sanitaria.
Aunado a ello, el liderazgo de Álvarez-Buylla al frente del CONACyT ha sido una pieza fundamental durante la pandemia, pues no es la primera vez que vincula al sector empresarial con proyectos encaminados a la atención de necesidades de salud.
De hecho, algunos meses posteriores al inicio de la Jornada Nacional de Sana Distancia, en julio de 2020, presentó dos proyectos de ventiladores mecánicos para la atención de pacientes de terapia intensiva con poca capacidad pulmonar. Estos son el Ehécatl 4T y Gätsi, que fueron fabricados en un periodo de cinco meses, distribuidos en diversos estados del país y creados conjuntamente entre la iniciativa privada y el sector público.
El primero, Ehécatl 4T, hace referencia al vocablo Náhuatl “Dios del viento”. Cuenta con una patente del Estado mexicano y fue diseñado por el Centro de Ingeniería y Desarrollo Industrial (CIDESI), centro de investigación a cargo del CONACyT. De acuerdo con la directora, cuenta con altos estándares de seguridad biomédica y calidad de ingeniería.
El nombre del segundo significa “suspiro” en la lengua originaria otomí. Fue diseñado por especialistas de la empresa DYDETEC, aunque también contó con el apoyo del CIDESI y CONACyT. Al igual que el primero, se trata de un ventilador invasivo con costos significativamente más bajos que los importados. De igual manera, cumple con estándares internacionales.
En ese sentido, conforme a lo expresado por el subsecretario, Álvarez-Buylla también estaría coordinando al equipo mexicano de trabajo en busca de un antídoto más que brinde inmunidad ante el contagio del nuevo coronavirus. No obstante, durante la presente administración se encaminó la extinción de 91 fideicomisos relacionados con la ciencia, además del recorte al presupuesto de dicho rubro. Por ello, la creación de la vacuna implica un enorme reto.
Durante la semana de arranque de la segunda fase de vacunación se han empleado dos vacunas. Una de ellas es la creada por Pfizer y BioNTech, que fue aplicada al personal de salud, mientras que la fabricada por AstraZeneca y la Universidad de Oxford se utilizó para inocular a las personas adultas mayores que habitan los 333 municipios con mayores índices de marginación en el país.
No obstante, el repertorio de biológicos aprobados por la Comisión Federal para la Protección contra Riesgos Sanitarios (COFEPRIS) para uso de emergencia está conformado por cinco. Las otras tres corresponden a la creada por el instituto Gamaleya, en Rusia, y lleva por nombre Sputnik V. De igual forma, las otras dos provienen de China y son las halladas por el laboratorio CanSino, así como la del laboratorio SinoVac, que nombró a su antígeno como Coronavac.
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