Desde que Andrés Manuel López Obrador asumió la presidencia de México en diciembre de 2018, ha acumulado una serie de roces con periodistas que han criticado fuertemente las decisiones y los resultados de su gobierno autodenominado “La Cuarta Transformación”.
Joaquín López-Dóriga (Grupo Fórmula), Ciro Gómez Leyva (Grupo Imagen), Pablo Hiriart (El Financiero) y Carlos Loret de Mola (LatinUs), son algunos personajes de los medios a los que el mandatario ha calificado como “conservadores”, “neoliberales”, “prensa fifí” y “a favor del régimen”.
Sin embargo, Loret de Mola es sin duda con quien ha tenido más dimes y diretes, ya sea a través de redes sociales o durante la conferencia matutina en Palacio Nacional, generando reacciones tanto de sus defensores como detractores.
Su historial de conflicto no nació hace dos años y medio, sino desde hace poco más de 12 años, cuando Carlos era conductor del programa “Primero Noticias” de Televisa y López Obrador era opositor del gobierno del panista Felipe Calderón (2006-2012), quien lo derrotó en las urnas en 2006, durante su primera candidatura a la presidencia.
Y es que en abril de 2008, el político acudió a una entrevista con él en dicho noticiario. Durante casi 40 minutos, ninguno de los dos pudo disimular la aversión que sienten por el otro. Mientras Loret de Mola buscaba exhibir de manera agresiva sus contradicciones con lo que decía su libro “Un Proyecto Alternativo de Nación”, el tabasqueño lució incómodo y hasta desconcertado con los constantes bombardeos cuidadosamente planeados. Lejos de ser un ejercicio periodístico se volvió un duelo de poder.
Incluso, años después, López Obrador señaló que fue una entrevista muy hostil y que el periodista se puso “en favor del régimen” y lo sentó en el banquillo de los acusados.
El documento audiovisual fue subido por Carlos en su canal oficial de YouTube en 2012, durante la segunda campaña presidencial de AMLO. Estos fueron los momentos más tensos e interesantes de aquel frente a frente:
López Obrador inició mencionando que era “el presidente legitimo”, asegurando que fue victima de un fraude electoral orquestado por la “Mafia del Poder”; además insistió en su deseo por reformar el país y que más allá de todo tiene una autoridad moral de la que carecen sus adversarios.
Al respecto, el periodista lo interrumpió cuestionándolo sobre su responsabilidad en los conflictos internos del Partido Revolucionario Demócrata (PRD) y el caso del videoescándalo de corrupción de su colaborador René Bejarano.
López Obrador replicó quejándose de la cobertura que le dio la televisora a dichos sucesos, señalando que no hicieron lo mismo con los escándalos del ex presidente priista Carlos Salinas de Gortari (1988-1994).
Una confabulación. Ustedes dieron a conocer ese video pero en esa ocasión, Carlos, se demostró de que yo no tenía nada que ver [...] Le suben al volumen cuando se trata de asuntos que le conviene al régimen y que nos afectan a nosotros [...] Pero sabes qué, cuando el Fobaproa no hablaron mucho
El conductor tuvo preparado videos y extractos de su libro que sacaba a relucir cada que escuchaba alguna inconsistencia, sobre todo cuando escribió que las empresas privadas debían participar en el sector energético, lo que años más tarde el político calificó como “privatización” de los bienes de la nación.
Ante los acorralamientos, el fundador de Morena intentó anticiparse con explicaciones en varias ocasiones, pero el periodista le interrumpía: “Tranquilo, tranquilo. Ssh... ya habló usted mucho”, expresó De Mola.
Las preguntas eran trampas en las que su invitado caía constantemente. Al finalizar la entrevista, López Obrador le pidió a Carlos abrir su espacio para que los opositores a la privatización de Pemex pudieran dar sus puntos de vista. Loret le respondió: “Se acaba usted de aventar casi 40 minutos de entrevista, espero que no le parezca poco”.
Andrés Manuel reviró: “Después de año y medio, me debías un poquito de tiempo y me sigues debiendo”. A ello, el conductor mencionó entre risas: “Usted no quiso venir, aquí lo invitamos cuando hay nota y le hacemos entrevista, no spot”.
Hasta la fecha los seguidores de López Obrador ven en esta entrevista una muestra de la mala fe de Loret de Mola; por su parte, los detractores de su “Cuarta Transformación” encuentran una prueba fehaciente de las inconsistencias en el discurso del controvertido político mexicano. Una cosa es segura, la relación entre ambos no volvió a ser igual, pues dejaron la diplomacia que regularmente se acostumbra entre la prensa y la clase política.
Cabe mencionar que, en aquel entonces Loret de Mola estaba en las nubes conduciendo uno de los noticieros más vistos de la televisión nacional y López Obrador tenía ante sí un panorama obscuro tras una dolorosa derrota y un futuro incierto en la política. Pero el paso del tiempo lo cambió todo.
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