El etiquetado frontal a alimentos y bebidas no alcohólicas entró en vigor el pasado primero de octubre de 2020. Desde entonces, los mexicanos han sido testigo de algunos cambios en ideas y conductas en torno a la adquisición de este tipo de productos.
Como respuesta al elevado numero de casos de sobrepeso y diabetes en México, la Secretaría de Salud (SSa) del Gobierno federal declaró emergencia epidemiológica, a fin de intensificar las acciones de prevención, diagnóstico oportuno y control de estas enfermedades.
Por ello, y derivado de un intenso proceso legislativo, se aprobaron las reformas a la Ley General de Salud para establecer el etiquetado frontal en donde se advierta, de manera clara, veraz, rápida y simple, sobre el contenido que exceda los niveles máximos de nutrimentos críticos e ingredientes.
Así pues, los empaques de productos que cumplan con estas características deberán mostrar un sello negro de forma octagonal que advierta si el contenido incumple con los niveles saludables de azúcares, calorías, grasas saturadas, grasas trans y sodio.
De acuerdo con un monitoreo a los hogares mexicanos, el 46% considera que las modificaciones a la NOM-051-SCFI/SSA1-2010 sí ayudarán en algo a reducir y controlar la obesidad, 28% piensa que ayudarán mucho, 14% dijo no saber si ayudarán y 11% respondió que no ayudarán nada.
Grupo Kantar, empresa británica de investigación de mercado, encontró en un primer levantamiento que 9 de cada 10 categorías (alimentos, bebidas y lácteos) cuentan con al menos un sello o leyenda.
“En este primer análisis que hicimos en los primeros meses de su implementación, observamos que 9 de cada 10 categorías (Alimentos, Bebidas y Lácteos) que medimos en el panel incluyen al menos un sello o leyenda, además 9 de cada 10 hogares ya había comprado algún producto con etiquetado, una posible razón es que el consumidor lo adquiere de forma habitual”, explicó Adrián Ávalos, Gerente de Estudios Especiales de la División Worldpanel de Kantar México.
En cuanto al conocimiento de las familias sobre la Ley de etiquetado, en el 2020 se observó un incremento respecto al año anterior, pues 80% dijo saber de qué trata, mientras que en 2019, la cifra se se ubicó en 43 por ciento.
Por otro lado, se realizó una encuesta sobre la intención de adquirir algún artículo con el sello de advertencia. En este sentido, Grupo Kantar encontró que el impacto es menor al que planeaban, pues de 2019 a 2020, la opción de seguir comprando creció significativamente.
Mientras que en el año anterior sólo 9% de los participantes manifestó la intención de seguir adquiriendo los productos con cuatro sellos, en 2020 dicha respuesta incrementó a 31 por ciento. De igual forma sucedió en los bienes con uno, dos y tres indicativos, en los cuales se presentaron incrementos de 34, 33 y 29%, respectivamente.
“Algunas de las conclusiones a las que llegamos con este análisis de primeros meses es que el etiquetado no muestra una afectación clara y concluyente en el mercado, aunque se muestra algo de pérdida en frecuencia, se recuperan las categorías vía compra por ocasión. Tampoco se ve un impacto claro, incluso, si la marca presenta más sellos que otras… no hay una correlación en afectación. Es pronto para concluir que definitivamente no habrá un efecto mayor, ya que puede irse construyendo con el paso del tiempo, o cuando entren en vigor los siguientes puntos de la reforma a la ley”, finalizó Adrián Ávalos.
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