Miguel Ángel Treviño Morales, alias el “Z-40″ líder de Los Zetas, el cártel más sanguinario de México, se convirtió de nuevo en noticia, luego de que se dieran a conocer supuestas amenazas del sanguinario capo a miembros del Poder Judicial.
Las advertencias han sido reveladas en redes sociales y confirmadas por el diario El Universal, que asegura que entre los jueces encargados del proceso del cabecilla criminal existe temor, pues hace unos días recibieron una carta con puño y letra del “Z-40″ en la que los amenazaba.
Actualmente Treviño Morales se encuentra recluido en la cárcel 17 de Buenavista, Michoacán (al centro oeste de México), sitio donde fue trasladado el pasado mes de julio, tras acusar que autoridades del penal de Puente Grande, Jalisco —que cerró sus puertas en septiembre del 2020— buscaban desaparecerlo o asesinarlo.
En ese entonces, los abogados de Miguel Ángel Treviño aseguraron que su cliente fue víctima de tortura y tratos crueles, además de que supuestamente los jueces buscaban practicarle una ejecución extrajudicial.
El capo formó parte de los 300 criminales considerados de alta peligrosidad que fueron removidos de dicha prisión de máxima seguridad a distintas cárceles del país.
La familia Treviño Morales se ha afincado en el estado fronterizo de Tamaulipas, lideran el Cártel del Noreste y son identificados por su violencia y brutalidad, al grado de ser considerados uno de los más sanguinarios de México.
Miguel Ángel Treviño, que fue reclutado en su juventud por el Cártel del Golfo, pasó de lavar coches a convertirse en sicarios y después como líder de los Zetas, que fueron en un inicio el brazo armado de la organización criminal del Golfo.
Durante su liderazgo frente a la organización criminal, el “Z-40” impondría la moda de desmembrar cuerpos y guisar enemigos, disolviéndolos en ácido o derritiéndolos en contenedores de aceite. El periodista estadounidense, Alfredo Corchado, amenazado de muerte por los Zetas, cuenta en su libro Midnight in Mexico, que Miguel Ángel Treviño solía morder el corazón de alguna de sus víctimas aún viva, creyendo que eso le haría invencible, y reclutaba a sus sicarios obligándoles a disparar a una persona al azar.
Además de la saña de sus asesinatos, su táctica de poner al mundo del hampa a su servicio allí donde se imponían, llevó al “Z-40” a dedicarse, además del narco, a otros delitos como el tráfico de inmigrantes, el secuestro, y la extorsión y a tener presencia en 14 estados e incluso extenderse a Guatemala.
De acuerdo con el gobierno mexicano, el cabecilla narco es responsable de ordenar el secuestro de 265 migrantes, cuyos cuerpos fueron localizados en fosas clandestinas en el municipio de San Fernando, Tamaulipas en 2010.
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