En los últimos días, algunos medios de comunicación y usuarios de redes sociales han compartido información donde se manifiesta que las personas en situación de calle son inmunes al COVID-19.
Ante esta situación, Alonso Pérez Rico, titular de la Secretaría de Salud de Baja California, aseguró que todo es una “falsa percepción”, pues este sector de la sociedad es más vulnerable a la enfermedad por su ritmo y calidad de vida.
Durante una conferencia de prensa el funcionario se sinceró y explicó que a lo largo de la pandemia “se han atendido a muchos pacientes”. Incluso dijo que las autoridades sanitarias han preferido tenerlos en las unidades hospitalarias.
El funcionario detalló que los contagios en las personas en situación de calle tienen que ver con el cómo interactúan, cómo se aglomeran y, cómo se están cuidando. Y es que debido a su estilo de vida y sedentarismo “resultan victimas de la enfermedad de manera constante”.
Pérez Rico señaló que la mayoría de las personas que han sido detectadas con COVID-19 han tenido un seguimiento de manera ambulatoria, es decir, se les valora y se les manda a casa a permanecer aislados.
En contraste, las personas en situación de calle no pueden ser atendidos de manera ambulatoria, ya que no tienen con un lugar establecido dónde vivir.
“Les decimos pues ve a casa y ¿a dónde se van?, ellos no pueden permanecer aislados, entonces tenemos que mantenerlos durante todo el transcurso de la enfermedad en hospitalización para poder cuidar de ellos. La Secretaría de Salud es quien recibe a los pacientes más vulnerables”, concluyó.
De acuerdo con el último censo de población en situación de calle de la Ciudad de México, que se realizó en 2017, había 6 754 personas en esta condición, de las cuales 87% son hombres y 82% tienen entre 18 y 59 años de edad.
Alí Ruiz Coronel, investigadora del Instituto de Investigaciones Sociales de la UNAM, señala que, si bien es trágico que no puedan permanecer en casa, la pandemia de COVID-19 “visibilizó la magnitud de las personas que viven en la calle”.
Debido a que hay calles vacías, “se vio que hay adultos mayores, personas con discapacidad, familias enteras que viven en la calle y fue evidente que no responde a características personales, sino que es algo mucho más estructural”, así lo dijo Ruíz Coronel en un artículo firmado por María Luisa Santillán, de Ciencia UNAM-DGDC.
La especialista de la UNAM menciona que por lo regular, la ciudadanía le tiene miedo a las poblaciones callejeras porque se piensa que tienen un consumo problemático de sustancias o son delincuentes, además de que durante este época de pandemia se piensa que pueden ser focos de contagio al no contar con las medidas de higiene necesarias.
Para Ruiz Coronel, la vida en la calle debe entenderse como un proceso, en el que existen diferentes fases.
La primera es de riesgo, es decir, cuando una persona no está en calle, pero está a punto de estarlo por sus características familiares, sociales, etcétera. La siguiente es la de expulsión, que es cuando la persona recién llega a vivir en la calle.
Posteriormente, inicia la fase de arraigo, cuando la persona comienza a hacer redes sociales, a saber proveerse de recursos que le da la calle, empieza a acostumbrarse y a tolerar un poco la situación.
Por último, la fase crónica incluye a personas que llevan muchos años viviendo en la calle, tienen una transformación tanto física como psicológica para socialmente poder sobrevivir en este entorno y la persona crea una identidad de calle.
La investigadora de la UNAM critica la estrategia del gobierno mexicano, pues en ella no se contemplan a las poblaciones de la calle. Ellos no podían quedarse en casa porque no tenían una para hacerlo; tampoco se podían lavar las manos, ya que en la Ciudad de México no existen lugares públicos para hacerlo y no se les permite entrar a los negocios para asearse.
En conclusión, el contexto actual de pandemia, el distanciamiento y la marginación que siempre se ha buscado combatir ha resultado un factor de protección, además de que se ha registrado un bajo nivel de contagio en esta población.
Hasta el momento, no existe un estudio exacto donde se hable de una supuesta inmunidad en poblaciones callejeras ante el COVID-19, pero Ruiz Coronel recomienda que se hagan investigaciones sobre el nivel de contagio de las personas en la calle y analizar si vivir en la calle ha fortalecido su sistema inmune.
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