Victoriano Huerta, el “villano” que cuidó a Porfirio Díaz y traicionó a Madero en la Decena Trágica

El 9 de febrero de 1913 decidió darle la espalda al entonces presidente Madero y consumar el golpe de Estado

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Victoriano Huerta nació en Colotlán,
Victoriano Huerta nació en Colotlán, Jalisco el 1854 y murió en El Paso Texas, 62 años después (Foto: Wiki Commons)

Victoriano Huerta vivió 62 años, su vida fue lo suficientemente larga como para haber desempeñado múltiples papeles: fue el segundo, y último, presidente indígena del país, un brillante militar, custodio leal de Porfirio Díaz y, también, un villano. El nueve de febrero se cumplen 108 años desde que ocurrió uno de los eventos más tristes de la historia nacional: la Decena trágica.

La Decena Trágica

Francisco I. Madero, al convertirse en presidente de la República Mexicana, decidió mantener en su cargo al grueso de los altos mandos militares contra los que se había enfrentado en el campo de batalla, Victoriano Huerta entre ellos.

Félix Díaz y Bernardo Díaz, que habían sido antiguos amigos de Victoriano Huerta, se levantaron en armas contra el gobierno de Madero y tomaron control de parte de la Ciudad de México.

Madero llamó a Huerta para defender al gobierno. Lamentablemente, Huerta, un militar con una larga trayectoria en el Ejército porfirista y con añejos y profundos vínculos con los sublevados, decidió dar la espalda a su deber como militar del gobierno de Madero y concretar el golpe de Estado en su contra.

Esta infame decisión marcó el inicio lo que hoy se conoce como la Decena Trágica. Los diez días entre el 9 y el 19 de febrero de 1913 en los que se mantuvo cautivos al presidente Francisco I. Madero y el vicepresidente José María Pino Suárez, quienes posteriormente fueron asesinados.

Este es el único golpe militar exitoso perpetrado en México durante el siglo XX. Costó la vida de alrededor de 500 militares y 5 mil civiles.

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Huerta traicionó su deber como militar del gobierno de Madero y se convirtió en el autor intelectual de su asesinato (Foto: Wiki Commons)

Escolta de Díaz

Huerta, al igual que muchos otros militares de su tiempo era un ferviente admirador de Napoleón Bonaparte, creía que el sistema napoleónico de gobierno era la mejor alternativa para el caso de México. Veía a Porfirio Díaz y a su régimen como alternativas lo suficientemente cercanas a ejemplo del emperador francés como para brindarle su apoyo.

La relación entre Porfirio Díaz y Victoriano Huerta tuvo sus altibajos. A principios del siglo XX, el segundo se encontraba en excelentes términos con el ministro de Guerra, Bernardo Reyes. Las ambiciones políticas del ministro eran notorias y provocaron la suspicacia del dictador, quien para evitar posibles rivalidades decidió exiliarlo. La antigua amistad que Victoriano Huerta compartía con Reyes se convirtió, de la noche a la mañana, en una profunda fuente de desconfianza ante los ojos de Díaz.

No obstante, el desempeño militar de Victoriano Huerta durante los primeros años de la Revolución fue muy apreciado por Porfirio Díaz. Cuando el dictador renunció a la presidencia, depositó su confianza en Huerta para dirigir la escolta que lo acompañaría a Veracruz en donde tomaría un barco hacia el exilio en Europa. El mismo militar que traicionó a Madero fue el encargado de velar por la seguridad de Porfirio Díaz durante sus últimos días en el país.

Cuanto Díaz renunció a la
Cuanto Díaz renunció a la presidencia, depositó su confianza en Huerta para dirigir la escolta que lo acompañaría a Veracruz en donde tomaría un barco hacia el exilio en Europa

Victoriano Huerta: un presidente indígena

Huerta nació en Colotlán, Jalisco que era un pequeño pueblo con uno o dos mil habitantes. A pesar de que probablemente tenía algún ancestro lejano de ascendencia europea, Victoriano Huerta se consideraba a sí mismo como un indígena wixarika. Con esta identidad se abrió paso en un contexto sumamente hostil con quienes no eran mestizos. Hasta el momento él y Benito Juárez han sido los únicos presidentes indígenas que ha tenido este país.

El golpe de Estado y el asesinato de Francisco I. Madero son los crímenes más recordados de la vida de Huerta, pero no los únicos. A finales del siglo XIX participó en las crueles campañas militares contra las insurrecciones yaquis en Sonora y mayas en Yucatán y Quintana Roo. Su sentido de identidad wixarika no evitó que reprimiera violentamente a algunos de los pueblos más cruelmente explotados por el gobierno porfirista.

A los 17 años entró
A los 17 años entró a la escuela militar de Chapultepec. Se dice que su desempeño académico fue sumamente destacado (Foto: Wiki Commons)

Gobierno, exilio y muerte del general

El breve gobierno de Huerta estuvo marcado por infortunios, derrotas militares y falta de tacto político. El embajador norteamericano Henry Lane Wilson, había persuadido a Huerta de culminar su traición, prometiendo apoyo del gobierno norteamericano. Para desgracia de ambos, a las pocas semanas los estadounidenses eligieron a un nuevo presidente.

El nuevo jefe de gobierno norteamericano, Woodrow Wilson, no estuvo de acuerdo con las acciones que había llevado a cabo la embajada de EEUU en México, por lo que desconoció al gobierno de Huerta y destituyó al embajador.

La presidencia de Huerta duró casi un año y medio. Al encontrase en una clara desventaja militar con los revolucionarios, claudicó al gobierno y huyó a Europa. Durante su exilio en Barcelona entró en contacto con agentes del gobierno alemán que le dieron recursos para que organizara un nuevo golpe de estado y regresara al poder. Mientras preparaba su operación militar en EEUU, fue aprendido por autoridades del país norteamericano. Lo declararon culpable de violar las leyes de neutralidad, no obstante, lo liberaron debido a su delicada condición de salud, murió a los pocos días de una grave cirrosis hepática.

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