El pasado 2 de febrero, la Fiscalía General de Justicia del Estado de Tamaulipas (FGJET) anunció la detención de 12 policías estatales que participaron en el asesinato y calcinamiento de 19 personas en una brecha de Camargo. Al menos 16 ya han sido identificados: 14 son de nacionalidad guatemalteca y otros dos mexicanos.
En la escena de la masacre, uno de los dos vehículos incendiados en el lugar presentaba 103 impactos de bala, procedentes de armas de alto poder, pero no se encontró ningún casquillo en los alrededores. Esto hizo pensar que la matanza había sido perpetrada por policías que habían intentado borrar las pistas que llevaran hacia sus armas de cargo.
El pasado 5 de febrero la FGJET informó que fue posible establecer que al menos 12 elementos del Grupo de Operaciones Especiales, GOPES, al mando de Horacio Rocha Nambo y Mayra Elizabeth Vázquez Santillana, habían tomado parte en la ejecución de un grupo de migrantes guatemaltecos.
De acuerdo con la indagatoria, los GOPES, a bordo de 10 unidades, interceptaron una caravana que se movía hacia la brecha Rancho Piedra, entre la que iba la camioneta Silverado de cabina y media en la que los migrantes guatemaltecos eran transportados a Estados Unidos.
Las últimas versiones. citadas por el periodista Héctor de Mauleón, indican que los elementos creyeron que se trataba de un convoy del crimen organizado. Se desató una persecución, y aparentemente los GOPES abrieron fuego y asesinaron a cuatro personas. Cuando se dieron cuenta de su error y de que en realidad habían asesinado migrantes, presuntamente decidieron asesinar también al resto de los que viajaban en la Silverado
Una mujer entrevistada por personal de la fiscalía relató que ese día patrullas “azul con blanco” pasaron a toda velocidad frente a su casa, cercana a la brecha de Santa Anita, persiguiendo varias camionetas. La mujer escuchó minutos más tarde una balacera y vio retirarse a los uniformados.
Los GOPES han sido certificados por el gobierno de Estados Unidos y en teoría son expertos en la lucha antinarcóticos, así como en tareas de contrainteligencia y contrainsurgencia.
En agosto de 2020 el gobierno de Tamaulipas anunció a su nuevo Grupo de Operaciones Especiales (GOPES), una facción de élite de la Policía Estatal que con la ayuda de helicópteros, drones y la “mejor capacitación” se supondría harían frente a la delincuencia en la entidad fronteriza.
Sin embargo, aunque el gobierno de la entidad los presentó en 2020 como un refuerzo reciente en el combate al crimen organizado, no se trata de una agrupación del todo nueva. Tampoco es la primera ocasión que el Grupo se ha visto involucrado en cuestiones de derechos humanos: fueron acusados de otra ejecución extrajudicial de ocho personas, en noviembre de 2019.
Félix Arturo Rodríguez Rodríguez es quien se encuentra al frente del Grupo como director general. El GOPES es considerado independiente ya que sólo le rinde cuentas al gobernador.
Según la revista Nexos, sus antecedentes se remontan a la gestión de Egidio Torre Cantú (2011-2016), cuando funcionarios de Seguridad Pública decidieron entrenar a un grupo de policías municipales para espiar rivales políticos y saber quiénes los apoyaban económicamente. A ese nuevo comando se le identificó entonces como Centro de Análisis, Inteligencia y Estudios de Tamaulipas (CAIET), y terminó estando integrado por 150 agentes distribuidos en todo del estado.
Sin embargo, a partir de 2016, con el gobierno de Francisco García Cabeza de Vaca, hubo un cambio radical en el grupo y este se convirtió en un grupo de choque contra el crimen organizado. Su nuevo enfoque sería controlar la inseguridad provocada por la separación en 2010 del Cártel del Golfo y su brazo armado, Los Zetas.
Algunos de ellos fueron capacitados por el Departamento de Estado en materia de derechos humanos.
Las declaraciones rendidas por los detenidos en la fiscalía indican que se pusieron de acuerdo para sostener la hipótesis de que todo se trató de una confusión.
La hipótesis más firme apunta a que después de acribillar a los migrantes, los uniformados se trasladaron a Reynosa. Y según fuentes cercanas a la investigación, consultadas por el periodista, la versión que han rendido es que se replegaron a aquel lugar porque “se hallaban en inferioridad numérica ante un convoy del crimen organizado” y acudieron en busca de refuerzos.
En el caso de tres de los elementos detenidos, sus armas no habían sido disparadas recientemente: todos los detenidos estuvieron en la brecha, aunque no todos abrieron fuego.
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