Serafín “N”, alias El Sargento y presunto jefe de plaza del Cártel del Noreste en Piedras Negras, Coahuila, fue detenido por su probable participación en el ataque a Villa Unión que dejó un saldo de 26 personas asesinadas en noviembre de 2019.
Originario de Matamoros, Tamaulipas, y de 48 años, este cabecilla fue detenido durante la mañana del sábado 6 de febrero, en una gasolinera del municipio de Allende. El Sargento iba en compañía de su esposa cuando lo abordaron efectivos del Ejército, Guardia Nacional y agentes ministeriales como estatales de Coahuila.
De acuerdo con el reporte oficial, este líder del Cártel del Noreste fue asegurado entre las 07:40 horas en el kilómetro 53 de la Carretera Federal 57, en el municipio coahuilense, poco antes de llegar a la garita.
Debido a la coordinación entre fuerzas locales y federales, así como trabajos de inteligencia, el arresto se llevó a cabo sin realizar ningún disparo. Serafín “N” y su pareja viajaban en un vehículo compacto.
“Es probable responsable de los hechos delictivos que el grupo delincuencial del que forma parte ha realizado de un año a la fecha en esta frontera, entre ellos el ataque armado al Municipio de Villa Unión”, indicó el comunicado.
Aunado a ello, estaría vinculado con la reciente agresión a elementos de las fuerzas de Seguridad de Coahuila y del municipio de Piedras Negras; esas acciones ocurrieron el pasado 4 de febrero. El detenido quedó a disposición de las autoridades correspondientes.
La fiscalía del estado lo acusa por cargos de homicidio calificado, homicidio calificado en grado de tentativa y terrorismo.
Se le responsabiliza por el asalto a Villa Unión, un poblado al norte de la entidad, donde se vivió una de las mayores atrocidades del actual sexenio y cobró la vida de cuatro policías, dos civiles y 20 presuntos delincuentes.
La violencia comenzó el 30 de noviembre del 2019 por la mañana. Al menos 25 camionetas Pick Up blindadas, algunas con ametralladoras montadas en la parte superior, salieron de la ciudad fronteriza de Nuevo Laredo, Tamaulipas, y condujeron hasta Coahuila para sembrar el terror en aras de apoderarse de la plaza.
Los cerca de 130 delincuentes armados fueron identificados como miembros del Cártel del Noreste, una escisión de Los Zetas. Informes policiales revelaron que el convoy tomó un camino rural sin pavimentar, conocido como Brecha Santa Mónica, para llegar a Villa Unión.
Una vez en el pueblo, los sicarios se dirigieron a la plaza central y dispararon al edificio de la presidencia municipal, cuya fachada resultó con varios impactos de bala y vidrios rotos, al igual que la iglesia de la alcaldía.
Durante el ataque, un grupo de policías municipales intentaron repeler las agresiones, pero los pistoleros los aventajaron e incendiaron varias patrullas de la corporación. Aquella fecha fueron detenidos al menos 10 agresores, pero gran parte de los responsables siguen prófugos.
Las autoridades pidieron ayuda para lograr un despliegue masivo de agentes de la policía estatal y de Piedras Negras, Allende y otros municipios que acudieron para ayudar a los policías de Villa Unión en el enfrentamiento contra docenas de miembros de la célula de Los Zetas.
Los hombres del cártel vestían chalecos antibalas y chalecos tácticos con el logotipo de CDN-Los Zetas. Las camionetas en las que viajaban también tenían calcomanías similares que los identificaban como miembros de la organización criminal.
Después del intercambio de fuego con los agentes, los delincuentes se dieron a la fuga y en el trayecto tomaron como rehenes a una decena de personas, entre ellas cuatro niños, para que los orientaran en su huida. Algunos fueron liberados a las pocas horas, pero otros no y los cuerpos fueron localizados incluso hasta una semana después.
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