“Son unos analfabetos”: durísimo señalamiento de Daniel Krauze a los políticos mexicanos

Según el guionista de series como la de Luis Miguel, la política mexicana “siempre ha sido muy oscura”

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Daniel Krauze (Foto: EFE)
Daniel Krauze (Foto: EFE)

Lo que el escritor mexicano Daniel Krauze ha hecho en “Tenebra” no es un thriller al uso, sino una crónica literaria sin pelos en la lengua que se mete en las tripas de la “grilla” gracias a un trabajo de investigación “fascinante, aterrador y muy divertido”.

Desde su casa en México, Krauze ha atendido este jueves a la prensa española para presentar telemáticamente su cuarta novela, la primera publicada en España por la editorial Destino; un thriller dramático en el que hace una fotografía realista de la corrupción de los políticos mexicanos, esos que “no sirven a la ciudadanía sino a ellos mismos”.

Un trabajo donde muestra “la tragedia de un país” y en el que, con un ritmo ágil y de guion trepidante (Krauze es guionista de televisión), ha realizado una suerte de crónica sobre ese país que ya no se parece “en nada” al que conoció cuando era niño (Ciudad de México, 1982). Una novela esta cuyas posibles repercusiones no le asustan.

“Nunca tuve miedo, en México los políticos son unos analfabetos, entre todos han leído tres libros y de literatura barata (...) Nunca he sentido el mayor atisbo de terror porque sé que no la van a leer y si la leyeran se encogerían de hombros. México es un país donde no hay ningún castigo político ni social por ser delincuente”, expresa.

Un trabajo donde muestra “la tragedia de un país” y en el que, con un ritmo ágil y de guion trepidante (Krauze es guionista de televisión), ha realizado una suerte de crónica sobre ese país que ya no se parece “en nada” al que conoció cuando era niño (Foto: EFE)
Un trabajo donde muestra “la tragedia de un país” y en el que, con un ritmo ágil y de guion trepidante (Krauze es guionista de televisión), ha realizado una suerte de crónica sobre ese país que ya no se parece “en nada” al que conoció cuando era niño (Foto: EFE)

En concreto, explica, la novela nació tras una cena con un “conocido” que había trabajado como “operador con un poderoso político”. “Y después de unos tragos -prosigue- me dijo cómo funcionaba esa oficina, y a mitad de la conversación me dieron ganas de ir al baño a escribir notas”.

Aunque finalmente no fue al baño y se mantuvo atento a la conversación, lo que vivió esa noche se quedó grabado en su mente de tal forma que decidió escribir una novela sobre este mundo, “del que se salvan muy pocas personas”.

“Lo que quise con ‘Tenebra’, más allá de crear un thriller, fue hablar de un mundo de política en el que no se hace política para servir a la ciudadanía, sino para servirse a uno mismo. Cada vez que vean a un político hacer política en ‘Tenebra’ lo está haciendo para ganarse unos pesos”, afirma.

En concreto, “Tenebra” aborda un año de la vida de Julio Rangel, un tipo al que la política se lo ha dado todo; y de Martín Ferrer, a quien los políticos mexicanos han aplastado desde que era niño, ya que ese mundo diezmó la fortuna de su abuelo y después orilló a su padre a la quiebra. Por eso, Krauze nos sitúa justo cuando Martín busca vengarse de los culpables del declive familiar, entre ellos Rangel.

“Me puse a escribir y siempre tuve en mente el ‘despacio que tengo prisa”, así que empecé un proceso de investigación fascinante, aterrador y muy divertido. Contacté a un periodista, a un exfuncionario y a un político para que me contaran cosas que sabían de la política y resultó súper enriquecedor para la novela porque ellos me contactaron con decenas de políticos, exfuncionarios, periodistas que conocen muy bien el mundo de la ‘grilla’”, explica.

Con este material, repleto de anécdotas, frases y diálogos que fue recogiendo durante siete años, “Tenebra” resultó ser una novela con un 80% “absolutamente verosímil” porque está “nutrida de la realidad”.

Y precisamente por estar dominada por una trama política, el propio Krauze reconoce que no se trata de un “thriller a la gringa” porque de serlo al final se tendría que “atrapar al malo”. Y eso en “Tenebra” no sucede, ya que “es imposible acabar con la corrupción en la política mexicana”.

Con este material, repleto de anécdotas, frases y diálogos que fue recogiendo durante siete años, “Tenebra” resultó ser una novela con un 80% “absolutamente verosímil” porque está “nutrida de la realidad”. (Foto: EFE)
Con este material, repleto de anécdotas, frases y diálogos que fue recogiendo durante siete años, “Tenebra” resultó ser una novela con un 80% “absolutamente verosímil” porque está “nutrida de la realidad”. (Foto: EFE)

“Tengo una teoría: creo que un lugar engendra y atrae a gente de esas características, que un lugar corrupto engendra y atrae a gente así. La maldad está de manera inherente en el ser humano. México se ha vuelto eso y la político mexicana es el epicentro de esa maldad”.

Una afirmación que le lleva a lamentar que si el personaje de Julio Rangel hubiera nacido en Islandia, “pues sería dueño de una librería, pero como nació en México eligió la política porque es la manera más sencilla de hacerte millonario en mi país”.

Hijo del empresario Enrique Krauze y hermano del periodista León Krauze, Daniel reconoce que está “rodeado” de “amigos que se han hecho ricos habitando los márgenes de eso”; y también cree que no hay esperanza “a corto mediano plazo” para que la situación política en su país cambie.

“Es tan complicado, creo que tendría que tener mejores gobernantes, pero eso es difícil porque los votantes en México no están bien informados (...) No veo en este gobierno de López Obrador un genuino interés por encontrar soluciones verdaderas a los verdaderos problemas de México, que son los que están en ‘Tenebra’, la violencia contra las mujeres, el hombre narco, la corrupción... son tantos problemas que a uno lo rebasan”, cuenta.

Según el guionista de series como la de Luis Miguel, la política mexicana “siempre ha sido muy oscura”, aunque dice que en los últimos 10 años “dejó de ser política para ser grilla”.

En su cuarto libro, Krauze reconoce además que ha dejado la “tripa en un cajón” a la hora de escribirlo y, concluye, que “libros que se piensan y se meditan suelen ser mejores que los que salen de la tripa”.

EFE

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