La disputa entre los cárteles de Sinaloa y Jalisco Nueva Generación ha hecho saltar las alarmas en varias regiones de México. Las autoridades de los estados de la costa del Pacífico mexicano se han mostrado preocupadas ante un posible recrudecimiento de la violencia por la rivalidad entre ambas organizaciones criminales.
El poder del CJNG quedó de manifiesto el mes pasado, cuando un grupo de delincuentes de este cártel asesinó al ex gobernador de Jalisco, Aristóteles Sandoval en un bar de Puerto Vallarta.
Detrás de este ataque podría estar la sangrienta lucha por el control territorial del CJNG y Cártel de Sinaloa, que buscan hacerse de más del 75% de las rutas de tráfico de drogas ilegales con destino a Estados Unidos.
En Jalisco —considerado uno de los principales bastiones del cártel de las cuatro letras— las disputas habrían derivado en que su rival, el Cártel de Sinaloa, tenga en su poder unos 50 municipios.
Hace dos décadas, en Puerto Vallarta imperó una pax narca pactada entre líderes del narco, que hicieron del sitio un santuario para sus inversiones y para que sus familias pudieran vivir alejadas del entorno de la violencia.
Sin embargo, esa paz se rompió en 2008, cuando el grupo criminal de los Beltrán Leyva inició una sangrienta disputa contra el Cártel de Sinaloa, por las plazas del Pacífico. Entonces, la organización criminal era dirigida por Joaquín el “Chapo” Guzmán, y operaba en Jalisco con su brazo armado: el Cártel Jalisco Nueva Generación.
La caída del jefe de plaza de la zona, Ignacio “Nacho” Coronel dejó un vacío que fue ocupado por el CJNG, quien se desprendió de Sinaloa y tomo el control del estado tapatío.
La lucha entre estos grupos criminales puede observarse también en Zacatecas, de un millón 579 mil 209 habitantes. Los criminales iniciaron en 2019 una guerra por controlar la región y con ella la ruta del fentanilo, fundamental para la importación de precursores químicos provenientes de China.
En esta entidad, los asesinatos registraron un alza del 67% en 2020, cuando se reportaron 1,075 víctimas de homicidio doloso, en comparación con las 645 contabilizadas en 2019. La tendencia podría agudizarse este año, según el conteo diario del Informe de Seguridad en el que en las primeras dos semanas de enero se registraron 105 asesinatos.
La tensión ha preocupado a otros estados vecinos. Durango (al noroeste de México) se ha reforzado con cientos de policías en la zona norte y sur de la entidad, justo en la frontera con Nayarit.
Sinaloa —estado cuna de la organización criminal de Ismael el “Mayo” Zambada y un sangriento campo de batalla— podría ser la próxima ficha en el tablero del CJNG, según han advertido especialistas en seguridad como Eduardo Guerrero.
Probablemente la batalla entre estos dos cárteles abrirá el espectro a nuevas alianzas y contra alianzas, donde concurrirán los otros grupos de la delincuencia organizada en México.
Con estas posibles coaliciones se inaugura un periodo de violencia que amenaza con un largo periodo de inestabilidad y seguridad, cuyo centro podría ser la entidad sinaloense, pero con importantes repercusiones en otras regiones de la costa del Pacífico.
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