Ahora Juan José Esparragoza Monzón, El Azulito, reposa junto a mausoleos faraónicos que fueron construidos para capos que en vida eran sus aliados o enemigos. Se trata del cementerio Jardines del Humaya en Culiacán, donde las tumbas simulan a un lujoso fraccionamiento privado.
Con secciones premier, planes para pagar a crédito o de contado, la necrópolis data de 1969. Desde entonces, se ha consolidado una empresa especializada en la construcción de criptas y mausoleos que lo mismo pueden tener internet, baño, aire acondicionado, zonas para bailar caballos, vidrios blindados o habitaciones adjuntas. Además, cervezas, botellas de licor, fotos, sombreros, cigarros, mantas, santos, medallas y rosarios de oro, decoran las “narcotumbas”.
Según sea la calidad de los acabados, diseño o tamaño es el precio, el cual ronda desde 200 mil a ocho millones de pesos y hasta un millón 200 mil dólares. Anteriormente destinada al descanso de la clase media alta de Culiacán, Jardines del Humaya pasó a albergar los restos de gatilleros, mandos medios, así como legendarios y sangrientos narcotraficantes.
A ellos se suma Esparragoza Monzón, quien murió de COVID-19 en una clínica privada de Culiacán el pasado fin de semana. Conocido también como El Negro, este personaje era hijo del mítico Juan José Esparragoza Moreno, El Azul, líder fundador del Cártel de Sinaloa.
En el panteón se encuentran los restos de capos como Ignacio Nacho Coronel, Arturo Beltrán Leyva; familiares y sicarios que trabajaron para Joaquín El Chapo Guzmán e Ismael El Mayo Zambada, Rafael Caro Quintero o El Güero Palma, entre otros.
Hay construcciones de dos y hasta tres pisos, las cuales tienen terraza, luz, aire refrigerado, algunas cuentan con recámaras, televisión, comedor, sótano, sala y hasta cocineta, además de cámaras de videovigilancia. De acuerdo con el portal del cementerio, el servicio incluye mantenimiento como mejora y conservación de las instalaciones.
Las tumbas son amplias, ostentosas, elaboradas de cantera, mármol y con acabados finos, parecidos a las iglesias de las diferentes localidades. Tan solo la fosa con tres gavetas cuesta 43 mil pesos, según el sitio web de Jardines del Humaya. La construcción del faraónico reposo es un costo aparte.
Según el medio Sipse, el mausoleo más lujoso y más caro lo tiene el Cártel de Sinaloa, tiene un valor de un millón 200 mil dólares. La tumba resguarda los restos de Arturo Guzmán Loera alias El Pollo, hermano de Joaquín El Chapo Guzmán.
El sitio también preserva al hijo de este último, Édgar Guzmán Salazar, quien fuera asesinado en 2008 en el estacionamiento de un supermercado conocido como City Club. Se trata de una construcción de dos pisos y está resguardada por rejas y palmeras.
La segunda tumba más cara que hay en el Panteón Jardines de Humaya es la de Arturo Beltrán Leyva, El Barbas, quien fue abatido durante un enfrentamiento contra elementos de la Marina aquel diciembre de 2009 en Morelos. El “edificio” de su reposo tiene un valor de 650 mil dólares.
Inés Calderón fue un reconocido jefe del narco en la década de los 70`s y 80`s y se dice que su tumba tiene un valor de USD 550,000 dólares.
Mientras que la tumba de Amado Carrillo Fuentes, El señor de los Cielos, cuenta con una capilla con capacidad de 50 personas en la que se realizan servicios religiosos y el precio de este mausoleo ha sido calculado en 490 mil dólares. El poderoso y temido líder del Cártel de Juárez reposa junto a su hijo César Carrillo Leyva, alias Cesarín, ejecutado en agosto del año pasado.
Héctor Luis Palma, El Güero Palma, mandó construir una tumba para su esposa e hijos fallecidos, con valor de hasta 420 mil dólares. Cuenta con sala, comedor, internet y una suite nupcial.
Otra tumba que destaca es la de Manuel Torres Félix, El M1 o El Ondeado, abatido en un enfrentamiento contra el Ejército en octubre de 2012. Era considerado mano derecha de El Mayo Zambada y presuntamente coordinaba el trasiego de narcóticos proveniente de Sudamérica vía marítima. Su mausoleo tiene un valor de 340 mil dólares y cuenta con aire acondicionado, cocina y alarma.
Ahora el hijo de El Azul descansará entre sus similares, tras vivir impune y después de haber escapado de prisión en 2017, donde pasó 57 días. No fueron sus enemigos ni la justicia, mucho menos los años de condena, al Azulito lo mató la pandemia.
Fue despedido este 20 de enero al ritmo de banda y globos azules elevados al cielo. Rafael Caro Quintero y los hermanos René y Alfonso Arzate García,— jefes de plaza de Ismael Zambada García, El Mayo, en Tijuana- le enviaron algunas de las decenas de coronas florales. Queda por ver la calidad de la ostentosa tumba que habrán de construir para el hijo de Juan José Esparragoza Moreno.
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