Al ritmo de banda y globos azules elevados al cielo, fue como amigos y familiares despidieron a Juan José Esparragoza Monzón, El Azulito o El Negro, hijo del mítico fundador del Cártel de Sinaloa, Juan José Esparragoza Moreno, El Azul.
Las exequias del capo, quien murió de COVID-19 en la clínica privada Cimsa de Culiacán, fueron en el panteón Jardines del Humaya, lujoso cementerio que también resguarda los restos de Amado Carrillo Fuentes, El Señor de los Cielos, Arturo Beltrán Leyva, Ignacio Coronel Villarreal y Arturo Guzmán Loera alias El Pollo, hermano de Joaquín, El Chapo Guzmán.
Por un video difundido en redes sociales se puede apreciar que el vocalista de la agrupación marca el conteo para soltar decenas de globos con formas de corazón y estrellas, tanto de azul metálico, blancos y plateados. Son menos de un centenar de personas sin sana distancia y algunos vehículos en las inmediaciones.
“A la cuenta de tres se van a soltar en agradecimiento al señor Juan José Esparragoza por todo lo que hizo por todos y cada uno de nosotros, ¿listos?, esto dice, a la una, a las dos y las tres, ¡bravoooo!, fuerte el aplauso para el señor Juan José Esparragoza con todo el cariño y respeto para él”, pide el cantante al tiempo que inicia el corrido “Mi mejor regalo” de Operativo Norteño, canción compuesta al Azulito.
Según consignó el medio Río Doce, Esparragoza Monzón fue velado desde el pasado domingo 17 y alrededor de las 11:00 horas de este martes 19, su cuerpo fue sacado de la funeraria y trasladado a Jardines del Humaya para la sepultura. Al menos tres camiones tipo torton salieron del primer punto al cementerio, cargados con con decenas de coronas florales.
Durante este 18 de enero, numerosos arreglos llegaron a la funeraria, pero el espacio era reducido para albergarlas y fueron llevadas al estacionamiento.
Apenas habían pasado unas horas del fallecimiento del Azulito, cuando Rafael Caro Quintero y los hermanos René y Alfonso Arzate García,— jefes de plaza de Ismael Zambada García, El Mayo, en Tijuana, los tres buscados por la DEA— se aparecieron como los fantasmas en los que se han convertido.
En una de las sucursales de la funeraria Moreh se encontraba una pesada corona fúnebre adornada con 500 flores. Una cinta atravesaba el arreglo cotizado en miles de pesos: “De tu padrino Rafael C.Q” se leía en letras doradas sobre un listón negro.
Los hermanos Arzate García, conocidos como El Aquiles y La Rana, enviaron una corona de rosas rojas y blancas con sus sobrenombres. Así fue como los narcos de luto despidieron a uno de los suyos.
De albergar a políticos como gente adinerada, Jardines del Humaya pasó a resguardar los restos de personajes famosos en el mundo del narco, desde mandos medios a líderes de las facciones.
La construcción de algunas de esas lujosas y extravagantes “narcotumbas” puede tener un valor de hasta 8 millones de pesos dependiendo de los acabados como del tamaño, según trabajadores de ese panteón ubicado sobre la Calzada Heroico Colegio Militar, a la salida sur de la ciudad.
Hay construcciones de dos y hasta tres pisos, las cuales tienen terraza, luz, aire refrigerado, algunas cuentan con recámaras, televisión, sótano, sala y hasta cocineta, además de cámaras de videovigilancia y hasta internet. Otras tumbas cuentan vidrios blindados.
El Negro era considerado uno de los 122 objetivos prioritarios cuando fue arrestado el 19 de enero del 2017. Solo estuvo 57 días tras las rejas, pues escapó del penal de Aguaruto, mientras esperaba ser extraditado a EEUU. Desde entonces estaba prófugo de la justicia.
De acuerdo con las autoridades, Esparragoza Monzón coordinaba una red de tráfico de drogas, además de blanquear recursos para el Cártel de Sinaloa a través de diversas propiedades y empresas en Baja California, Baja California Sur, Jalisco, Querétaro y Sinaloa.
Su muerte y fuga ahora suman a la leyenda de la familia Esparragoza. En 2014, las autoridades mexicanas intentaron confirmar la muerte de su padre, pero hasta la fecha siguen ofreciendo 30 millones de pesos por datos que lleven a su captura.
De ese modo terminó El Azulito: no fueron sus enemigos, no fue en un enfrentamiento con la justicia, mucho menos sus años en prisión, fue la pandemia de COVID-19 la que resultó como causa de su muerte tras vivir impune en el mundo del narco.
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