Hugo López-Gatell Ramírez, Subsecretario de Prevención y Promoción de la Salud, declaró que no existe fundamento alguno para considerar a las personas extranjeras como riesgo para la salud. Con dicha declaración hizo alusión a la caravana migrante que comenzó a desplazarse el pasado 15 de enero desde Honduras y cuyo objetivo es llegar a los Estados Unidos.
Durante la última conferencia de prensa de actualización de las cifras por el contagio de COVID-19 en el país, el subsecretario habló acerca del papel que adoptará la Secretaría de Salud con el grupo de personas provenientes de Centroamérica. Además, dijo, no existe evidencia científica de que los flujos migratorios representen un riesgo sanitario.
En la ciencia de la salud pública esto ha sido considerado por décadas, posiblemente siglos, y la evidencia indica que no hay una razón peculiar para considerar a las personas extranjeras como riesgos para la salud por el hecho de ser extranjeras
Durante la intervención, hizo alusión a los grandes grupos que migran hacia el Valle de San Quintín, en Baja California, con motivo de las temporadas agrícolas. Aunque se pueden desplazar grupos de 7,000 mexicanos, no se relacionaría con la propagación de enfermedades infecciosas. Sin embargo, la caravana migrante “llama la atención de ciertos segmentos de la opinión pública muy tendientes a ver a las personas extranjeras como amenazas”.
Ante la posible llegada del grupo migratorio a la frontera con México el lunes 18 de enero, López-Gatell adelantó que la Secretaría de Salud, como parte de la Comisión Nacional para la Atención de la Migración, participará activamente para prevenir la dispersión del nuevo coronavirus. En ese sentido, se brindará información y vigilancia epidemiológica a través de interrogatorios médicos y pruebas diagnósticas en personas sospechosas.
De igual forma, adelantó, en caso de ser necesario se facilitará la comunicación de las personas a través de las estaciones migratorias a cargo del Instituto Nacional de Migración.
Aunque aseguró que el operativo en cuestión obedece a un mandato presidencial, y se declaró listo para la llegada del grupo, el gobierno federal ha desplegado a cerca de 500 elementos de la Guardia Nacional, ejército y Marina a lo largo de la frontera con Guatemala con el objetivo de detener al grupo.
Además, la noche de este sábado, la Secretaría de Relaciones Exteriores exhortó a las autoridades de los países centroamericanos a frenar el paso de la caravana e impedir nuevas congregaciones a través de un comunicado.
“Asimismo, (el gobierno de México) hace un exhorto respetuoso a las autoridades de Honduras para que atiendan, oportunamente, este flujo irregular de personas migrantes, de tal manera de que prevengan nuevos desplazamientos”, dice una parte del comunicado.
De acuerdo con los reportes de las autoridades guatemaltecas, en el camino, el grupo duplicó su tamaño. El último conteo registró alrededor de 9,000 personas desplazándose hacia el norte del continente. En este país, las autoridades otorgaron autorización para dispersar al grupo por medio de la fuerza. Sin embargo, según el testimonio de un jefe policial a AFP, las fuerzas policiacas decidieron abrir el paso, pues en el contingente viajan familias con niñas y niños.
En el camino, los integrantes han recibido asistencia de instituciones como la Cruz Roja y el Alto Comisionado de Naciones Unidas para los Refugiados (ACNUR).
La inseguridad, crisis económica, desempleo y la presencia de grupos del crimen organizado en diversas regiones de Centroamérica, son algunos de los motivos que orillan a miles de personas a abandonar sus lugares de origen.
“Decidí ir a Estados Unidos porque en mi país no hay trabajo, no hay nada y obligatoriamente tengo que salir porque la pandemia y huracanes hicieron destrozos”, declaró Carlos Flores, hondureño de 20 años e integrante de la caravana.
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