Serafín Zambada Ortiz “Sera” o “El Flaco” es el más joven de una dinastía narco en Sinaloa: la de los Zambada, que junto con los Guzmán, de Joaquín “El Chapo” Guzmán, se han encargado de dominar la organización criminal que ahora lucha por mantenerse como la más poderosa en el país.
Uno de los hermanos mayores de Serafín, Vicente Zambada Niebla, está preso en Estados Unidos condenado a 15 años de cárcel por tráfico de drogas y su padre, Ismael “El Mayo” Zambada es uno de los criminales más buscados en México y Estados Unidos.
El menor de la dinastía, de 28 años, nació y creció en el mundo de los cárteles, por ello, desde niño ha estado rodeado de sicarios que lo cuidan los rivales de su padre y de los propios. Uno de sus amigos fue José Rodrigo Aréchiga Gamboa “El Chino Ántrax”, quien apareció ejecutado en Culiacán, luego de haber escapado de las autoridades estadounidenses.
Zambada Ortiz fue detenido en el cruce fronterizo de Nogales, en Arizona, en noviembre del 2013. Aunque el hijo menor de “El Mayo” –quien todavía está prófugo– se declaró culpable desde septiembre de 2014, hasta marzo de 2018 la jueza Dana M. Sabraw le dictó sentencia de 66 meses.
Serafín Zambada Ortiz obtuvo su libertad en septiembre pasado, luego de haber sido detenido en 2013 y sentenciado hasta marzo de 2018 a 66 meses de prisión por tráfico de drogas. El joven no cumplió su condena completa, ya que estuvo preso solo 58 meses.
Las autoridades estadounidenses justificaron su liberación argumentando buena conducta, juventud e inexperiencia así como su deseo de estudiar Agronomía cuando saliera de la cárcel y las cartas enviadas por familiares y amigos pidiendo una segunda oportunidad. Sin embargo, su libertad anticipada también despertó la duda de si entregó información al gobierno de Estados Unidos.
Serafín tiene la nacionalidad estadounidense, por lo que no pudo ser deportado como la mayoría de los extranjeros que cumplen su condena en prisión y se desconoce si sigue en ese país o regresó a México.
La jaula de oro
Algunos detalles sobre su vida fueron expuestos durante el juicio que se le siguió en Estados Unidos, donde se dio a conocer una carta escrita por él mismo en la que aseguró que siempre vivió “en una jaula de oro con lujos inútiles”, bajo la constante amenaza de los cárteles rivales, lo que lo obligó a dejar de practicar fútbol, a faltar continuamente a la escuela y cambiar constantemente de casa para evitar que lo asesinaran.
Cuando cumplió dos años empezó la guerra entre su padre y el cártel de los Arellano Félix, que dominaban la plaza de Tijuana. Afuera de su fiesta de cumpleaños detonaron un coche bomba. La intención era matarlo.
Al cumplir 9 años, los Arellano Félix mataron a toda la familia de su madre en un hotel de Mazatlán.
“Desde 1992 hasta el año 2000, los días fueron difíciles y sangrientos, y (hubo) una guerra estúpida y sin sentido donde muchas familias fueron destruidas”, señalaba en la misiva.
En una carta enviada al tribunal Federal en San Diego, la madre de Serafín, Leticia Ortiz Hernández, escribió: “Los mismos hombres que no hacía mucho apadrinaron a nuestros hijos en la iglesia y prometieron criarlos para ser buenos católicos (los Arellano Félix, en 1990), ahora intentaban matarlos” .
Señaló que trató de cuidar a Serafín, sabiendo que varios adolescentes fueron asesinados en Tijuana por el único motivo de que jugaban en el equipo de fútbol de otro hijo de ‘El Mayo’ Zambada.
A pesar de que su madre intentó alejarlos a él y a su hermana Teresa del mundo de las drogas mudándose a Estados Unidos, tuvieron que regresar a Sinaloa al expirar sus visas, ahí, mientras estudiaba la carrera de Agronomía, “Sera” se involucró en el negocio de su padre.
A los 20 años se casó con Karime Torres Acosta, hija de Manuel Torres Félix ‘El Ondeado’ y ‘El M1’, uno de los sicarios más fieles de ‘El Chapo’ Guzmán, quien murió en 2012 durante un enfrentamiento con el Ejército. La pareja tuvo dos hijos.
Para entonces ya escalaba posiciones en el cártel y estaba a cargo de una célula que traficaba con droga a San Diego.
Otros aspectos sobre su vida los compartió a través de las redes sociales, publicando fotos de autos exóticos, armas chapadas en oro, fiestas, un tigre y ropa de diseñador. Un corrido lo describe como un amante de las armas y las “plebes” (mujeres), y como aliado fiel de los hijos de ‘El Chapo’, Iván y Alfredo Guzmán.
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