La pandemia de COVID-19 ha representado un problema de grandes proporciones tanto para las economías locales y para organizaciones como el Banco Interamericano de Desarrollo (BID), pues “ésta es la peor crisis socioeconómica en los 61 años de historia del BID”, comentó su presidente, Mauricio Claver-Carone.
En entrevista con Infobae México, Claver-Carone, quien fue elegido presidente del organismo en septiembre de 2020, destacó que uno de los principales retos para la región será el de sobreponerse a las más de 50 millones de personas que después de esfuerzos de tantos años, “están saliendo de la clase media para entrar a la pobreza”.
Respecto a este asunto también advirtió que a pesar del crecimiento económico que se verá durante el 2021 en América Latina y el Caribe, no será suficiente para alcanzar los niveles que se tenían prepandemia, pues se padeció una caída del 7.7% durante el 2020, mientras que la recuperación para este año sería del 3.7%, según previsiones de la Comisión Económica para América Latina (Cepal).
A pesar de ese panorama, Claver-Carone se mostró optimista para que la región pueda regresar a la senda de la reactivación económica, sin embargo, puntualizó que para este objetivo el BID tiene ciertas prioridades que necesita motivar entre las que se encuentran la digitalización de los procesos —algo que tuvo suma relevancia durante la pandemia—, y la promoción de cadenas de valor para incentivar la inversión.
También resaltó el financiamiento de pequeñas y medianas empresas, debido a que tienen una brecha que asciende a USD 1.000 millones, “particularmente aquellas lideradas por mujeres”, pues se han dado cuenta de que son las más exitosas, con “un 10% más de ingresos que las lideradas por los hombres”.
Sin embargo, estas Pymes sufren un relevante problema y es que cuentan con un 50% menos de acceso a financiamiento, lo cual representa un obstáculo para su desarrollo y el alcance de otro de los objetivos del BID, que es el empoderamiento de las mujeres en la región.
El fortalecimiento de las alianzas entre el sector público y privado también será de suma relevancia para la reactivación económica e incluso describió a este punto como una “clave de éxito” en este objetivo.
Un ejemplo de esto es la alianza que recientemente anunciaron con PepsiCo Latinoamérica, la cual tiene entre sus propósitos incentivar la participación de la mujeres en la cadena de valor para lograr un sistema alimentario sostenible en ciertas zonas de la región.
De acuerdo con Paula Santilli, CEO de la división regional de la empresa, en este sentido se debe destacar que “las mejores emprendedoras son las mujeres si se les da la misma oportunidad que a los hombres”.
Para el BID, la pandemia dejó importantes enseñanzas para el futuro y una de las más relevantes fue el papel de las alianzas público-privadas para la recuperación económica e incluso para el desarrollo de vacunas y la industria farmacéutica, la cual ha ocupado un lugar fundamental en la solución a esta emergencia sanitaria.
Acerca de los países en Centroamérica a los cuales el BID destinó USD 1.000 millones para contribuir en la compra y distribución de la vacuna contra COVID-19, el presidente del organismo pidió a los gobiernos que no se politice el uso del antígeno y se asegure su acceso justo e igualitario para toda la población.
Otra de las lecciones que dejó la pandemia para Claver-Carone y consideró se deben tomar muy en cuenta para el futuro es que el reforzamiento de los sistemas de salud en Latinoamérica debe ponerse en el centro de cualquier gobierno sin importar su ideología política, pues “no podemos hacer nada si no se garantiza la salud. Sin salud no hay economía, no hay crecimiento”.
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