La inmunidad contra el COVID-19 en México y en el mundo no dependerá tanto de la distribución de la vacuna, sino de la producción de las farmacéuticas a nivel mundial, señaló José Luis Alomía Zegarra, director general de Epidemiología.
Desde Palacio Nacional, el representante de la Secretaría de Salud señaló que para lograr la inmunidad de rebaño no basta con la inmunidad natural (adquirida tras haber padecido la enfermedad), ni con la aplicación de vacunas, sino que estas puedan ser producidas en el mundo ya que su demanda es muy alta.
Señaló que resulta difícil estimar cuándo podría darse la inmunidad en toda la población del mundo, pues además aún falta ver cuánto tiempo dura el efecto de las vacunas, es decir, cada cuánto tiempo necesita aplicarse un refuerzo.
“Es difícil de estimar (cuánto tomará inmunizar a la población), porque en este caso el tiempo no solamente depende de la velocidad con que se logre la distribución y la cobertura (de vacunas) y por lo tanto las metas planteadas, sino más bien para que esto se pueda llevar a cabo también va a requerir de la producción que además es una producción mundial y que, como sabemos, debe de ser compartida entre todos los países”, detalló.
Dijo que esa es una de las razones principales por la que la Organización Mundial de la Salud (OMS) implementó el mecanismo Covax, para poder afianzar que muchas naciones, principalmente las que están en vías de desarrollo o que necesitan apoyo financiero, tuvieran vacunas.
En ese sentido recordó que México ha tenido la “fortuna y la oportunidad de poder adquirir (vacunas) más allá de Covax”, al lograr convenios directos con las farmacéuticas e iniciar las campañas de vacunación de forma anticipada.
“Pero ¿qué tanto esta vacunación puede avanzar? Recordemos que el Plan Nacional de Vacunación, o sea, para efectos de la vacuna COVID-19 está contemplado llegar a sus metras hasta el primer trimestre del 2022, es decir, se plantea la vacunación todo este 2021 y los primeros meses del 2022 para llegar a ese objetivo que es la vacuna universal”, dijo.
Recordó que de acuerdo a la calendarización los primeros en recibir la vacuna serán los trabajadores de la salud, posteriormente las personas mayores de 60 años, y después con comorbilidades, aunque cuando se vacunen a los de la tercera edad, se incluirán muchos que tienen padecimientos como hipertensión, diabetes, obesidad y sobrepeso. Finalmente, se incluirá al resto de la población.
“Esto es un esquema de planeación, por eso decía que el avance y en su momento poder lograr un porcentaje importante de cobertura que en su momento genere esta inmunidad de rebaño, precisamente depende que, uno, se cumplan los calendarios de entrega que se tienen o se van a pactar con las futuras vacunas y las que ya se tienen con Pfizer”, dijo Alomía Zegarra.
Asimismo, señaló que, siguiendo tal lógica, si las farmacéuticas lograran una mayor producción, enviando las vacunas con prontitud, entonces el esquema cambiaría positivamente, inmunizando más rápido a más personas.
“Mejor aún, que en su momento estos calendarios pudieran verse favorecidos, ya sea porque pudieran adelantarse en el tiempo, o sea, empezar a recibir las vacunas antes de lo previsto, o que en las fechas programadas se pudiera recibir más vacuna de la prevista”, dijo.
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