En México se han aplicado cerca de 25,000 vacunas contra COVID-19 y hasta el momento “no hay ningún dato de efecto secundario grave” en algunas de las personas que recibieron la inyección, aseguró el director del Centro Nacional de Programas Preventivos y Control de Enfermedades (Cenaprece), Ruy López Riadura; sin embargo, la realidad lo contradijo.
Durante la conferencia de prensa vespertina, el funcionario afirmó que sí se han detectado efectos adversos, pero estos han sido “muy leves, como dolor, fiebre en los siguientes días, puede sentirse mal, agitados, pero son esperados”, explicó López Riadura, quien también detalló la estrategia que implementaron en los sitios de vacunación para vigilar los efectos de la inoculación.
Acerca de este tema mencionó que para vigilar la salud de las personas que reciben la vacuna se ha implementado un periodo de 15 a 30 minutos en el lugar de la aplicación para llevar a cabo una observación de la persona “aun cuando sabemos y tenemos datos de que son seguras”.
También resaltó el hecho de que el único efecto grave que puede causar el medicamento de Pfizer “son las reacciones alérgicas” a alguno de los componentes de la misma.
Sin embargo, para evitar un episodio de esas características, afirmó que dentro del cuestionario de triage realizan una pregunta muy importante relacionada con si han tenido historia de reacciones alérgicas graves, es decir, en las cuales hayan necesitado una inyección de epinefrina para mejorarse. “Esos casos son de consideración”, concluyó.
El mismo día en que López Riadura aseguró que no tienen datos de casos de reacciones graves, el Instituto Mexicano del Seguro Social (IMSS) informó sobre la primera persona con reacciones de importancia médica tras aplicarse la primera dosis de la vacuna.
Según el doctor Manuel Cervantes Ocampo, coordinador de atención integral a la salud en primer nivel, fue una trabajadora que tuvo dolor de cabeza intenso, mareo y dificultar para respirar y pasar alimentos. Este cuadro lo presentó cuatro horas después de haber sido inoculada y pudo ser tratada con la aplicación de un antihistamínico para frenar la reacción alérgica.
“En el caso de nuestra compañera, que no puedo dar más datos por confidencialidad, presentó dolor de cabeza intenso, mareos y dificultad para respirar y para pasar alimentos”, dijo Cervantes Ocampo, quien aseguró que fue “un evento esperado”, además de resaltar el tiempo de observación en el sitio de aplicación de la vacuna.
Según recomendaciones de la Administración de Alimentos y Medicamentos de Estados Unidos (FDA, por sus siglas en inglés), es necesario informar al personal sobre el padecimiento de alguna alergia antes de recibir el antídoto de Pfizer y BioNTech.
Esto también aplica si se presenta fiebre, trastornos hemorrágicos o tratamiento con anticoagulantes, inmunodepresión, embarazo o su planificación, así como si se encuentra amamantando o ha recibido otra vacuna contra la COVID-19.
Al respecto de este último asunto, el director del Cenaprece indicó que es suficiente con la aplicación de una sola inyección. “No es necesario ponerse dos o tres vacunas para que amarre, no hay ninguna justificación para hacerlo”, finalizó el funcionario federal.
A pesar del caso de la trabajadora del IMSS, Cervantes Ocampo recalcó que se trata de algo esperado. Al igual que todos los medicamentos y vacunas en circulación, el antídoto contra la COVID-19 tiene la probabilidad de causar efectos colaterales, señaló.
En este sentido, Víctor Hugo Borja Aburto, director de Prestaciones Médicas del IMSS, resaltó la “vigilancia activa” que están llevando a cabo, pues algunos casos pueden presentar estos eventos “pero es menos del 1%, no es motivo de alarma. Es un motivo sólo de vigilancia para ver que las cosas estén bien y que podamos continuar así”.
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