A pesar de que la Ciudad de México se encuentra en semáforo rojo a causa del elevado número de contagios y hospitalizaciones a causa del COVID-19, aún hay mucha gente que sigue negándose a usar el cubrebocas.
Esto fue lo que ocurrió el pasado 21 de diciembre en el Parque La Mexicana, ubicado en la alcaldía Cuajimalpa, espacio que aún permanece abierto a pesar de que la capital del país se encuentra en máxima alerta sanitaria.
Ese día, en las redes sociales del parque se difundió la imagen de una mujer que se negó a usar el cubrebocas y encima, se le observa hacer una seña obscena cuando se le pidió hacer uso de la mascarilla, por lo que los usuarios de Internet la nombraron “Lady Cubrebocas”.
“¡El parque está abierto! Para mantenerlo así, es indispensable que usemos TAPABOCAS TODO EL TIEMPO. Esto sucedió ayer y como esta respuesta hemos tenido varias. Les pedimos que nos ayuden con el uso de tapabocas y a respetar como todos queremos que nos respeten”, se escribió en la cuenta oficial de Twitter.
Sin embargo, esta respuesta no ha sido la única, pues de acuerdo con el parque La Mexicana, ha habido varios casos en los que visitantes no deciden seguir las medidas sanitarias.
Aunque la mayoría de los usuarios criticó el comportamiento de la mujer, que en la imagen aparece acompañada por un hombre que sí porta el cubrebocas, otros más cuestionaron el hecho de que el parque permanezca abierto en medio del semáforo rojo.
Este viernes 25 de diciembre, se cumplieron siete días del anuncio del semáforo rojo y el cierre de las actividades no esenciales en la Ciudad de México durante las fiestas navideñas, una medida que no evitó que el país doblara el “escenario catastrófico” pronosticado por el Gobierno al rebasar los 120,000 muertos por covid-19.
“Fue muy tardado”, consideró sobre el cierre el pastelero Carlos Castro, desde la puerta de su negocio del centro histórico de Ciudad de México.
“Creo que es una medida necesaria, porque si no ni vamos a llegar a componernos y vamos a seguir igual en la economía o hasta más baja”, expresó a Efe, pese a que ha tenido que “bajar producciones” a causa del cierre de actividades no esenciales.
El viernes 18 de diciembre, el subsecretario de Salud, Hugo López-Gatell, y la Jefa de Gobierno de la Ciudad de México, Claudia Sheinbaum, anunciaron la vuelta al semáforo epidemiológico rojo por riesgo máximo de contagios, lo que conlleva el cierre de la gran mayoría de negocios hasta el 10 de enero, al tiempo que las autoridades rogaron a los ciudadanos que se queden en casa durante estas fechas y no hagan fiestas familiares.
“La inercia que tiene la epidemia en esta región (la zona conurbada del Valle de México) requiere esfuerzos adicionales y hemos llegado a la conclusión de que se requieren medidas extraordinarias que en este momento son indispensables para lograr que en las siguientes semanas, en particular en las siguientes tres, se reduzcan los contagios, se reduzcan las hospitalizaciones y se reduzcan las muertes”, aseveró entonces López-Gatell.
La medida llegó tras varias jornadas con la ocupación hospitalaria por encima del 80% en Ciudad de México y el colindante Estado de México, cifras que todavía no han mejorado, mientras las imágenes de aglomeraciones en las calles se hacían virales día a día por las tradicionales compras navideñas.
La capital mexicana afronta las fiestas navideñas sin comercios ni restaurantes y con un control estricto de la movilidad en las calles de más afluencia, aunque el temor de las autoridades es que las reuniones privadas imposibiliten el freno a una pandemia que ha dejado ya más de 300,000 enfermos y cerca de 16,000 muertos en la ciudad.
Mientras, el país es el cuarto con más decesos en todo el mundo, al sumar 121,000 defunciones y 1.4 millones de contagiados.
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