La científica Jacqueline Mitton, de la Real Sociedad de Astronomía británica, anunció en enero de 1995 que los 12 signos del zodíaco no sólo estaban erróneamente adelantados por los efectos de precesión que sufre la Tierra, sino que en realidad eran 13.
La especialista explicó que la eclíptica (el aparente recorrido anual del Sol por los cielos) atraviesa una decimotercera constelación: Ofiuco, versión latina de Asclepio, el dios griego de la medicina.
De acuerdo con estos reportes, los nacidos bajo la protección de Oficuo son todos los nacidos entre el 30 de noviembre y el 17 de diciembre.
Sin embargo, la NASA, como cada año, salió para esclarecer y desmentir este enigma, asegurando que cuando los Babilonios inventaron las constelaciones, hace aproximadamente 3 mil años, optaron por sacar el signo Ofiuco, mejor conocido como “El Cazador de serpientes”.
“Las constelaciones son de diferentes tamaños y formas, por lo que el Sol pasa diferentes períodos de tiempo con cada una. La línea desde la Tierra a través del Sol apunta a Virgo durante 45 días, pero apunta a Escorpio por solo 7 días”, explicó la NASA.
La dependencia internacional dijo que para hacer una combinación ordenada con su calendario de 12 meses, los babilonios ignoraron el hecho de que el Sol realmente se mueve a través de 13 constelaciones, no 12.
Posteriormente, asignaron a cada una de esas 12 constelaciones la misma cantidad de tiempo.
¿CÓMO ENTENDER ESTE ENIGMA?
Para entender esto, el diario español El País explicó que una constelación es una agrupación “aparente” de estrellas: aunque parecen hallarse en el mismo plano, en realidad se encuentran a diferentes distancias sin que necesariamente exista relación entre ellas. El número total de constelaciones y el área que ocupaban variaban según el autor que catalogaba las estrellas. Entre 1922 y 1930, estas constelaciones y sus abreviaturas oficiales fueron definitivamente establecidas por la Unión Astronómica Internacional (IAU).
El zodíaco astronómico es un cinturón imaginario que se distribuye en el ecuador celeste y sobre el que se sitúan las 12 antiguas constelaciones, de distintos tamaños, designadas con los nombres de las figuras que sus contornos evocaban a los antiguos: el Carnero, el Toro, los Gemelos, el Cangrejo, el León, la Virgen, la Balanza, el Escorpión, Sagitario o el Arquero, Capricornio, Acuario o el Aguador y los Peces. Ofiuco, que ya Ptolomeo incluyó entre las 48 constelaciones de su Almagesto, probablemente no se tuvo en cuenta porque, además de no gustarles el número 13, dividir la banda zodiacal de 360° entre 13 constelaciones no daría un número exacto y sí entre 12, uniendo Escorpión y Ofiuco.
El zodíaco astrológico, por su parte, está dividido en 12 porciones iguales de 30 grados, a cada una de las cuales le corresponde un signo: Aries, Tauro, Géminis, Cáncer, Leo, Virgo, Libra, Escorpio, Sagitario, Capricornio, Acuario y Piscis (algunos presentan pequeñas variaciones en el nombre con respecto a las constelaciones astronómicas).
Sin embargo, la reivindicación de Ofiuco como constelación zodiacal entre Escorpio y Sagitario no se debe a la precesión, que solo afecta a las fechas, sino al trazado del mapa celeste clásico y, sobre todo, tras la división arbitraria del cielo en constelaciones por parte de la IAU.
Ofiuco continúa la leyenda de Orión y el escorpión. Cuenta el mito griego que la diosa cazadora Ártemis quiso vengarse del también cazador Orión y le mandó a un escorpión, que lo persiguió, lo picó en el talón y lo mató con su veneno. Los dioses trasladaron al cielo tanto a Orión como al Escorpión, aunque alejados para que no pudieran volver a encontrarse.
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