La vacunación en contra de la COVID-19 comenzó este 24 de diciembre de manera satisfactoria, de acuerdo con las autoridades de la Secretaría de Salud. 2,924 personas del sector médico que cada día enfrentan a la enfermedad fueron inoculados y tan sólo en 24 casos se registraron reacciones atribuibles a la vacunación, sin embargo, estas no representan un tema de preocupación.
Durante la conferencia vespertina, el subsecretario de Prevención y Promoción de la Salud, Hugo López-Gatell, dio a conocer que los síntomas adversos fueron reflejos vagales, es decir, disminución de la actividad respiratoria, así como hipoglucemia, mareos, espasmo laríngeo, mialgias, dolor común y fiebre.
“Hubo efectos menores en algunas de las personas, hay una reacción en cada una de estas condiciones que se presentaron durante la vacunación”, comentó el funcionario, quien también explicó que estos síntomas se dieron a causa de que los profesionales acudieron a la inoculación sin desayunar, por lo que recomendó ingerir algún tipo de alimento antes de aplicarse el antídoto.
López-Gatell refirió que la fiebre también puede ser un efecto secundario de la vacuna en contra de la COVID-19, pero no debe interpretarse como un asunto de peligro, pues se trata de una respuesta inmune del organismo al medicamento y puede ser algo común.
También detalló que el hecho de no presentar un cuadro de fiebre tras aplicarse la vacuna no significa que la persona no haya generado una respuesta inmune adecuada o no estén protegidos contra el coronavirus SARS-CoV-2, pues únicamente algunos son quienes generan este tipo de efectos secundarios.
Durante el primer día de vacunación en contra de la COVID-19 en México se aplicaron 2,924 dosis en diferentes estados de la República Mexicana. 975 fueron en la capital, otras 975 en el Estado de México y 974 en el Querétaro, entidad en la cual no se logró inocular a una última persona.
La razón por la cual no se cumplió a cabalidad con lo previsto fue que las dosis son de 3,000 mililitros, pero únicamente se contaban con 2,000 y señaló que no es posible poner una dosis menor a una persona.
No obstante, declaró que “esto es común que pase en la operación de los programas de vacunación”, por ello es que se realizan compras con un 10 o 15% extra considerando que “las condiciones de manejo de los productos puede hacer que se desperdicie”, detalló.
Acerca de la polémica sobre que la primera persona en recibir la vacuna fue inyectada en el brazo derecho cuando el reglamento de salud dice que debe ser en el izquierdo, López-Gatell mencionó que se trata de un hecho intrascendente y no aporta a las políticas de contención del virus.
“La recomendación general es que se ponga la vacuna en el brazo no dominante. La única razón de ello es la incomodidad, el dolor que puede persistir un par de días podría dificultar la movilidad del brazo más activo”, desestimó el subsecretario.
Especialistas médicos también refirieron a este medio de comunicación que el brazo de aplicación no es un tema relevante ni tiene otro tipo de consecuencias distintas a las esperadas. El único factor importante a considerar es el caso de que los pacientes tengan un implante subdérmico en alguno de sus brazos, en esa situación, se necesitan indicaciones específicas para saber en cuál extremidad no inyectar.
Si bien la vacuna contra la COVID-19 es una respuesta al virus, el funcionario federal declaró que la situación epidémica no ha mejorado en el país y, de hecho, “hemos superado por 0.3% el punto máximo que habíamos alcanzado en julio. Esta es la segunda oleada que tenemos en México y ya es superior a la primera”, sentenció desde Palacio Nacional.
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