Ya han sido varios los momentos de la actual administración en los que, para más de uno, la predilección del presidente Andrés Manuel López Obrador es más que evidente hacia uno de los magnates más notorios dentro de la esfera empresarial en México: Ricardo Salinas Pliego, dueño de TV Azteca y Grupo Elektra.
La ocasión más reciente fue la semana pasada cuando en el Senado se aprobó, y turnaron a la Cámara de Diputados, las reformas a la Ley del Banco de México, misma que establecía que Banxico tendría la obligación de adquirir el efectivo en moneda extranjera que los bancos del país no pudieran repatriar a su país de origen, sin importar si se pudo o no, comprobar la legalidad de los recursos.
Cabe señalar que después de ese anuncio, se dio a conocer que todas las instituciones financieras del país se encontraban bien el tema de cambio de dólares, es decir, no presentaban acumulación del efectivo de esa divisa. Todos los bancos menos uno: Banco Azteca, que desde 2017 se quedó sin convenio de corresponsalía con entidades extranjeras, luego de que la Oficina de Control de Delitos Financieros de Estados Unidos sancionó a su socio, el Lone Star National Bank, por violar la legislación en materia antilavado en su relación con el banco de Salinas Pliego.
Entonces, aunque el presidente López Obrador no se pronunció al respecto, precisamente por su silencio, mucho acusaron un respaldo tácito a los cambios que estaría enviando un doble mensaje: a Banxico que su autonomía es vulnerable en tiempor de la Cuarta Transformación –el mandatario es partidario de la centralización de las instituciones– y, el más grave, un guiño al que se ha colocado como su banquero predilecto.
“Cuesta trabajo entender las consideraciones que el Presidente López Obrador le guarda a Salinas Pliego, el segundo hombre más rico de México, y un tiburón entre los tiburones. Tratándose de un luchador que ha dedicado la vida política a la defensa de los pobres, resulta un misterio la deferencia que muestra para con este duro empresario, ave de tempestades con frecuencia a contrapelo de las posiciones defendidas por la 4T. El dueño del grupo Elektra y TV Azteca nunca ha exhibido una particular inclinación por los proyectos sociales y sí en cambio una abierta hostilidad a todo aquello que pueda limitar sus márgenes de ganancia”, señala en un publicación este domingo el analista Jorge Zepeda Patterson.
En un artículo titulado “¿Qué le debe AMLO a Salinas Pliego?”, publicado en el medio Sinembargo.mx, el escritor y economista resaltó la gran diferencia que hay entre la manera de concebir a la sociedad entre el tabasqueño y el empresario regiomontano. El primero más inclinado a valores socialistas, del bien colectivo. El segundo hacia una clara corriente capitalista a favor de la libre empresa.
“Esta semana López Obrador designó a Esteban Moctezuma Embajador de México en Washington y el jueves mismo volvió a defender el proyecto de modificación de la autonomía del Banco de México para obligarlo a aceptar dólares que se quedan encajonados en el país. Ambas medidas involucran en más de un sentido a Salinas Pliego”, indicó.
Entonces destacó que desde el inicio, la designación de Moctezuma -quien fue ejecutivo durante 16 años del grupo del Ajusco, fundación filantrópica de Salinas Pliego– en la SEP ya había sido sospechosa. “Moctezuma no había formado parte de la campaña, no era simpatizante de Morena, carecía de experiencias vinculadas al magisterio o a la pedagogía. No es que hubiese sido una designación irracional, se trata simplemente de que habría candidatos con experiencia, miembros del primer círculo, aliados más cercanos y un largo etcétera. Su designación como Embajador en Washington camina en la misma dirección”, advirtió.
Y señala que las reformas a la ley del Banco de México también se turnaron sospechosas, ya que si bien en un principio la causa parecía una ayuda social, al ver la información a detalle se supo que el único beneficiado sería Banco Azteca.
“El resto de los bancos transfieren los dólares excedentes al extranjero a través de sus matrices y asociados sin mayor problema, salvo el banco de Salinas Pliego, que desde hace años se ve imposibilitado porque su contraparte se encuentra en suspensión por cargos de lavado de dinero en Estados Unidos”, reiteró el analista.
“La reforma que la 4T pretende obligaría al Banco de México a tomar los dólares de los que Salinas Pliego no puede deshacerse. Esta obligación dejaría al Banco de México expuesto a ser víctima de lavado de dinero, lo cual en automático lo convierte en sospechoso ante la comunidad financiera internacional. El riesgo de que le sean incautadas sus cuentas en el extranjero a nuestro banco central, donde se encuentran buena parte de las cuantiosas reservas de México, entre otros posible efectos, desencadenó la alerta de toda la comunidad, desde el propio Banco de México o la Asociación de Banqueros, hasta organismos internacionales y autoridades del Tesoro estadounidense”, detalló el escritor.
Y por tal motivo, agregó, es que los diputados optaron por postergar la votación sobre los cambios a la ley de Banxico. También mencionó la reacción del mandatario una vez que la cámara baja tomó esa decisión, cuando señaló que no hay que exagerar la autonomía del Banco de México y que el país no debe subordinarse a la opinión de los circuitos financieros internacionales.
“Quizá, lo que no dijo es que nuestras reservas están en dólares, una moneda extranjera sujeta a legislaciones internacionales que poco tienen que ver con nuestra soberanía. Tecnicismos aparte, la pregunta de fondo es ¿hasta dónde querría arriesgar el Presidente la exposición de nuestra moneda en su interés de beneficiar a Salinas Pliego?”, apuntó el periodista.
Y continúo su análisis con un recuento de las ocasiones en las que AMLO se ha pronunciado a favor del empresario.
“El gasto publicitario federal en TV Azteca es mayor que en Televisa, pese a que la audiencia de esta es superior. Banco Azteca recibió sin licitación la responsabilidad de distribuir la entrega de subsidios de varios programas sociales; un negocio equivalente a varios miles de millones de pesos y, sobre todo, la posibilidad de que sean gastados en la tienda, Elektra, en la que se encuentra el banco. Una y otra vez el Presidente ha defendido la imagen del empresario del Ajusco cuando en las mañaneras es encarado por las violaciones de este grupo a las normas de contingencia (“causó daño la declaración de Javier Alatorre, pero no tanto, hay que perdonar”), sus excesos jurídicos con respecto a la evasión fiscal (sí, debe al SAT “pero habría qué ver cuánto”), los vínculos de sus empresas con negocios corruptos como el de Fertinal (“no hay que creer al The Wall Street Journal”)”, enlistó.
Zepeda Patterson también hizo hincapié en un aspecto bastante interesante: los favores del presidente parecieran un amor no correspondido. Y señala que dicha relación dista mucho de ser como aquella de Donald Trump con la cadena Fox, en la que una empresa que se pone al servicio del Presidente.
“No tengo dudas sobre el compromiso de López Obrador en favor de los más desprotegidos. Tampoco descarto que el Presidente tenga información de la que carecemos que convierten a Salinas Pliego en su amigo o en aliado de su proyecto. Sólo digo que, para todos aquellos que creemos en la pertinencia de los objetivos de la 4T (aun cuando no siempre coincidamos con la vía para lograrlo), resulta un misterio la fascinación y las concesiones que se hacen al empresario mimado del régimen. Algo sabe el Presidente del empresario que quizá lo legitima y nosotros desconocemos. Y desde luego, también cabe la pregunta, ¿algo sabe el empresario del Presidente que los demás no sabemos?”, concluyó.
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