Porfirio recorrió cinco hospitales antes de encontrar cama en un autódromo convertido en clínica de Ciudad de México, que registró esta semana su mayor número de internaciones por covid-19 en toda la pandemia.
“Nos decían que no había camas, ni insumos, ni oxígeno. Pasamos gran parte del día buscando un lugar para mi suegro”, contó a la AFP María del Pilar Pérez, ama de casa de 35 años.
El viacrucis de Porfirio López, de 77 años, comenzó en las primeras horas del pasado viernes en el municipio de Chalco (40 km al sur de Ciudad de México) y concluyó en el hospital temporal del Autódromo Hermanos Rodríguez, donde fue intubado.
Fueron casi 13 horas de angustia para los familiares, temerosos de que no resistiera, pues incluso tuvieron que conseguir y pagar la ambulancia de su bolsillo.
La situación en Ciudad México, de nueve millones de habitantes, es “crítica” pues las hospitalizaciones no paran de crecer desde mediados de octubre, según sus autoridades.
El pasado fin de semana, la ocupación llegó a 83% de la capacidad, mientras que el lunes fue el día con más internaciones en casi diez meses de pandemia con 4.724 casos.
El panorama es más preocupante debido a que muchos pacientes son transferidos desde el vecino estado de México, cuya ocupación supera 70%. En la zona metropolitana, que abarca la capital y varias localidades cercanas, viven unas 20 millones de personas.
- Impacto colateral -
Se trata de los niveles de hospitalización más altos desde mayo, reconoció la alcaldesa de Ciudad de México, Claudia Sheinbaum, quien junto con el presidente Andrés Manuel López Obrador ha multiplicado los llamados a guardarse durante las fiestas de fin de año, cuando se espera que lleguen las primeras vacunas para el personal médico.
A nivel nacional los contagios también van en aumento, con un pico máximo de 12.253 positivos el pasado viernes.
Hasta el lunes el país, de 129 millones de habitantes, acumulaba 1,25 millones de casos confirmados y 114.300 muertes. México se ubica así en el cuarto puesto con más decesos en números absolutos y en el decimoquinto por 100.000 habitantes.
Afuera del hospital Parque de los Venados, del Instituto del Seguro Social, parientes de infectados esperan ansiosos los informes médicos.
Junto a ellos aguardan familiares de pacientes de otras dolencias, que igualmente tuvieron que hacer peripecias para conseguir lugar.
“Mi esposo fue ingresado ayer, él no tiene covid-19, pero fue complicado que lo aceptaran acá”, dijo Rosa Álvarez, comerciante de 55 años.
En medio de la zozobra se observan las coches fúnebres, con hombres enfundados en trajes blancos que llegan para recoger a los fallecidos.
"Desafortunadamente, hasta que no te toca a ti no te tomas esto en serio", afirma Paola López, nieta de Porfirio.
- Desobediencia -
Reconociendo el hartazgo ciudadano y la necesidad de salir a la calle en un país con la mitad de su fuerza laboral en la informalidad, las autoridades han pedido un esfuerzo adicional.
“Son diez días, eso es lo que le pido a la gente, porque del 14 al 24 (de diciembre) se llenan las calles”, instó López Obrador, aludiendo a las posadas, fiestas populares con las que los mexicanos celebran la Navidad durante nueve días.
En las zonas más afectadas de Ciudad de México se redujo el horario de negocios no esenciales, fueron cerradas algunas estaciones de metro y se ordenó el retiro de puestos de comida callejera.
Sin embargo, algunos continúan haciendo oídos sordos a las recomendaciones.
El pasado fin de semana, autoridades capitalinas interrumpieron una fiesta clandestina en un exclusivo bar y desalojaron a unas 70 personas que pasaban por alto las recomendaciones sanitarias, según videos.
“Como advertencia (el llamado del gobierno), se queda corta, creo que debería ser más riguroso, pero la necesidad es demasiada”, opina María Güalo, paramédico de 48 años, en el centro histórico de la ciudad, con calles abarrotadas de compradores.
México autorizó el viernes pasado la vacuna contra el covid-19 desarrollada por el laboratorio estadounidense Pfizer y el alemán BioNTech.
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