Alejandro Tamayo Mendoza, El Charro, fue iniciado en el negocio del narcomenudeo y la fábrica de cocaína por su padre. Durante más de dos décadas mantuvo un bajo perfil, consolidando el pequeño imperio familiar que lo llevó a independizarse de La Unión Tepito y con el cual pagaba sus viajes a Europa, Asia y Estados Unidos.
También conocido como El Macario, este sujeto aprendió sobre el trasiego de narcóticos de Rodolfo Tamayo Hidalgo, su papá, quien se dedicó al negocio criminal en Tepito por la década de 1980 y 1990, de acuerdo con reportes de prensa.
Para aparentar sus actividades ilícitas cambió de residencia al sur de la ciudad; de ese modo, evitó que autoridades lo identificaran y relacionaran con su grupo delincuencial.
Sin embargo, desde Coyoacán coordinaba la distribución y venta de narcóticos con sus subordinados en la colonia Morelos, alcaldía Venustiano Carranza, según detalló la Secretaría de Seguridad de la Ciudad de México este 11 de diciembre.
Desde la calle Retorno 4, colonia Culhuacán CTM VII, al sur de la capital, El Charro vivía como alguien de elevado poder adquisitivo. Su casa con estilo de Partenón, vehículos y viajes al extranjero, lo señalaban como un empresario, además de buen vecino.
O al menos eso pensaban sus cohabitantes, consignó El Universal, quienes lo veían recorrer las calles como cualquier persona normal. No presumía su dinero, tampoco tenía cuentas bancarias, todo lo pagaba en efectivo. Pero era notable que le gustaban los lujos.
Según el mismo medio nacional, Tamayo Mendoza conformó equipos de fútbol y pagaba entre 500 y 1,000 pesos a cada jugador por partido, a los que asistía en compañía de cuatro hijas y su esposa, Denys Grisel Vaylon Tovar.
Viajó a Dubái con su familia, a Francia, Nueva York, Los Ángeles y Florida en Estados Unidos; para las vacaciones decembrinas, tenía planeado visitar Chicago. Pero fue arrestado con su esposa y su yerno, Armando Sánchez Rodríguez. En otros cateos relacionados en la alcaldía Venustiano Carranza, fueron detenidos cuatro más de sus subordinados.
Los operativos para dar con el capo de la Ciudad de México comenzaron desde mayo, según reportó El Universal. Al menos desde entonces, las autoridades comenzaron a vigilar un domicilio marcado con el 8 y 10 de la calle Penitenciaria. Es una unidad habitacional que se mantenía observada por “halcones” para alertar de clientes que, en ocasiones, hacían fila para comprar piedra, marihuana, cocaína y otras sustancias en uno de los departamentos.
En los registros de Google Street Views, con fotografías tomadas en 2019, se puede apreciar a varios sujetos en la puerta, incluso, uno de ellos pareciera que expurga el enervante cannábico.
El sitio fue vigilado con drones. Antes de la caída de El Charro fueron aprehendidas 36 personas, se habían decomisado más de 4 mil dosis de drogas, dinero en efectivo, armas de fuego y teléfonos en la misma calle de Penitenciaria.
“Conocido como el principal distribuidor de narcóticos en la colonia Morelos, quien utilizaba distintos departamentos ubicados en complejos ubicados en la calle Penitenciaria, para almacenar y embalar las drogas, así como para realizar los cobros a los narcomenudistas que las comercializaban en otras alcaldías como Iztacalco, Iztapalapa y Cuauhtémoc”, detalló el reporte de la policía capitalina sobre Tamayo Mendoza.
Según los reportes de prensa, El Charro también usaba una bodega en Ecatepec para resguardar sus pertenencias de más alto valor. En ese sitio fueron aseguradas cuatro armas, una camioneta, tabletas electrónica y otros dispositivos electrónicos.
Luego de crearse La Unión Tepito, en 2010, este capo se unió a la organización criminal, elaborando cocaína. Pero a medida que los cabecillas de esa facción fueron cayendo, se abrió paso y consolidó su propia banda, con ayuda de sus hermanos y otros familiares. Se deslindó del cártel y extendió su negocio, ocupando predios a la fuerza para fabricar, almacenar o distribuir droga.
De acuerdo con El Universal, al grupo de Tamayo Mendoza se unieron sus sobrinos, cuñados, yernos y las dos hijas menores, actualmente prófugas.
Uno de los domicilios cateados en Venustiano Carranza fue la calle Comunicaciones, colonia Federal, donde dos mujeres fueron detenidas y se aseguraron 150 dosis de marihuana, 101 envoltorios de cocaína, un arma de fuego corta y seis cartuchos útiles.
El segundo fue en la calle Héroes de Nacozari, colonia 10 de Mayo, donde se aseguraron 23 dosis de cocaína y una bolsa de plástico transparente que contenía marihuana; y en el tercer predio localizado en la calle Penitenciaria, colonia Ampliación Penitenciaria, se aseguró una bolsa con una hierba verde. En estos sitios no hubo detenidos, pero al exterior de uno de ellos, dos hombres que intercambiaban cocaína por dinero fueron arrestados en posesión de 35 dosis de cocaína.
Finalmente, Tamayo Mendoza, su esposa y yerno fueron arrestados en Retorno 4, colonia Culhuacán CTM VII, Coyoacán. Se les aseguraron 191 bolsitas con la marihuana; 173 envoltorios confeccionados en papel color blanco y un arma de fuego larga. Todos fueron puestos a disposición del Ministerio Público para que sea determinada su situación jurídica.
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