En un duro análisis de Anabel Hernández, los dos años del gobierno de Andrés Manuel López Obrador no corresponden con los logros que presume y está lejos de alcanzar las promesas de su llamada transformación. Crisis económica y sanitaria, aumento en corrupción, así como pobreza, se han agudizado en el primer tercio del sexenio.
La pandemia de COVID-19, indicó la periodista, expuso las deficiencias en el mandato de AMLO, pues hay una baja recaudación fiscal, aumento de la desigualdad económica, deficiente servicio médico, así como negacionismo y demagogia.
Para su columna de la Deustche Welle, Anabel Hernández refirió que el país arrastra décadas de injusticia, desigualdad e impunidad. No se ha generado una estrategia para combatir la pobreza y solo se han recetado “aspirinas”, como los programas sociales, que han funcionado como paliativo y para estimular el clientelismo político.
Recordó que estuvo en la plancha del Zócalo de la Ciudad de México cuando López Obrador ganó la presidencia el 1 de julio de 2018. Pero muy distante queda la promesa de cambio a dos años y frente la emergencia de coronavirus.
AMLO encontró al país con 52.4 millones de personas en condiciones de pobreza y de ellas, 21 millones en situación extrema de precariedad. Hasta 2020 ha canalizado 300 mil millones de pesos a programas para dar analgésicos, en vez una medicina curativa contra la pobreza, apuntó la periodista. En referencia al Coneval, retomó que cuatro programas de AMLO no están sujetos a reglas de operación y no puede evaluarse la eficacia de ellos ni el mecanismo para elegir a beneficiarios.
Según explicó la reportera de investigación, la brecha de desigualdad entre los más ricos y la población con menores ingresos se acrecentó: “en el tercer semestre del 2019, el ingreso laboral promedio del 20 por ciento de la población con mayores ingresos laborales representó 34.3 veces el ingreso del 20 por ciento de la población con menores ingresos laborales. En ese mismo período de 2020, la brecha creció a una diferencia de 146,3 veces entre los ingresos de los más ricos y los más pobres”.
De tal forma que en 2021 aumentará a 16 millones el número de pobres, regresando a niveles de 1990, según un estudio elaborado por el economista Jorge Garza Rodríguez de la Universidad de Monterrey. Auspiciado por la crisis sanitaria del coronavirus.
A decir de Anabel Hernández, el presidente se enfrenta a una encrucijada, pues debe escoger entre perder popularidad al cobrar más impuestos a la clase con mayor poder adquisitivo; o implementar estrategias de recaudación que garanticen el acceso a servicios a la población y una justa redistribución de la riqueza. Por ejemplo, hacer más efectivo el trámite para el pago de los contribuyentes, debido a que en México, el tiempo dedicado a ello son 102 horas en promedio.
“De la lista de 36 países miembros de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE), México tiene el peor índice de recaudación fiscal en relación al Producto Interno Bruto. Es solo el 16,1 por ciento, cuando el promedio general de recaudación de los países de la OCDE es del 34,2 por ciento del PIB. El promedio en América Latina y el Caribe es del 22,8 por ciento y el de África es de 17,2 por ciento”, comparó.
Pese a que AMLO presume recaudar más impuestos, no necesariamente tiene que ver con un rediseño fiscal de fondo, pues se enfocó a perseguir a grandes empresas para que saldaran su contribución rezagada.
“Sin duda algo necesario, aunque el tratamiento no ha sido igualitario para todas, lo que delata un tufo político. Ese dinero, al igual que los programas de bienestar, son una pequeña aspirina y no ingresos constantes”.
Basada en datos del Instituto Nacional de Estadística y Geografía (Inegi), Anabel Hernández recalcó que la corrupción aumentó en todas sus formas.
En 2019, la tasa de de población víctima de corrupción al tener contacto con un servidor público fue de 15.732 personas por cada 100 mil habitantes, 7.5% más que en 2017. Los actos de corrupción entre 2017 y 2019 pasaron de 25 mil 541 a 30 mil 456, por cada 10 mil habitantes. También aumentó el costo de este fenómeno para los mexicanos en 64% de 7.7 a 12.7 millones en los mismos años referidos.
“Los números reales de la corrupción son muy distintos a la extinción de ésta que hay en la mente de AMLO. En este y otros rubros los ciudadanos viven en un país distinto al del presidente, como ocurría con sus antecesores”.
Por otro lado, la periodista criticó el recorte a sectores de ciencia, educación, tecnología y salud. Este último ramo se vio resentido antes de la pandemia, afectando el suministro medicinas, la operación de hospitales generales y de alta especialidad.
“Provocó, por ejemplo, la muerte de mil 600 niños a causa del desabasto en el sistema de salud público de medicinas para niños con cáncer”, enfatizó Anabel Hernández.
Además, los usuarios del Instituto Mexicano del Seguro Social y el Instituto de Seguridad Social y Servicios Sociales de los Trabajadores del Estado, se dijeron más insatisfechos con el servicio entre 2019 y 2017. Empeoraron las instalaciones, capacidad y número de médicos, así como menos información oportuna sobre el estado de salud de los pacientes.
“Con todo el contexto antes descrito llegó la pandemia del COVID-19 y el aniversario del segundo año de gobierno de la 4T, mostrando el rostro más doloroso de todas las deficiencias estructurales, demagogia y negacionismo. Aún muy lejos de alguna transformación”, apuntó la reportera.
Agregó que México es el cuarto país con más muertes registradas, lo cual contradice los dichos del presidente, al afirmar que “tiene todo bajo control y que no hay crisis, faltando a la verdad”.
Los más afectados fueron aquellos más vulnerables socialmente y en cobertura de servicios de salud. Por ejemplo, la población indígena, donde de cada 100 contagiadas mueren 20.
Pese a que AMLO ha declarado su amor al pueblo, este muere por negligencia del gobierno que encabeza. Ellos no revivirán con las promesas de cariño del presidente ni los pocos pesos que cada mes les son destinados en programas sociales, mientras el sistema de salud, educación y cultura colapsa sobre ellos, finalizó Anabel Hernández en su espacio quincenal.
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