A través del proyecto Transformándome de la Fundación Mexicana para la Planeación Familiar (Mexfam), once lideresas muxes y 135 beneficiarias visibilizan la lucha contra el VIH/SIDA en el Istmo de Tehuantepec, en Oaxaca.
El plan comenzó hace un año: a pesar de la pandemia por COVID-19 no se detuvo, sino que un repunte de infecciones de hepatitis C y sífilis hizo necesario fortalecer el proyecto.
Impulsar la creación de un consejo estatal para prevenir la discriminación en Oaxaca y después expandirlo a los 41 municipios istmeños es una de las metas que tienen las muxes de la región para ser lideresas capacitadas.
Transformándome de la Fundación Mexicana para la Planeación Familiar se desarrollará por dos años en siete localidades de acción intensiva: Tehuantepec, Ixtaltepec, Juchitán, Niltepec, Unión Hidalgo, Mixtequilla, y Xadani, donde se buscará que los funcionarios públicos sean capacitados en cuestiones de identidad de género y orientación sexual.
Además, para que la comunidad muxe cuente con el respaldo de las muxes lideresas del proyecto, se crearán siete comités de defensa de los derechos humanos en cada poblado.
Existen 10,422 personas viviendo con VIH/SIDA en el estado. De acuerdo con autoridades de Oaxaca consultadas por La Jornada, del año 1986 al 2020 en la entidad federativa se registraron 3,269 casos de VIH y 7,153 de SIDA.
La coordinadora de Transformándome, Amaranta Gómez Regalado, declaró que con los recursos obtenidos se ha podido brindar alimentos básicos a muxes de cuatro municipios durante la pandemia de coronavirus.
Gómez remarcó que las redes sociales han sido una herramienta “muy útil” para enviar material audiovisual, información, y trípticos y no detener el programa pese a la contingencia sanitaria.
Por su parte, la activista muxe de origen zapoteca Joselin Sosa brinda, con recursos propios y desde el proyecto Transformándome, acompañamiento a personas que viven con VIH/SIDA en el Istmo de Tehuantepec: es considerada la segunda región oaxaqueña con la mayor incidencia del virus.
De acuerdo con el medio, “muchos” de los muxes se dedican a actividades informales. No obstante, el activismo para prevenir la propagación de VIH se ha convertido en una opción para Joselin y otros muxes.
Desde julio de este año, líderes de la comunidad muxe comenzaron a documentar los crímenes de odio que se cometen en su contra en la región del Istmo de Tehuantepec, en Oaxaca, ya que consideran que las instituciones del gobierno no han presentado avances en las investigaciones de los delitos. Denunciaron que tampoco existen protocolos de actuación.
La activista Amaranta Gómez Regalado, quien encabeza la organización civil TRANSformándome: inclusión social y derechos humanos, informó que el trabajo de rastreo será posible gracias a los equipos de cómputo de Mexfam y Arcus Foundation.
En una conferencia de prensa virtual, la activista señaló que durante los últimos 17 años, por lo menos 15 muxes han sido asesinados en la zona. Es un delito que no está tipificado como transfeminicidio.
Los muxes son considerados como un tercer género: no son hombres ni mujeres. Esta tercera clasificación ha sido reconocida y celebrada desde la era prehispánica. Son personas nacidas como hombres pero que se visten y se comportan en formas que son comúnmente asociadas con las mujeres.
Gómez Regalado puntualizó que las estrategias de la Fiscalía General del Estado de Oaxaca para atender estos crímenes son inexistentes, además de que no se tiene un protocolo para dar seguimiento a los delitos. Sin embargo, sí existe un área especializada con este propósito.
La activista recordó el caso de Óscar Cazorla, un líder emblemático de la comunidad muxe que fue asesinado en febrero de 2019 y cuyo homicidio no ha sido solucionado por las autoridades. Consideró que la elaboración de un “formato de datos” podría ayudar a visibilizar esta problemática que empeora debido a la violencia generalizada.
Líderes muxes en una decena de municipios en el Istmo de Tehuantepec, conocidos por su trabajo de orientación en temas de no discriminación, derechos humanos, y salud y sexualidad, estarán a cargo de la documentación y el seguimiento de grupo de trabajo.
El asesinato más reciente ocurrió en abril de este año, cuando Óscar, de 28 años, fue baleado en San Juan Bautista Tuxtepec, en la región de la Cuenca del Papaloapan, demostrando que la pandemia por COVID-19 no ha frenado los actos de violencia, la exclusión, y la discriminación.
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