El cobro de derecho de piso ya forma parte de la “carta de presentación” de los grupos criminales en México. Según las cifras, la modalidad de este delito está evolucionando de ser casual y parasítico, a otro organizado, muy violento y seriamente predatorio de la economía de la Ciudad de México.
Los números del Semáforo Delictivo indican que el delito de extorsión ha ido a la baja —en octubre se registraron nueve denuncias—. Este número, sin embargo, lejos de ser una buena noticia, es la evidencia de que los crímenes dejaron de ser denunciados por las víctimas. En el país, sólo uno de cada diez delitos de extorsión que se cometen son denunciados ante las autoridades, según datos del Inegi.
En los últimos tres meses, las alcaldías Cuauhtémoc, Azcapotzalco, Iztapalapa, Benito Juárez, Gustavo A. Madero y Álvaro Obregón acumularon el mayor número de denuncias de este tipo de crimen, según el Semáforo Delictivo.
Los testimonios de los afectados han identificado al Cártel Jalisco Nueva Generación como uno de los principales promotores del cobro de piso.
Según éstos, la cuota para los negocios establecidos llega a ser de 5,000 pesos por cada metro lineal. Además, un derecho de piso de 1,000 pesos a la semana y otra “aportación” de 10,000 para que la organización criminal encabezada por Nemesio Oseguera Cervantes, el “Mencho”, impida que se coloquen puestos ambulantes delante de los establecimientos.
Analistas en seguridad como Héctor de Mauleón advierten que el cártel jalisciense es el nuevo “dueño” de las calles de la Ciudad de México.
Se mueven impunemente en la ciudad, con camionetas de lujo blindadas y no ocultan, además, que traen armas largas. A diferencia de sus acérrimos rivales, la Unión Tepito, que llegan en motonetas.
El secretario de Seguridad Ciudadana, Omar García Harfuch, afirmó hace unas semanas que no ve al CJNG como una amenaza para la capital del país.
También, en la CDMX, grupos delictivos locales han llevado el terror a las calles. De acuerdo con diversos informes, estas pequeñas células operan bajo el nombre del “cártel de las cuatro letras” para imponer miedo entre los empresarios, comerciantes, vendedores ambulantes. Algunas identificadas son Los Bryans del Barrio Negro —establecidos en Iztapalapa y Tláhuac— y la banda delictiva de La Güera, que opera principalmente en la alcaldía Tlalpan.
El problema de extorsión en la CDMX creció durante la anterior gestión capitalina. Entonces la Unión Tepito, uno de los principales grupos generadores de violencia en la CDMX, vivió sus años dorados, primero con Jaime Vázquez, el “Ronco”, quien cobraba el derecho de piso en la alcaldía Cuauhtémoc y luego el “Chino” de quien cuentan, no había modo de dialogar. Al Chino lo detuvieron el años pasaLos denunciantes admiten que la administración de Claudia Sheinbaum ha tenido la voluntad política para cambiar esto, que no tuvieron otros gobiernos. No obstante la situación es la misma para las negocios de las zonas Roma-Condesa.
En la CDMX de hoy, los comerciantes deben pagar derecho de piso al crimen organizado para poder establecerse. En Tepito, los vendedores ambulantes están obligados a comprar los productos que la Unión Tepito les vende —en general piratería—. En Iztapalapa, los pequeños empresarios deben pagar para que los dejen trabajar, y los vendedores de autos deben entregar una comisión por cada unidad vendida.
Denuncias recibidas por las autoridades capitalinas indican que bares, minisupers, tables dances, cantinas, tianguis, restaurantes, discotecas, antros deben pagar “cuota” a los cabecillas criminales.
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