Para la diputada Adriana Dávila, el legislador que la violentó en razón de género, Gerardo Fernández Noroña, debe hacerse responsable de sus actos y atenerse a las sanciones impuestas por las instituciones, aún cuando haya hecho pública su preferencia por no acatar algún mandamiento que le lleve a disculparse.
“No tenemos que cerrar los ojos y no tenemos que normalizar lo que nos lleva a veces a la muerte. El señor puso en riesgo mi integridad, ha puesto en duda mi integridad, ha puesto en duda el respeto y la decencia con que yo hago mi trabajo ha puesto en duda y la seguridad también de mi familia, de mi hija y la verdad que eso sí no puedo permitirlo”, dijo la legisladora del Partido Acción Nacional (PAN).
Fernández Noroña, diputado del Partido del Trabajo, se ha mostrado en contra de cualquier disposición que le lleve a disculparse con Adriana Dávila, luego de haberla ofendido y la señalara de pertenecer a una red de trata de mujeres, en un acto público celebrado en el Patio Vitral del Congreso de Tlaxcala el pasado 4 de octubre del 2019.
El Instituto Nacional Electoral concluyó que el petista incurrió en violencia política de género en su sesión de este 26 de noviembre.
“Por lo que, al acreditarse la infracción, se vinculó a la Mesa Directiva de la Cámara de Diputados, instancia superior jerárquica, a efecto de que proceda a determinar la sanción correspondiente, así como a la Comisión Ejecutiva de Atención a Víctimas, para que implemente medidas de reparación integral emitidas en favor de la víctima”, determinó el órgano electoral.
Sin embargo, antes de que fuera conocida esa resolución, el diputado había manifestado que no pediría disculpa alguna, en dado caso de que ello fuera dispuesto como sanción.
“La trata de personas es un problema gravísimo y Tlaxcala es uno de los lugares. Me comentan que hay una diputada que fue senadora, y que está vinculada a este tema [grupos criminales de trata] y que es más bocona que la chingada, no sé si sea cierto o no, pero en Tlaxcala siguen los problemas, pásenme elementos para ponerle una chinga la próxima vez que abra la boca”, dijo Fernández Noroña en aquella ocasión y, aunque reconoció su error, la legisladora del PAN comentó que el tema debía ser resuelto por las instituciones, la defensa jurídica debía primar.
Presentó una queja ante el INE y la Fiscalía General de la República, también solicitó protección de autoridades federales y locales por el riesgo que estas declaraciones representaban para ella, su familia y, en especial, para su hija. Más de 12 meses después, será la Cámara de Diputados la que determine qué castigo procede.
“Lo que no puedo permitir es que alguien piense que a través de su cargo y a través de la estridencia pueda venir a ofender. El mensaje que a mi me deja esto, no se trata solo del diputado ni se trata de Adriana Dávila, se trata de empezar a trabajar sobre el respeto, ni violentadores ni violentadas, las violentadas no tenemos por qué permitir eso”, dijo la diputada entrevista con Rubén Luengas en La Octava este 27 de noviembre.
Adriana Dávila señaló que dejar pasar la ofensa sería darse un lujo y un mal ejemplo en un país con crisis de violencia hacia las mujeres.
El legislador ya ha sido tachado de misógino, en junio del año pasado, por ejemplo, fue público que ofendió a una mujer, a la que llamó “bruta”, por no entender, según él y además por no saber leer. El hecho se desarrolló vía internet, donde se abordó el tema del Nuevo Aeropuerto Internacional de la Ciudad de México.
“Ay mujer no eres más bruta porque no sabes leer. Ahí están más argumentos falaces para los que defienden la construcción del aeropuerto en el Lago de Texcoco. Así que es correcto que les diga ahí les hablan”, escribió en redes sociales.
Unas semanas después de sus comentarios contra Dávila Fernández, el diputado reventó en la conferencia de prensa, donde fue cuestionado sobre su actitud machista. Fue el 28 de octubre en el café La Parroquia, de Xalapa Veracruz, donde legisladores petistas atendían a los medios.
En un momento, una reportera y Fernández Noroña se hicieron de palabras y él reaccionó irritado para irse. Le dijeron “no mame”, lo cual desató su furia y reclamó que si él hubiera dicho eso, ya lo hubieran acusado de violencia de género, mientras se enrojecía del coraje, ante lo cual, las periodistas le dijeron que no generalizara y ahí le recordaron sus acciones misóginas en la Cámara de Diputados.
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