Rafael Caro Quintero, el “Narco de narcos” es supuestamente el capo con más poder en México. De 68 años, procede de una época germinal en que el narco mexicano era un apéndice del colombiano. Una alianza entre éste líder criminal junto con Miguel Ángel Félix Gallardo, el “Jefe de Jefes” (de 74), y Ernesto Fonseca Carrillo, “Don Neto”, (de 90), se encargó de cambiar.
Los tres, fundadores del Cártel de Guadalajara, establecieron un puente con grandes cárteles suramericanos y, ayudados por su conocimiento de la frontera y su explosiva violencia, crearon rutas que con el tiempo dominarían Estados Unidos.
Quintero, nacido en Badiraguato (Sinaloa) tuvo que hacerse cargo de sus 12 hermanos a la edad de 13 años. Había fallecido su padre y para salir adelante cambió el cultivo de frijol por la marihuana.
La fortuna le duró hasta 1985. En ese año, los cabecillas del cártel de Guadalajara cometieron un error que acabaría con ellos. Luego de descubrir que habían sido infiltrados por la DEA, decidieron acabar con su hombre en la zona, Enrique “Kiki” Camarena. El crimen desató una de las mayores persecuciones de la DEA.
El “Narco de narcos” fue uno de los primeros en ser aprehendidos. Las autoridades estadounidense le sorprendieron en su refugio en Costa Rica. En México fue condenado a 40 años prisión, pero nunca se concedió la extradición al país vecino del norte.
En 2013, veintiocho años después de su aprehensión, un error logró que un tribunal de Jalisco le dejase en libertad por un supuesto defecto de forma en el procedimiento penal. Para cuando la sorprendente sentencia fue invalidada, Caro ya había desaparecido.
Su rastro ha emergido ahora en Sonora. En el desierto de aquel estado del norte, Caro Quintero habría tomado las armas y reagrupado sus fuerzas. Según informes de inteligencia, el primer objetivo del capo ha sido disputarle el territorio al mismísimo Cártel de Sinaloa. A sangre y fuego ha hecho sentir sus pasos.
El estado, especialmente en el municipio de Caborca, el regreso del narco ha activado las alertas. De acuerdo con el Observatorio Sonora por la Seguridad, los homicidios en aquella zona rural tuvieron una variación de 208.69 por ciento. Según las cifras de enero a septiembre de este año se registraron 71 homicidios en Caborca, mientras que en 2019, en el mismo periodo se contabilizaron 23.
A nivel estatal, desde fines del año pasado, la violencia escala como nunca. Las muertes y los enfrentamientos ocurren todos los días. Ahora los narcos irrumpen hasta en las cabeceras municipales, y se mueven en ellas con total impunidad, y durante varias horas, seleccionando a quienes van a ejecutar.
Los habitantes mejor callan. Saben que todo está tomado por “ellos”. Saben el precio que se paga por decir lo que todos saben.
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