Pese a que la pandemia de COVID-19 golpeó las operaciones del narcotráfico, grupos como el Cártel Jalisco Nueva Generación (CJNG) se adaptaron e, incluso, aprovecharon la coyuntura para expandir su territorio, pues las autoridades estarían distraídas atendiendo la emergencia sanitaria.
“Bajo el supuesto de que las fuerzas de seguridad están ocupadas en actividades relacionadas con la pandemia como la vigilancia de hospitales, y con una capacidad reducida para intervenir en tiroteos”, reveló un informe del International Crisis Group (ICG).
Considerada la tercera fuerza criminal del mundo por la Administración del Control de Drogas de Estados Unidos (DEA), el CJNG domina en 24 de 32 entidades mexicanas.
Poderío que intentó ampliar en plena pandemia, según reveló (ICG), organización cuyo fin es prevenir y resolver conflictos letales en todo el mundo. En 2010, los liderados por Nemesio Oseguera Cervantes, El Mencho, apenas tenían presencia en cuatro estados de la república, lo que ha demostrado su crecimiento en una década.
Pero los liderados por Nemesio Oseguera Cervantes, El Mencho, no han logrado consolidar su hegemonía en la mayoría de los estados. Incluso en Guanajuato, donde ha ganado más presencia tras la caída de José Antonio Yépez Ortiz, El Marro, otrora cabecilla del Cártel de Santa Rosa de Lima que mantenía un control en el estado, mudándose del robo de combustible a otros delitos como asaltos, secuestros y extorsiones.
“‘Todavía están muy lejos de tener el control total ... [y] el estado permanece extremadamente caliente’, dijo [el 21 de agosto pasado] una fuente que trabaja con las altas esferas del cartel, refiriéndose a la prevalencia del conflicto entre grupos que compiten por el poder”.
Guanajuato es una entidad en el centro del país, considerado por ello un sitio estratégico para el tránsito de drogas desde el Pacífico, hacia la costa del Golfo de México y su conexión con la frontera norte en Estados Unidos. El Marro fue detenido el 2 de agosto pasado y su lugarteniente un par de meses después. Desde entonces, el Cártel de Santa Rosa de Lima ha operado en células para no dejar libre el territorio al CJNG.
El informe del ICG señala que los 198 grupos criminales que operan en México se vieron obligados a suspender sus actividades ilícitas por las interrupciones en el comercio y restricciones a la movilidad. Pero la pausa fue breve. Pues el trasiego de narcóticos ya está regresando a su normalidad.
“El Cartel de Jalisco Nueva Generación, el grupo criminal con más fuerza ahora, ha mostrado sus dientes durante la pandemia en luchas por el control de mercados ilícitos como el narcotráfico y el cobro de ‘impuestos’ a los productos primarios legales. También ha mostrado su poder paramilitar en los medios de comunicación”, detalló el reporte.
Según informes del CJNG al ICG, las duras medidas de países productores y exportadores de cocaína de Sudamérica, presionaron la economía delictiva. Por ejemplo, Colombia cerró sus fronteras marítimas y terrestres, excepto el comercio de carga, desde el 17 de marzo. Todos los vuelos internacionales fueron suspendidos con reapertura gradual en septiembre.
A finales de mayo, refirió un informante del Mencho a la ONG, las importaciones a México de precursores químicos ya estaban “fluyendo muy bien nuevamente”. Con lo cual se sustenta que las interrupciones comerciales fueron breves.
Otras acciones reportadas por el ICG, que las facciones delictivas llevaron a cabo durante la pandemia, fue la entrega de despensas a comunidades vulnerables. El CJNG, por ejemplo, regaló bienes en municipios de Guanajuato como Cuerámaro, Romita, Salamanca, Manuel Doblado, Pueblos del Rincón; también en Zapopan, Jalisco; así como al sur de Veracruz en Coatzacoalcos, Córdoba, Tlacotalpan y Medellín.
Aunque algunos analistas refieren que la agrupación del Mencho superó al histórico Cártel de Sinaloa (con vínculos en los cinco continentes). La DEA ofrece una recompensa de 10 millones de dólares por datos que lleven a la captura del líder del CJNG, que se ha extendido, presuntamente, hasta la misma capital del país, aunque las autoridades locales niegan esa presencia.
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